Copacabana pone fin a 30 años de espera: inaugura su primer INDER y revoluciona el deporte local
Copacabana revoluciona su deporte: luego de tres décadas, crea un instituto con autonomía para gestionar recursos, impulsar talentos y transformar el acceso a la actividad física.
Después de 30 años de funcionamiento, la Junta Municipal de Deportes de Copacabana deja de existir. En su lugar, surge el Instituto de Deporte y Recreación (INDER Copacabana), una transformación que promete revolucionar el acceso, la gestión y el desarrollo del deporte en el municipio. Con 13 votos a favor de los 15 concejales, este cambio no solo moderniza la estructura deportiva local, sino que le da al municipio herramientas reales para impulsar el talento y la actividad física.
El INDER Copacabana no será solo un nuevo nombre, sino una entidad con autonomía para gestionar recursos, financiar proyectos y entregar incentivos a deportistas y clubes. Su misión es clara: fortalecer la cultura deportiva desde la infancia hasta la adultez, promoviendo hábitos saludables y garantizando el acceso equitativo a los espacios deportivos.
El alcalde de Copacabana, Johnnatan Pineda Agudelo, aseguró que “El INDER nos permitirá crear alianzas público-privadas para traer desarrollo y fomento deportivo al municipio, junto a otro importante logro como lo es la creación de la tasa pro-deporte que tiene recursos de destinación específica para este sector”.
Por primera vez, la reglamentación del uso de escenarios deportivos estará en manos de una entidad con poder de decisión, asegurando su óptimo aprovechamiento. Además, el INDER establecerá normas claras para la organización de torneos y competencias, así como la entrega de estímulos económicos a quienes representen al municipio en eventos deportivos de alto nivel.
María Clara Bustamante, designada como nueva gerente del INDER, dijo que “hoy es un día que quedará marcado en la historia, la creación del INDER es motivo de orgullo y alegría, y es un paso trascendental que nos posiciona como un nuevo referente”.
El cambio también traerá una Junta Directiva más eficiente y especializada, que garantizará una mejor administración de los recursos y una planificación estratégica a largo plazo. Con esta transformación, Copacabana apuesta por un futuro donde el deporte no solo sea una actividad recreativa, sino un motor de desarrollo social y bienestar para toda la comunidad.
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Sobrevivió́ a lo imposible: “morí y volví a nacer”, la impactante historia de Jorge
Jorge Andrés Quintero Jaramillo fue inducido a coma después de un accidente en el oriente antioqueño que lo dejó sin habla, sin movimiento y con un pronóstico devastador. Le dijeron a su madre que se preparara para despedirlo, pero ella se aferró a su fe. Hoy, contra todo pronóstico, volvió a caminar, a hablar y a vivir. Ahora se está formando como preparador físico, decidido a recuperar todo lo que la vida casi le arrebata.
El cuerpo de Jorge Andrés Quintero Jaramillo quedó inerte sobre el asfalto aquella madrugada del 3 de agosto de 2023. Su rostro destrozado, la mandíbula fracturada en tres partes y un trauma craneoencefálico lo sumió́ en la inconsciencia. No respiraba, reaccionaba. Los médicos que lo atendieron pensaron que estaba muerto. Pero, de repente, en medio del caos y la desesperación, una de sus manos se movió́.
Fue esa mínima señal de vida lo que hizo que el equipo médico actuara de inmediato. Lo reanimaron, lo intubaron y lo indujeron a un coma. En cuestión de minutos, Jorge pasó de ser un cuerpo sin esperanzas a un paciente en estado crítico. Mientras tanto, su madre recibía la llamada que ninguna madre quiere recibir: su hijo estaba al borde de la muerte.
El accidente ocurrió́ en la vía La Ceja – Rionegro, dejando a cuatro heridos. De todos, él era el más grave. Una ambulancia que pasaba por la zona fue su primera salvación, trasladándolo de urgencia a un hospital cercano. Pero su pronóstico era devastador: “nos dijeron que nos preparáramos para lo peor”, recuerda su madre.
Durante varios meses, Jorge estuvo atrapado en un cuerpo inmóvil. Un mes en un hospital, otro en la clínica Sómer de Rionegro. Mientras él luchaba en silencio por sobrevivir, su familia enfrentaba otro golpe: su abuelo falleció́. Justo ese día, a Jorge le dieron el alta, pero en condiciones desgarradoras.
El joven de 25 años había dejado de ser quien era. Perdió́ la movilidad, el habla y cualquier capacidad de movimiento. Perdió 45 kilos. Era un cuerpo frágil, dependiente de una sonda para alimentarse. Los médicos le dijeron a su madre que eran pocas las esperanzas y que averiguara funerarias. Pero ella se negó́. “Yo tengo fe. Mi hijo va a volver a caminar”, respondió́.
Jorge volvió́ a casa, pero no como cualquiera regresa. Lo trasladaron en ambulancia, en estado vegetativo, con la certeza médica de que nunca volvería a ser el mismo. Su madre, sin embargo, no aceptó esa sentencia. Aprendió́ a cuidarlo, a alimentarlo, a mover sus extremidades rígidas. Día y noche, sin descanso, convirtió́ su hogar en una sala de rehabilitación.
Lo que los médicos daban por imposible comenzó́ a suceder. Primero, Jorge logró comer sin necesidad de una sonda. Luego, pudo sentarse en una silla de ruedas. Un día, con ayuda, logró ponerse de pie. Más adelante, dio su primer paso.
Pero la recuperación no fue fácil. Cada avance traía consigo un nuevo reto. Aprender a hablar de nuevo fue una de las pruebas más difíciles. “Al principio, cuando me quitaron la traqueostomía, tenía un huequito que, si no me lo tapaba así́, yo hablaba y no me salía nada porque se me iba todo el aire”, recuerda.
Con el tiempo, cada pequeño logro lo acercaba más a la vida que había perdido. Y con cada paso, su percepción de la vida cambió. “Ahí́ sí supe cuál es el significado de la familia”, dice con la voz cargada de emoción.
Hoy, después de meses de esfuerzo, ha recuperado el habla, camina cada vez mejor y hasta volvió́ al gimnasio. No solo está de pie, sino que se está́ formando como preparador físico, convencido de que su historia es una prueba de fortaleza. “Primero Dios, segundo cómo uno piense y tercero: la disciplina que uno le ponga a los objetivos que uno quiere”, asegura.
Pero si hay alguien que nunca lo dejó caer, fue su madre. Jorge lo tiene claro: “mi mamá es mi guerrera. ¿Qué seria de mí si no te tuviera a ti al lado?”.
Él no es el mismo joven que se subió́ aquel 13 de agosto al asiento del copiloto. Algo en él cambió para siempre. “Ustedes conocían al loco de antes que no creía en Dios. Ese día se murió́ y nació́ una persona totalmente diferente”, afirma.
Contra todo pronóstico, venció́ a la muerte y volvió́ a nacer.
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Itagüí sin hambre: un salvavidas para los más vulnerables
La Alcaldía ha puesto en marcha una estrategia para garantizar alimentación digna a las poblaciones más vulnerables, con comedores comunitarios, entrega de paquetes alimentarios y tamizajes nutricionales en la primera infancia.
Garantizar el acceso a una alimentación digna y saludable para las poblaciones más vulnerables es una de las prioridades en Itagüí. Para ello, la Alcaldía ha puesto en marcha diversas estrategias enmarcadas en su Política Pública de Seguridad Alimentaria y Nutricional, proyectada hasta 2031.
Una de las acciones más importantes es la implementación de cinco comedores comunitarios en los barrios El Guayabo, San Isidro, La Santa Cruz, San Francisco y Calatrava. Allí, cerca de 400 personas en situación de vulnerabilidad, entre niños, adultos mayores, personas con discapacidad y habitantes de calle, reciben diariamente un plato de comida. Solo en lo que va del 2024, estos espacios han servido 72.930 raciones.
Además, para apoyar a familias de bajos recursos, se han entregado 8.530 paquetes alimentarios con productos básicos como arroz, pasta, aceite y alimentos ricos en proteínas. A esto se suman las asesorías permanentes para la implementación de huertas urbanas y rurales, promoviendo el autoconsumo y la alimentación saludable.
El alcalde de Itagüí, Diego Torres dijo que “la seguridad alimentaria es un derecho fundamental y es nuestra responsabilidad como administración promover que las personas en situación de vulnerabilidad tengan acceso a alimentos adecuados para su salud. A través de estos programas, buscamos no solo combatir el hambre, sino también mejorar la calidad de vida de nuestros 300.000 habitantes”.
Otro eje clave de esta estrategia son los tamizajes nutricionales en la primera infancia. El año pasado, se realizaron cerca de 800 valoraciones a niños de jardines infantiles e instituciones educativas públicas y privadas, con el objetivo de detectar casos de desnutrición aguda, malnutrición, sobrepeso u obesidad. Con estos resultados, se han implementado las atenciones y remisiones necesarias para mejorar la salud de los menores.
Con estas iniciativas, Itagüí sigue avanzando en su compromiso de garantizar el derecho a la alimentación y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
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“Le pedimos a Dios fortaleza para perdonar”: familia de adulta mayor fallecida, tras ser atropellada
Fabiola Jaramillo de Arango tenía 89 años, cinco nietos y una vida que terminó de la forma más absurda e injusta: atropellada y abandonada en una silla de Itagüí por el mismo hombre que la arrolló. No la llevó a un hospital, no esperó a que llegara una ambulancia. Solo la acomodó como si con eso pudiera aliviar su culpa y desapareció. Hoy, mientras su familia le daba el último adiós en sus exequias, el dolor se mezclaba con la indignación. Parientes confirmaron en Exclusivo Colombia que el conductor se presentó ante las autoridades, pero la pregunta sigue en el aire: ¿por qué huyó?
Fabiola Jaramillo de Arango tenía 89 años y una vida llena de historias. Era madre, abuela y una mujer que aún conservaba la costumbre de salir a tomar el aire en las tardes. Un día, esa rutina se convirtió en tragedia. Salió de su vivienda y, en cuestión de segundos, fue atropellada por un vehículo. El conductor, un hombre cuya identidad aún no se ha revelado públicamente, no la llevó a un hospital, no esperó a que llegara una ambulancia. La acomodó en una silla, pidió “auxilio” y desapareció. “Lo único que hizo fue bajarse, pedir ayuda y luego se fue”, cuenta un familiar con voz entrecortada. No sabemos qué pasó por su cabeza. ¿Cómo alguien puede abandonar a una persona en esas condiciones?”.
La silla en la que la dejaron se convirtió en su último refugio antes de que la vida se le escapara.
La familia recibió la noticia con incredulidad. “No entendemos cómo pudo pasar algo así. Era una persona mayor, indefensa. Ni siquiera se aseguró de que estuviera bien”, lamentan.
Exclusivo Colombia conoció que el conductor se entregó a las autoridades. Sin embargo, su huida inicial dejó muchas preguntas sin respuesta. ¿Fue miedo? ¿Indiferencia? ¿Pensó que podía escapar de la responsabilidad?
El caso de Fabiola Jaramillo de Arango no es solo una tragedia personal. Es el reflejo de una realidad donde la negligencia y la falta de empatía pueden costar vidas. Hoy, su familia busca respuestas y justicia. No quieren que su muerte quede en el olvido, como una historia más en la larga lista de víctimas de conductores que huyen.
Su doloroso caso es ahora un símbolo de la ausencia, del dolor y de la exigencia de que la justicia haga su parte. Porque nadie debería ser atropellado y dejado atrás como si su vida no importara.
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Dolor y tragedia: dos menores se quitan la vida el mismo día
Uno de los dos devastadores casos que hoy sacude a Medellín y Bello se reportó en el Hospital Mental de Antioquia, donde un joven de 14 años, con un historial de depresión y trastornos conductuales, fue hallado sin vida en un baño. Las muertes ponen en evidencia la cruda realidad de la salud mental en los adolescentes.
Medellín y Bello fueron escenario de una tragedia que dejó a dos familias devastadas: la muerte de dos menores por suicidio el mismo día. Los dos casos, aunque distintos en sus circunstancias, comparten un dolor común: el sufrimiento invisible que atraviesa la juventud colombiana y la urgente necesidad de visibilizar y tratar los problemas de salud mental en los adolescentes.
El primer caso ocurrió en el Hospital Mental de Antioquia, en Bello, donde un menor de 14 años, fue hallado sin vida en el baño de su habitación. A pesar de los esfuerzos de los enfermeros por reanimarlo, su vida no pudo ser salvada. Según los informes iniciales, el joven estaba siendo tratado por un episodio depresivo grave y un trastorno opositor desafiante, entre otros diagnósticos, lo que lo llevó a ser aislado en una habitación individual debido a su comportamiento. El joven, cuya historia es dolorosamente similar a la de muchos adolescentes que atraviesan momentos difíciles, era uno de los pacientes que recibía atención especializada en el hospital. Aunque los profesionales de salud mental intentaron brindarle el apoyo necesario, el joven no pudo superar su sufrimiento.
Pocas horas después, la comuna 7 – Robledo de Medellín, fue escenario de otro acto de desesperación. Un menor de 17 años, fue encontrado sin vida por sus padres en el balcón de su hogar. Según el reporte, el joven sufría de depresión, aunque no se habían conocido previamente detalles que pudieran haber permitido intervenir antes de la tragedia. Este suceso dejó a su familia y amigos en un profundo dolor, sumidos en la incertidumbre de si algo más se podría haber hecho para prevenir su muerte.
Ambos casos han puesto en evidencia la fragilidad emocional de los adolescentes en un contexto donde la salud mental sigue siendo un tema tabú en muchas comunidades. La depresión juvenil y los trastornos mentales son cada vez más comunes entre los jóvenes colombianos, pero la falta de acceso a servicios de salud mental adecuados y la estigmatización que aún existe alrededor de la enfermedad mental dificultan la búsqueda de ayuda y tratamiento.
En desarrollo.
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Su cuerpo se paralizó, su espíritu nunca se rindió: la historia de un antioqueño que venció al Guillain-Barré
Julián Alonso Pérez se despertó como cualquier otro día, pero en cuestión de horas su cuerpo dejó de responderle. La parálisis lo atrapó mientras los médicos ignoraban su urgencia. Sin embargo, el agua, que alguna vez fue su pasión, se convirtió en su salvación. Con cada brazada, le ganó la batalla a la enfermedad.
El 2 de septiembre de 2023, Julián Alonso Pérez se despertó sintiendo un cansancio extraño, como si el peso del mundo se hubiera instalado en su cuerpo. No le dio demasiada importancia. Pensó que tal vez era el trabajo o el estrés de la cotidianidad. Intentó caminar, pero algo no estaba bien. En cuestión de segundos, la fuerza en sus piernas y manos desapareció como si alguien le hubiera apagado un interruptor “di unos pasos y cuando me senté, perdí la fuerza en las piernas y en las manos”, recuerda con nostalgia, porque ese fue el instante exacto en el que su plan de vida se interrumpió.
El miedo lo envolvió. Intentó mover los dedos, pero no respondieron. Quiso levantarse sin éxito, pero su cuerpo no le obedecía. Se obligó a pensar que sería algo pasajero, un malestar temporal, pero en el fondo sabía que algo más estaba ocurriendo. Su padre llegó de inmediato y al verlo tan frágil, sin poder sostenerse en pie, lo llevó a urgencias del Hospital Pablo Tobón Uribe. Julián confiaba en que allí encontrarían respuestas. Sin embargo, la indiferencia fue lo primero que encontró “llegó mi papá, me llevó al hospital al Pablo Tobón, el médico me atendió, luego dijo que no era una urgencia, entonces me sacó del hospital. Yo estaba paralizado por completo, no tenía fuerza. Entonces mi padre me llevó como pudo a la sede de urgencias en el barrio Córdoba. Allá me tuvieron desde las 8 de la mañana, me revisaron cuatro médicos y ninguno descubría mi diagnóstico”.
¿Cómo podía no ser una urgencia perder la movilidad en cuestión de horas? ¿Cómo podía un cuerpo, que hasta el día anterior nadaba con destreza, ahora no responder? Pero los médicos lo dejaron ir. Su padre, angustiado, no se rindió. Lo llevó a otro centro asistencial, esperando que alguien comprendiera la gravedad del asunto. Cuando finalmente lo trasladaron a la clínica Fundadores, una neuróloga lo examinó y, sin dudarlo demasiado, concluyó que lo suyo era estrés “al comienzo la neuróloga me dijo que era un nivel de estrés alto”.
Pero Julián sabía que no era estrés. Su cuerpo se estaba rindiendo y él no podía hacer nada para detenerlo. La enfermedad avanzaba sin tregua y luego, cuando intentó desayunar, la angustia se convirtió en terror “después me llevaron el desayuno y mi tráquea estaba cerrada, ya no podía comer ni siquiera un huevo, tampoco agua, me ahogaba con todo, entonces volvieron a llamar a la neuróloga y me trasladaron para una UCI”.
El tiempo se convirtió en un enemigo. A cada hora que pasaba, su cuerpo se paralizaba más. Sus piernas eran dos bloques de cemento, sus brazos no le obedecían, y luego llegó lo impensable: su rostro también empezó a apagarse “al domingo, es decir, casi una semana después dijeron que efectivamente adquirí el síndrome de Guillain Barré. Yo estaba paralizado, también se me paralizó la cara. Fue otro momento traumático. Lloré, fue algo muy duro”.
El síndrome de Guillain-Barré había atacado sus nervios y le estaba arrebatando todo. El hombre fuerte que entrenaba en el agua ahora dependía de otros para absolutamente todo. No podía moverse, no podía comer solo, no podía sostenerse en pie. En sus momentos más oscuros, llegó a pensar que nunca volvería a hacerlo.
Pero Julián no estaba dispuesto a rendirse “contraté a un terapeuta para que me ayudara y poder moverme con toda la actitud. Luego me fui para la finca de un familiar y en la piscina comencé a hacer terapia”.
El agua, que antes era su campo de batalla en el Rugby acuático, se convirtió en su refugio. Allí, donde su cuerpo no pesaba tanto, comenzó a recuperar pequeños movimientos. Al principio apenas podía flotar, luego empezó a mover lentamente los brazos y las piernas. Pero el camino estuvo lleno de obstáculos “tuve muchas caídas que me retrocedieron mucho en mi proceso, estuve casi quieto varios días porque me había jodido un tobillo, entonces no podía ponerme de pie”.
Cada caída era una prueba de fuego. Cada dolor, un recordatorio de que la recuperación no sería rápida ni sencilla. Pero si algo tenía claro era que no estaba solo “la ayuda de Dios fue indispensable, mi papá y mi mamá que fueron incondicionales. Ellos estuvieron atentos, moviéndome y haciéndome cosas, también mis hermanas, mi mejor amiga que se llama María Luisa Ramírez estuvo pendiente de mí mucho tiempo y era la que me movía, la que me activaba, la que me hacía reír. Después llegó una prima quien estuvo pendiente todo el tiempo; todos los del grupo Rugby estuvieron súper pendientes, Santiago fue uno de los que estuvo más pendiente”.
Con paciencia, y con el apoyo de quienes nunca lo dejaron solo, Julián logró su primera gran victoria: ponerse de pie, aunque fuera con ayuda “luego tuve el soporte de un aparato que me sostenía de pie, entonces no me dejaba caer. Con eso también empecé el ejercicio para caminar”.
Pero los triunfos que más lo llenaban de emoción no eran los grandes avances físicos, sino los pequeños momentos de independencia que la enfermedad le había arrebatado “en diciembre fue la primera vez que pude cocinar. En enero cogí por primera vez un carro y en febrero empecé a nadar. Yo llegaba en silla de ruedas, entonces todo el mundo me apoyaba y me ayudaba a meterme a la piscina y así me fui recuperando”.
El club Medellín Underwater no solo le abrió las puertas, sino que le devolvió la esperanza. En cada entrenamiento, rodeado de compañeros que lo apoyaban, encontró la fuerza para seguir adelante. El agua, que alguna vez fue su refugio, se convirtió en su mayor aliada para vencer la enfermedad. Allí, entre brazadas y esfuerzo, recuperó no solo su movilidad, sino también las ganas de seguir luchando.
Cocinar. Conducir. Nadar. Acciones que para cualquiera pueden ser simples, para él eran pruebas de que estaba recuperando su vida. Pero su historia aún no termina. Su cuerpo, aunque más fuerte, sigue en un proceso de recuperación. Y él, que ya ha logrado lo imposible, no tiene dudas de lo que viene “los dos próximos objetivos que tengo es correr y subir escalas”.
Y lo logrará. Porque Julián es la prueba de que la voluntad puede ser más fuerte que cualquier enfermedad, que el cuerpo puede rendirse, pero el espíritu nunca, que, aunque la vida le haya dado el golpe más duro, él se ha levantado. Y seguirá haciéndolo, hasta volver a correr.
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Durango y Abogados, junto a Arias y Pereira Abogados, expande su presencia internacional con la apertura de su primera oficina en Miami
La firma legal Durango y Abogados, S.A.S. en asociación con Arias y Pereira Abogados, ha inaugurado su primera sede en Estados Unidos, ubicada en el 2600 S. Douglas Road, STE 1004, Coral Gables, FL 33134. Este paso estratégico responde a la creciente demanda de servicios legales transfronterizos, especialmente en un entorno global donde la comunidad hispana y clientes internacionales requieren asesoría especializada en cuestiones complejas.
La nueva oficina se establece en Miami, uno de los principales centros financieros y culturales del país, lo que la posiciona de forma ideal para atender casos de alta complejidad. Con esta expansión, las firmas buscan ser un puente legal entre América Latina y el mercado estadounidense, ofreciendo soluciones integrales en áreas críticas del derecho.
Dentro del equipo de Durango y Abogados se destaca el liderazgo del reconocido abogado penalista Iván Durango, experto en extradición. Su vasta experiencia y trayectoria en la defensa de casos de alto impacto han cimentado la reputación de la firma como referente en el ámbito legal internacional. Durango ha sido fundamental para desarrollar estrategias de defensa sólidas y efectivas, lo que le ha permitido asesorar a clientes en procesos judiciales que trascienden fronteras.
La firma se especializa en diversas áreas, entre las que se encuentran:
• Extradición
• Delitos relacionados con drogas
• Delitos sexuales
• Delitos violentos
• Crímenes de cuello blanco
• Derecho migratorio (incluyendo visas de inmigrantes y no inmigrantes, asilo, green card, naturalización y defensa en deportación)
Estas líneas de práctica están diseñadas para abordar los desafíos legales más complejos, desde casos penales hasta litigios internacionales. La combinación de experiencia y conocimiento en distintas ramas del derecho permite a la firma ofrecer asesoría de alto nivel y soluciones personalizadas para cada situación.
La apertura de esta sede en Miami no solo refuerza el compromiso de Durango y Abogados y Arias y Pereira Abogados con la excelencia, sino que también amplía su capacidad de respuesta ante situaciones transfronterizas.
Esta expansión se produce en un momento en que la interconexión global exige un enfoque multidisciplinario y coordinado en el campo legal. La nueva oficina permitirá a la firma coordinar esfuerzos con organismos internacionales, facilitando la gestión de casos complejos que involucran jurisdicciones múltiples y retos legales innovadores.
Con una visión clara de crecimiento y adaptación a un mercado legal en constante evolución, Durango y Abogados y Arias y Pereira Abogados se posicionan para liderar la asesoría legal en el ámbito internacional. La apertura de esta sede es el reflejo del compromiso inquebrantable de la firma por brindar servicios legales de alta calidad, reafirmando su misión de garantizar justicia y protección para sus clientes en cada etapa de sus procesos judiciales.
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“Dicen el cómo pero no el porqué”: piloto que encontró aeronave siniestrada en Urrao, tras informe preliminar de la Aerocivil
Bajo el manto de la niebla en el Páramo de Piedras Blancas, en Urrao – Antioquia, una aeronave se estrelló, dejando 10 muertos y un enigma sin resolver. El informe preliminar de la Aerocivil detalla cifras y protocolos, pero el piloto, Miguel Gnecco, quien encontró la aeronave en medio de la selva sostiene que, tras esos números, se ocultan interrogantes fundamentales sobre las causas reales del accidente.
Tras el informe preliminar revelado por la Aerocivil sobre el accidente aéreo en el Páramo de Piedras Blancas en Urrao – Antioquia, que dejó 10 muertos el pasado 8 de enero, Miguel Gnecco, el piloto que avistó la aeronave en medio de la selva, hizo un análisis detallado del documento. Según Gnecco, el reporte resulta excesivamente superficial “es un documento que explica a simple vista lo que cualquier persona con acceso a la información básica ya conoce: se describe el cómo, pero no se profundiza en el porqué”, afirmó el piloto. Para él, a pesar de que se evidencian ciertos hechos, faltan detalles fundamentales sobre las causas reales del accidente, lo que deja muchas preguntas sin respuestas.
Uno de los puntos críticos que destacó fue la discrepancia en la altitud de vuelo “lo que se ve claro es que, aun volando bajo reglas visuales (VFR), la aeronave nunca alcanzó la altitud estipulada en el plan de vuelo. En lugar de llegar a los 11.500 pies, se limitó a 11.200”, explicó Gnecco. Este dato resulta alarmante, ya que poco después inició un descenso en condiciones que no eran del todo visuales, lo que culminó en un impacto fatal contra un cerro, mientras la aeronave se encontraba entre nubes.
El análisis revela además que, a 40 millas de Medellín, el último reporte de la torre indicaba que deberían haber mantenido al menos los 11.500 pies, pero la investigación muestra que ya venían descendiendo. En la ruta, a la izquierda se encuentra el cerro El Burro a 12.000 pies y, más adelante, a la derecha, el cerro San José, también a 12.000 pies. Entre ambos, existen elevaciones que alcanzan los 10.000 pies “nadie entiende por qué volaban a 9.500 pies, aún en plena trayectoria entre esos cerros”, cuestionó Gnecco, quien también se sorprendió por la falta de advertencia por parte de la torre de control, que conocía la altitud y velocidad de la aeronave.
El piloto enfatizó que, si bien el informe insiste en que no se busca asignar culpabilidad, es inaceptable que alguien deba rendir cuentas en un accidente que cobró 10 vidas y destruyó una máquina valorada en casi medio millón de dólares “las víctimas y sus familias tienen derecho a conocer no solo el cómo, sino el porqué de lo ocurrido”, insistió.
El análisis de Gnecco se apoya en cifras reveladoras:
• La aeronave despegó y a los 5 minutos de vuelo se registró un reporte en ascenso.
• 32 minutos después del despegue, el radar mostró que alcanzó su máxima altitud de crucero, 11.200 pies, en lugar de los 11.500 indicados en el plan de vuelo.
• Siete minutos más tarde, la altitud descendía a 10.650 pies mientras aún se encontraba a unas 36 millas de Medellín.
Estas cifras abren una serie de interrogantes:
• ¿Por qué inició el descenso estando aún entre cerros, sin haber sobrepasado la zona de peligro?
• ¿Se debió a una falla en la aeronave o fue un error humano?
• ¿Qué motivó que nunca se mantuviera la altitud de crucero estipulada?
• ¿Por qué la torre de control, conociendo la situación, no advirtió o exigió mantener la altura mínima, especialmente entre 40 y 25 millas de Medellín?
La oficina de radar confirma que el descenso comenzó prematuramente y, según los datos, en condiciones de vuelo instrumental (IMC) en lugar de visuales (VMC/VFR). Esta situación refuerza la necesidad de indagar a fondo en la secuencia de decisiones y acciones que llevaron al fatal desenlace.
Finalmente, se sabe que la aeronave fue encontrada el 9 de enero a las 15:50 en un helicóptero de Heliservice, matrícula HK 4276, casi 22 horas después del accidente. Este hallazgo, lejos de resolver las dudas, intensifica la demanda de claridad y responsabilidad.
Mientras la investigación continúa, el análisis de Miguel Gnecco plantea preguntas esenciales que requieren respuestas urgentes:
• ¿Falló la aeronave en algún componente crítico?
• ¿Por qué se inició el descenso antes de tiempo?
• ¿Qué motivos llevaron a no mantener la altitud de crucero prevista?
• ¿Debió la torre de control intervenir para evitar un descenso tan peligroso? La comunidad y las familias de las víctimas exigen una investigación rigurosa que no se conforme con lo evidente, sino que esclarezca
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El impacto de la captura de extranjeros en Medellín
Narcotráfico, hurto y explotación sexual: los delitos detrás de cerca 370 capturas de extranjeros en Medellín
En los últimos dos años, más de 370 extranjeros han sido capturados por distintos delitos, desde homicidios y hurtos hasta narcotráfico y explotación sexual. Las autoridades han desplegado una ofensiva sin precedentes para frenar a quienes llegan a la ciudad con intenciones criminales, reforzando operativos, inteligencia y patrullajes en puntos estratégicos. Mientras miles de turistas visitan la capital antioqueña cada año, un grupo reducido ha intentado convertirla en su centro de operaciones ilícitas, pero la Policía y la Fiscalía siguen creando estrategias para enfrentarlos.
En los últimos dos años, Medellín ha fortalecido su lucha contra el crimen con una estrategia de seguridad que ha permitido la captura de decenas de extranjeros involucrados en distintos delitos. La articulación entre la Policía Metropolitana, la Fiscalía y la Secretaría de Seguridad ha sido clave para logar estos resultados, con operativos focalizados en las zonas de mayor incidencia delictiva y el refuerzo de unidades especializadas que han permitido actuar con mayor precisión frente a diversas amenazas.
Durante 2024, las autoridades capturaron a 228 extranjeros por distintos delitos, y en lo que va de 2025, la cifra alcanza los 143. Si bien el número total ha disminuido, la presencia de extranjeros en actividades delictivas sigue siendo un reto para la seguridad de la ciudad. El narcotráfico ha sido el delito con mayor impacto en las capturas, con 140 detenciones en 2024 y 77 en 2025, lo que demuestra que el tráfico de estupefacientes sigue siendo una de las principales razones por las que algunos extranjeros terminan en la mira de las autoridades.
Para enfrentar este fenómeno, la Policía ha intensificado las labores de inteligencia y patrullaje en puntos estratégicos, logrando desarticular redes dedicadas al tráfico de drogas y al hurto. En este último delito, se registraron 53 capturas en 2024 y 24 en 2025, lo que evidencia una reducción significativa gracias al aumento de los controles y la presencia policial en sectores turísticos y comerciales. Además, se han reforzado los operativos en aeropuertos, terminales de transporte y zonas de alta afluencia para identificar a posibles infractores antes de que cometan delitos.
Más allá del narcotráfico y el hurto, las autoridades han logrado importantes avances en la persecución de delitos de alto impacto. En 2024, fueron capturados cinco extranjeros por homicidio, y en 2025 la cifra es de tres. También se ha logrado la detención de personas vinculadas con delitos sexuales, violencia intrafamiliar y porte ilegal de armas, evidenciando el esfuerzo de los equipos especializados, como el Gaula y las unidades de Infancia y Adolescencia, en la protección de los ciudadanos.
Uno de los principales desafíos ha sido garantizar la seguridad sin afectar la imagen de la ciudad como destino turístico. Medellín es visitada cada año por miles de extranjeros que llegan con fines recreativos, de negocios o académicos, y el trabajo de las autoridades ha estado enfocado en evitar que la delincuencia empañe la experiencia de quienes buscan disfrutar de la ciudad. Para ello, se han implementado estrategias de prevención y acompañamiento en las zonas de mayor concentración de turistas, además de campañas de sensibilización para que los visitantes respeten las normas y eviten situaciones de riesgo.
El compromiso de Medellín con la seguridad sigue firme. La Policía y la Secretaría de Seguridad han demostrado que, con inteligencia y operativos bien estructurados, es posible contener el crimen y proteger a la ciudadanía. Sin embargo, el trabajo no se detiene. La cooperación con agencias internacionales y la integración de nuevas tecnologías en la lucha contra el delito serán claves para mantener a raya a las estructuras criminales que intentan operar en la ciudad.
Los resultados obtenidos hasta ahora son una muestra del esfuerzo constante por hacer de la ciudad un lugar seguro para todos, y la estrategia continuará fortaleciéndose para garantizar que quienes llegan con buenas intenciones puedan disfrutarla sin temor, mientras que quienes pretendan delinquir enfrenten el peso de la ley.
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Pedro Nel Zapata: de la prisión a la libertad, tras probar su inocencia
Pedro Nel Zapata Arroyave, dedicó casi tres décadas de su vida a TCC, fue detenido el 13 de diciembre de 2021, acusado por tráfico de medicamentos de control y tuvo que vivir más de tres años de lucha legal y una detención domiciliaria. Cuenta que a lo largo de este proceso, enfrentó la indiferencia de la empresa que le dio su empleo y el desgaste emocional de una acusación que no solo le robó su libertad, sino que dejó secuelas profundas en su salud y su entorno familiar. Ahora, con la justicia de su lado, Pedro fue absuelto.
El 13 de diciembre de 2021, Pedro Nel Zapata Arroyave vivió uno de los momentos más difíciles de su vida: a las 7 de la mañana, fue capturado en las instalaciones de TCC, donde había trabajado durante casi 30 años. Cuenta que fue acusado de estar involucrado en un supuesto tráfico de medicamentos de control, un cargo que jamás imaginó enfrentar. A partir de ese momento él y su familia comenzaron a vivir un calvario que duro más de tres años.
Pedro Nel ingresó a TCC el 1 de junio de 1994, llegaba desde Liborina con sueños de estabilidad. “Empecé como estibador y luego me cambiaron a auxiliar logístico, un puesto que consistía en recoger y entregar mercancías tanto de otras partes del país como del extranjero”. Durante más de 12 años, su trabajo fue cumplir con esas entregas, sin tener la menor idea de lo que llevaban los paquetes sellados. “Las mercancías llegaban completamente selladas, nosotros no teníamos conocimiento del contenido interior”, explicó.
Sin embargo, la tranquilidad de su rutina laboral se vio alterada cuando, tras una lesión en la columna, fue reubicado en otro puesto “me reubicaron en un trabajo más liviano, que consistía en entregar mercancías a los clientes que iban directamente a nuestras instalaciones”. Pedro cumplió con su labor sin sospechar que un paquete relacionado con un cliente en particular, Humberto de Jesús Muñoz, lo involucraría en una investigación.
Muñoz, quien transportaba medicamentos de control, se convirtió en el foco de una investigación por parte de la Fiscalía. Sin embargo, Pedro asegura que no sabía nada sobre el contenido de los paquetes. “Nunca supe que el contenido de esas mercancías fuera ilícito, pues todo estaba completamente sellado”.
El caso tomó fuerza cuando, seis meses antes de su captura, Alexander Sarasa, jefe de seguridad de TCC, le ordenó no entregar un paquete relacionado con una guía específica que ya había sido entregada. Pedro recordó que intentó aclarar la situación “fui a hablar con uno de mis jefes para explicar lo que había sucedido, pero no fui escuchado. No me atendieron”.
El 13 de diciembre de 2021, Pedro fue arrestado en las instalaciones de TCC. “Me capturaron a las 7 de la mañana. Me leyeron los derechos, me esposaron y me llevaron al búnker de la Fiscalía”, relató. Estuvo recluido durante 24 días y fue sometido a varias audiencias. En su defensa, su abogado, Juan Sebastián Duque, solicitó a TCC que entregara documentación que pudiera aclarar su inocencia, pero la empresa se negó. “Mi abogado pidió información, pero TCC no colaboró. Tuvimos que recurrir a otras instancias para poder demostrar lo que realmente sucedió”, señaló Pedro, frustrado por la falta de apoyo de la empresa.
Durante los 35 meses que Pedro estuvo bajo arresto domiciliario, la situación de su familia se volvió insostenible. “Estuve en casa por cárcel, y eso afectó mucho a mis hijos, mi esposa y mis padres”, dijo. La enfermedad de su padre, que ya sufría de problemas de salud, se complicó y, finalmente, falleció. “Mi padre se agravó mucho, y mi madre, una mujer mayor, también sufrió las consecuencias de todo esto. Ella bajaba hasta el primer piso para verme en el tercer piso, y eso la afectaba mucho. Se deprimió profundamente”, explicó.
La crisis también impactó a sus hijos. “Mi hija Natalia y mi hijo Santiago estaban estudiando en ese momento. Todo eso los afectó enormemente. Fue una situación muy difícil para ellos. Lo que más me ayudó a salir adelante fue el amor y el apoyo de mi familia. Ellos nunca me dejaron caer del todo. Gracias a ellos, hoy estoy aquí tratando de levantarme”.
El proceso judicial fue largo y desgastante, pero finalmente, el 27 de noviembre de 2024, Pedro fue absuelto de todos los cargos. “Después de más de tres años, fui absuelto de todo lo que me imputaron. Es un alivio, pero las secuelas quedan”, dijo Pedro, quien sigue lidiando con las secuelas emocionales de la experiencia. “He tenido insomnio, ansiedad, y siento como si me persiguieran. Esta experiencia me ha dejado huellas muy profundas”.
Una de las personas clave en su defensa fue Humberto de Jesús Muñoz, el cliente que inicialmente había sido el foco de la acusación. “Él fue testigo en mi favor, y afirmó que yo no tenía conocimiento de lo que transportaba. Eso fue fundamental para demostrar mi inocencia”, subrayó Pedro.
Lo que más le dolió a Pedro fue la indiferencia de TCC. “Nunca recibí una llamada de la empresa, ni siquiera para saber cómo estaba. No hubo ni una palabra de apoyo, ni de interés por mi situación. Al contrario, hubo un silencio total”. A pesar de haber dedicado casi tres décadas a la empresa, Pedro no recibió ningún respaldo de la organización en los momentos más difíciles de su vida.
Luego de ser absuelto, Pedro sigue buscando la forma de reconstruir su vida. Aunque la justicia le dio la razón, el daño ya está hecho. La experiencia lo cambió a él y a su familia. “Lo único que quiero es que se haga justicia de verdad, y que las instituciones responsables, como TCC, asuman su parte. Porque la indiferencia de la empresa fue lo que más me dolió en todo este proceso”, concluyó Pedro Nel Zapata, un hombre que, a pesar de todo lo vivido, sigue adelante con la ilusión de retomar su vida y su paz.
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