El hombre que entiende a los perros: la historia del Etólogo, Andrés Valencia
Los perros no hablan, pero Andrés Valencia los entiende. Descifra sus miedos, ansiedades y traumas con una precisión asombrosa. Actualmente es el Etólogo del albergue El Arca, en La Estrella, y experto en el vínculo humano-perro. Hace 16 años dedica su vida a transformar la relación entre canes y humanos en Colombia.
En un rincón de Antioquia, donde el bullicio de la ciudad se apaga y los cerros envuelven la cotidianidad con su verde intenso, Andrés Valencia se mueve con la naturalidad de quien lleva años entendiendo un lenguaje que pocos dominan: el de los perros. No es solo un adiestrador, ni un simple amante de los animales. Su mirada va más allá del comportamiento; estudia la conexión profunda entre humanos y canes, desentrañando los miedos, ansiedades y emociones que moldean su conducta.
Andrés, zootecnista de la Universidad Nacional, con un diplomado en Etología de la Universidad CES y un magíster en Etología de la Universidad de Zaragoza, ha dedicado los últimos 16 años a trabajar con perros. No los entrena como quien moldea una máquina obediente, sino que los comprende desde su esencia. “Amo lo que hago y hago lo que amo. Ese es mi estilo de vida, yo no trabajo, salgo a conocer familias maravillosas y perros espectaculares”, dice con la convicción de alguien que encontró su propósito.
Su historia con los perros comenzó como empiezan las grandes pasiones: sin planes, casi por instinto. Lo que en un principio fue una curiosidad se convirtió en una misión de vida. Su empresa, Happy Dog, no solo lleva el nombre de su perro más feliz, sino que encapsula su filosofía. Aquí no se trata de corregir con gritos o imposiciones, sino de guiar con paciencia y respeto. En Happy Dog hay entrenamiento, clases de Disc-Dog, consultas etológicas y una variedad de accesorios y juguetes diseñados para estimular a los perros. Todo tiene un propósito: hacer que cada perro y su familia vivan en armonía.
En su consulta, Andrés atiende casos que van desde la ansiedad por separación hasta agresividad por miedo. Explica que muchos problemas de conducta no son meros caprichos de los perros, sino señales de algo más profundo. “Cuando el perro es cachorro y empieza a hacerse pipí o popó en la casa, no es un tema etológico sino de adiestramiento. Pero si es adulto, se queda solo y empieza a hacer sus necesidades por toda la casa, ahí sí es un tema etológico”, señala. Sabe que cada caso es único y que la clave está en entender las raíces del comportamiento.
Para él, la etapa más crucial en la vida de un perro es el primer año. Es ahí donde se construyen los cimientos de su personalidad, donde los temores pueden transformarse en miedos si no se manejan correctamente. “Por ejemplo, un perro que de cachorro se asusta con un ruido fuerte y su familia lo palmetea o lo consiente, sin darse cuenta refuerza ese temor. Con el tiempo, ese temor se convierte en miedo y después del año aparecen las fobias, como el miedo a los truenos, la pólvora o ciertos sonidos”.
En el albergue El Arca, de la Estrella en Antioquia, donde Andrés es el etólogo, los perros que han sido rescatados de abandono o maltrato encuentran en él un aliado para sanar. Sus métodos, basados en la etología y en el respeto por la naturaleza del perro, han permitido que muchos animales con traumas profundos puedan encontrar una segunda oportunidad. Allí́, con la paciencia de quien entiende que el tiempo es clave, observa, analiza y guía a los perros hacia la estabilidad.
Los ladridos, aullidos y comportamientos erráticos que para muchos son solo problemas de convivencia, para Andrés son un lenguaje claro. “Las vocalizaciones excesivas, el perro que ladra y ladra todo el tiempo, o que empieza a hacer daños en la casa cuando su familia se va, son señales de una ansiedad por separación que debe tratarse desde la Etología”.
Su trabajo no se limita a consultas o entrenamientos. Es una labor de educación constante, enseñando a las personas a leer a sus perros, a entender que el vínculo no se construye con castigos sino con comunicación. Porque al final del día, su misión no es solo ayudar a los perros, sino transformar la relación entre ellos y sus humanos, creando conexiones más profundas y felices.
- Published in CIUDAD
Copacabana pone fin a 30 años de espera: inaugura su primer INDER y revoluciona el deporte local
Copacabana revoluciona su deporte: luego de tres décadas, crea un instituto con autonomía para gestionar recursos, impulsar talentos y transformar el acceso a la actividad física.
Después de 30 años de funcionamiento, la Junta Municipal de Deportes de Copacabana deja de existir. En su lugar, surge el Instituto de Deporte y Recreación (INDER Copacabana), una transformación que promete revolucionar el acceso, la gestión y el desarrollo del deporte en el municipio. Con 13 votos a favor de los 15 concejales, este cambio no solo moderniza la estructura deportiva local, sino que le da al municipio herramientas reales para impulsar el talento y la actividad física.
El INDER Copacabana no será solo un nuevo nombre, sino una entidad con autonomía para gestionar recursos, financiar proyectos y entregar incentivos a deportistas y clubes. Su misión es clara: fortalecer la cultura deportiva desde la infancia hasta la adultez, promoviendo hábitos saludables y garantizando el acceso equitativo a los espacios deportivos.
El alcalde de Copacabana, Johnnatan Pineda Agudelo, aseguró que “El INDER nos permitirá crear alianzas público-privadas para traer desarrollo y fomento deportivo al municipio, junto a otro importante logro como lo es la creación de la tasa pro-deporte que tiene recursos de destinación específica para este sector”.
Por primera vez, la reglamentación del uso de escenarios deportivos estará en manos de una entidad con poder de decisión, asegurando su óptimo aprovechamiento. Además, el INDER establecerá normas claras para la organización de torneos y competencias, así como la entrega de estímulos económicos a quienes representen al municipio en eventos deportivos de alto nivel.
María Clara Bustamante, designada como nueva gerente del INDER, dijo que “hoy es un día que quedará marcado en la historia, la creación del INDER es motivo de orgullo y alegría, y es un paso trascendental que nos posiciona como un nuevo referente”.
El cambio también traerá una Junta Directiva más eficiente y especializada, que garantizará una mejor administración de los recursos y una planificación estratégica a largo plazo. Con esta transformación, Copacabana apuesta por un futuro donde el deporte no solo sea una actividad recreativa, sino un motor de desarrollo social y bienestar para toda la comunidad.
- Published in CIUDAD
Itagüí sin hambre: un salvavidas para los más vulnerables
La Alcaldía ha puesto en marcha una estrategia para garantizar alimentación digna a las poblaciones más vulnerables, con comedores comunitarios, entrega de paquetes alimentarios y tamizajes nutricionales en la primera infancia.
Garantizar el acceso a una alimentación digna y saludable para las poblaciones más vulnerables es una de las prioridades en Itagüí. Para ello, la Alcaldía ha puesto en marcha diversas estrategias enmarcadas en su Política Pública de Seguridad Alimentaria y Nutricional, proyectada hasta 2031.
Una de las acciones más importantes es la implementación de cinco comedores comunitarios en los barrios El Guayabo, San Isidro, La Santa Cruz, San Francisco y Calatrava. Allí, cerca de 400 personas en situación de vulnerabilidad, entre niños, adultos mayores, personas con discapacidad y habitantes de calle, reciben diariamente un plato de comida. Solo en lo que va del 2024, estos espacios han servido 72.930 raciones.
Además, para apoyar a familias de bajos recursos, se han entregado 8.530 paquetes alimentarios con productos básicos como arroz, pasta, aceite y alimentos ricos en proteínas. A esto se suman las asesorías permanentes para la implementación de huertas urbanas y rurales, promoviendo el autoconsumo y la alimentación saludable.
El alcalde de Itagüí, Diego Torres dijo que “la seguridad alimentaria es un derecho fundamental y es nuestra responsabilidad como administración promover que las personas en situación de vulnerabilidad tengan acceso a alimentos adecuados para su salud. A través de estos programas, buscamos no solo combatir el hambre, sino también mejorar la calidad de vida de nuestros 300.000 habitantes”.
Otro eje clave de esta estrategia son los tamizajes nutricionales en la primera infancia. El año pasado, se realizaron cerca de 800 valoraciones a niños de jardines infantiles e instituciones educativas públicas y privadas, con el objetivo de detectar casos de desnutrición aguda, malnutrición, sobrepeso u obesidad. Con estos resultados, se han implementado las atenciones y remisiones necesarias para mejorar la salud de los menores.
Con estas iniciativas, Itagüí sigue avanzando en su compromiso de garantizar el derecho a la alimentación y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
- Published in CIUDAD
Dolor y tragedia: dos menores se quitan la vida el mismo día
Uno de los dos devastadores casos que hoy sacude a Medellín y Bello se reportó en el Hospital Mental de Antioquia, donde un joven de 14 años, con un historial de depresión y trastornos conductuales, fue hallado sin vida en un baño. Las muertes ponen en evidencia la cruda realidad de la salud mental en los adolescentes.
Medellín y Bello fueron escenario de una tragedia que dejó a dos familias devastadas: la muerte de dos menores por suicidio el mismo día. Los dos casos, aunque distintos en sus circunstancias, comparten un dolor común: el sufrimiento invisible que atraviesa la juventud colombiana y la urgente necesidad de visibilizar y tratar los problemas de salud mental en los adolescentes.
El primer caso ocurrió en el Hospital Mental de Antioquia, en Bello, donde un menor de 14 años, fue hallado sin vida en el baño de su habitación. A pesar de los esfuerzos de los enfermeros por reanimarlo, su vida no pudo ser salvada. Según los informes iniciales, el joven estaba siendo tratado por un episodio depresivo grave y un trastorno opositor desafiante, entre otros diagnósticos, lo que lo llevó a ser aislado en una habitación individual debido a su comportamiento. El joven, cuya historia es dolorosamente similar a la de muchos adolescentes que atraviesan momentos difíciles, era uno de los pacientes que recibía atención especializada en el hospital. Aunque los profesionales de salud mental intentaron brindarle el apoyo necesario, el joven no pudo superar su sufrimiento.
Pocas horas después, la comuna 7 – Robledo de Medellín, fue escenario de otro acto de desesperación. Un menor de 17 años, fue encontrado sin vida por sus padres en el balcón de su hogar. Según el reporte, el joven sufría de depresión, aunque no se habían conocido previamente detalles que pudieran haber permitido intervenir antes de la tragedia. Este suceso dejó a su familia y amigos en un profundo dolor, sumidos en la incertidumbre de si algo más se podría haber hecho para prevenir su muerte.
Ambos casos han puesto en evidencia la fragilidad emocional de los adolescentes en un contexto donde la salud mental sigue siendo un tema tabú en muchas comunidades. La depresión juvenil y los trastornos mentales son cada vez más comunes entre los jóvenes colombianos, pero la falta de acceso a servicios de salud mental adecuados y la estigmatización que aún existe alrededor de la enfermedad mental dificultan la búsqueda de ayuda y tratamiento.
En desarrollo.
- Published in CIUDAD
Durango y Abogados, junto a Arias y Pereira Abogados, expande su presencia internacional con la apertura de su primera oficina en Miami
La firma legal Durango y Abogados, S.A.S. en asociación con Arias y Pereira Abogados, ha inaugurado su primera sede en Estados Unidos, ubicada en el 2600 S. Douglas Road, STE 1004, Coral Gables, FL 33134. Este paso estratégico responde a la creciente demanda de servicios legales transfronterizos, especialmente en un entorno global donde la comunidad hispana y clientes internacionales requieren asesoría especializada en cuestiones complejas.
La nueva oficina se establece en Miami, uno de los principales centros financieros y culturales del país, lo que la posiciona de forma ideal para atender casos de alta complejidad. Con esta expansión, las firmas buscan ser un puente legal entre América Latina y el mercado estadounidense, ofreciendo soluciones integrales en áreas críticas del derecho.
Dentro del equipo de Durango y Abogados se destaca el liderazgo del reconocido abogado penalista Iván Durango, experto en extradición. Su vasta experiencia y trayectoria en la defensa de casos de alto impacto han cimentado la reputación de la firma como referente en el ámbito legal internacional. Durango ha sido fundamental para desarrollar estrategias de defensa sólidas y efectivas, lo que le ha permitido asesorar a clientes en procesos judiciales que trascienden fronteras.
La firma se especializa en diversas áreas, entre las que se encuentran:
• Extradición
• Delitos relacionados con drogas
• Delitos sexuales
• Delitos violentos
• Crímenes de cuello blanco
• Derecho migratorio (incluyendo visas de inmigrantes y no inmigrantes, asilo, green card, naturalización y defensa en deportación)
Estas líneas de práctica están diseñadas para abordar los desafíos legales más complejos, desde casos penales hasta litigios internacionales. La combinación de experiencia y conocimiento en distintas ramas del derecho permite a la firma ofrecer asesoría de alto nivel y soluciones personalizadas para cada situación.
La apertura de esta sede en Miami no solo refuerza el compromiso de Durango y Abogados y Arias y Pereira Abogados con la excelencia, sino que también amplía su capacidad de respuesta ante situaciones transfronterizas.
Esta expansión se produce en un momento en que la interconexión global exige un enfoque multidisciplinario y coordinado en el campo legal. La nueva oficina permitirá a la firma coordinar esfuerzos con organismos internacionales, facilitando la gestión de casos complejos que involucran jurisdicciones múltiples y retos legales innovadores.
Con una visión clara de crecimiento y adaptación a un mercado legal en constante evolución, Durango y Abogados y Arias y Pereira Abogados se posicionan para liderar la asesoría legal en el ámbito internacional. La apertura de esta sede es el reflejo del compromiso inquebrantable de la firma por brindar servicios legales de alta calidad, reafirmando su misión de garantizar justicia y protección para sus clientes en cada etapa de sus procesos judiciales.
- Published in CIUDAD
“Dicen el cómo pero no el porqué”: piloto que encontró aeronave siniestrada en Urrao, tras informe preliminar de la Aerocivil
Bajo el manto de la niebla en el Páramo de Piedras Blancas, en Urrao – Antioquia, una aeronave se estrelló, dejando 10 muertos y un enigma sin resolver. El informe preliminar de la Aerocivil detalla cifras y protocolos, pero el piloto, Miguel Gnecco, quien encontró la aeronave en medio de la selva sostiene que, tras esos números, se ocultan interrogantes fundamentales sobre las causas reales del accidente.
Tras el informe preliminar revelado por la Aerocivil sobre el accidente aéreo en el Páramo de Piedras Blancas en Urrao – Antioquia, que dejó 10 muertos el pasado 8 de enero, Miguel Gnecco, el piloto que avistó la aeronave en medio de la selva, hizo un análisis detallado del documento. Según Gnecco, el reporte resulta excesivamente superficial “es un documento que explica a simple vista lo que cualquier persona con acceso a la información básica ya conoce: se describe el cómo, pero no se profundiza en el porqué”, afirmó el piloto. Para él, a pesar de que se evidencian ciertos hechos, faltan detalles fundamentales sobre las causas reales del accidente, lo que deja muchas preguntas sin respuestas.
Uno de los puntos críticos que destacó fue la discrepancia en la altitud de vuelo “lo que se ve claro es que, aun volando bajo reglas visuales (VFR), la aeronave nunca alcanzó la altitud estipulada en el plan de vuelo. En lugar de llegar a los 11.500 pies, se limitó a 11.200”, explicó Gnecco. Este dato resulta alarmante, ya que poco después inició un descenso en condiciones que no eran del todo visuales, lo que culminó en un impacto fatal contra un cerro, mientras la aeronave se encontraba entre nubes.
El análisis revela además que, a 40 millas de Medellín, el último reporte de la torre indicaba que deberían haber mantenido al menos los 11.500 pies, pero la investigación muestra que ya venían descendiendo. En la ruta, a la izquierda se encuentra el cerro El Burro a 12.000 pies y, más adelante, a la derecha, el cerro San José, también a 12.000 pies. Entre ambos, existen elevaciones que alcanzan los 10.000 pies “nadie entiende por qué volaban a 9.500 pies, aún en plena trayectoria entre esos cerros”, cuestionó Gnecco, quien también se sorprendió por la falta de advertencia por parte de la torre de control, que conocía la altitud y velocidad de la aeronave.
El piloto enfatizó que, si bien el informe insiste en que no se busca asignar culpabilidad, es inaceptable que alguien deba rendir cuentas en un accidente que cobró 10 vidas y destruyó una máquina valorada en casi medio millón de dólares “las víctimas y sus familias tienen derecho a conocer no solo el cómo, sino el porqué de lo ocurrido”, insistió.
El análisis de Gnecco se apoya en cifras reveladoras:
• La aeronave despegó y a los 5 minutos de vuelo se registró un reporte en ascenso.
• 32 minutos después del despegue, el radar mostró que alcanzó su máxima altitud de crucero, 11.200 pies, en lugar de los 11.500 indicados en el plan de vuelo.
• Siete minutos más tarde, la altitud descendía a 10.650 pies mientras aún se encontraba a unas 36 millas de Medellín.
Estas cifras abren una serie de interrogantes:
• ¿Por qué inició el descenso estando aún entre cerros, sin haber sobrepasado la zona de peligro?
• ¿Se debió a una falla en la aeronave o fue un error humano?
• ¿Qué motivó que nunca se mantuviera la altitud de crucero estipulada?
• ¿Por qué la torre de control, conociendo la situación, no advirtió o exigió mantener la altura mínima, especialmente entre 40 y 25 millas de Medellín?
La oficina de radar confirma que el descenso comenzó prematuramente y, según los datos, en condiciones de vuelo instrumental (IMC) en lugar de visuales (VMC/VFR). Esta situación refuerza la necesidad de indagar a fondo en la secuencia de decisiones y acciones que llevaron al fatal desenlace.
Finalmente, se sabe que la aeronave fue encontrada el 9 de enero a las 15:50 en un helicóptero de Heliservice, matrícula HK 4276, casi 22 horas después del accidente. Este hallazgo, lejos de resolver las dudas, intensifica la demanda de claridad y responsabilidad.
Mientras la investigación continúa, el análisis de Miguel Gnecco plantea preguntas esenciales que requieren respuestas urgentes:
• ¿Falló la aeronave en algún componente crítico?
• ¿Por qué se inició el descenso antes de tiempo?
• ¿Qué motivos llevaron a no mantener la altitud de crucero prevista?
• ¿Debió la torre de control intervenir para evitar un descenso tan peligroso? La comunidad y las familias de las víctimas exigen una investigación rigurosa que no se conforme con lo evidente, sino que esclarezca
- Published in CIUDAD
Pedro Nel Zapata: de la prisión a la libertad, tras probar su inocencia
Pedro Nel Zapata Arroyave, dedicó casi tres décadas de su vida a TCC, fue detenido el 13 de diciembre de 2021, acusado por tráfico de medicamentos de control y tuvo que vivir más de tres años de lucha legal y una detención domiciliaria. Cuenta que a lo largo de este proceso, enfrentó la indiferencia de la empresa que le dio su empleo y el desgaste emocional de una acusación que no solo le robó su libertad, sino que dejó secuelas profundas en su salud y su entorno familiar. Ahora, con la justicia de su lado, Pedro fue absuelto.
El 13 de diciembre de 2021, Pedro Nel Zapata Arroyave vivió uno de los momentos más difíciles de su vida: a las 7 de la mañana, fue capturado en las instalaciones de TCC, donde había trabajado durante casi 30 años. Cuenta que fue acusado de estar involucrado en un supuesto tráfico de medicamentos de control, un cargo que jamás imaginó enfrentar. A partir de ese momento él y su familia comenzaron a vivir un calvario que duro más de tres años.
Pedro Nel ingresó a TCC el 1 de junio de 1994, llegaba desde Liborina con sueños de estabilidad. “Empecé como estibador y luego me cambiaron a auxiliar logístico, un puesto que consistía en recoger y entregar mercancías tanto de otras partes del país como del extranjero”. Durante más de 12 años, su trabajo fue cumplir con esas entregas, sin tener la menor idea de lo que llevaban los paquetes sellados. “Las mercancías llegaban completamente selladas, nosotros no teníamos conocimiento del contenido interior”, explicó.
Sin embargo, la tranquilidad de su rutina laboral se vio alterada cuando, tras una lesión en la columna, fue reubicado en otro puesto “me reubicaron en un trabajo más liviano, que consistía en entregar mercancías a los clientes que iban directamente a nuestras instalaciones”. Pedro cumplió con su labor sin sospechar que un paquete relacionado con un cliente en particular, Humberto de Jesús Muñoz, lo involucraría en una investigación.
Muñoz, quien transportaba medicamentos de control, se convirtió en el foco de una investigación por parte de la Fiscalía. Sin embargo, Pedro asegura que no sabía nada sobre el contenido de los paquetes. “Nunca supe que el contenido de esas mercancías fuera ilícito, pues todo estaba completamente sellado”.
El caso tomó fuerza cuando, seis meses antes de su captura, Alexander Sarasa, jefe de seguridad de TCC, le ordenó no entregar un paquete relacionado con una guía específica que ya había sido entregada. Pedro recordó que intentó aclarar la situación “fui a hablar con uno de mis jefes para explicar lo que había sucedido, pero no fui escuchado. No me atendieron”.
El 13 de diciembre de 2021, Pedro fue arrestado en las instalaciones de TCC. “Me capturaron a las 7 de la mañana. Me leyeron los derechos, me esposaron y me llevaron al búnker de la Fiscalía”, relató. Estuvo recluido durante 24 días y fue sometido a varias audiencias. En su defensa, su abogado, Juan Sebastián Duque, solicitó a TCC que entregara documentación que pudiera aclarar su inocencia, pero la empresa se negó. “Mi abogado pidió información, pero TCC no colaboró. Tuvimos que recurrir a otras instancias para poder demostrar lo que realmente sucedió”, señaló Pedro, frustrado por la falta de apoyo de la empresa.
Durante los 35 meses que Pedro estuvo bajo arresto domiciliario, la situación de su familia se volvió insostenible. “Estuve en casa por cárcel, y eso afectó mucho a mis hijos, mi esposa y mis padres”, dijo. La enfermedad de su padre, que ya sufría de problemas de salud, se complicó y, finalmente, falleció. “Mi padre se agravó mucho, y mi madre, una mujer mayor, también sufrió las consecuencias de todo esto. Ella bajaba hasta el primer piso para verme en el tercer piso, y eso la afectaba mucho. Se deprimió profundamente”, explicó.
La crisis también impactó a sus hijos. “Mi hija Natalia y mi hijo Santiago estaban estudiando en ese momento. Todo eso los afectó enormemente. Fue una situación muy difícil para ellos. Lo que más me ayudó a salir adelante fue el amor y el apoyo de mi familia. Ellos nunca me dejaron caer del todo. Gracias a ellos, hoy estoy aquí tratando de levantarme”.
El proceso judicial fue largo y desgastante, pero finalmente, el 27 de noviembre de 2024, Pedro fue absuelto de todos los cargos. “Después de más de tres años, fui absuelto de todo lo que me imputaron. Es un alivio, pero las secuelas quedan”, dijo Pedro, quien sigue lidiando con las secuelas emocionales de la experiencia. “He tenido insomnio, ansiedad, y siento como si me persiguieran. Esta experiencia me ha dejado huellas muy profundas”.
Una de las personas clave en su defensa fue Humberto de Jesús Muñoz, el cliente que inicialmente había sido el foco de la acusación. “Él fue testigo en mi favor, y afirmó que yo no tenía conocimiento de lo que transportaba. Eso fue fundamental para demostrar mi inocencia”, subrayó Pedro.
Lo que más le dolió a Pedro fue la indiferencia de TCC. “Nunca recibí una llamada de la empresa, ni siquiera para saber cómo estaba. No hubo ni una palabra de apoyo, ni de interés por mi situación. Al contrario, hubo un silencio total”. A pesar de haber dedicado casi tres décadas a la empresa, Pedro no recibió ningún respaldo de la organización en los momentos más difíciles de su vida.
Luego de ser absuelto, Pedro sigue buscando la forma de reconstruir su vida. Aunque la justicia le dio la razón, el daño ya está hecho. La experiencia lo cambió a él y a su familia. “Lo único que quiero es que se haga justicia de verdad, y que las instituciones responsables, como TCC, asuman su parte. Porque la indiferencia de la empresa fue lo que más me dolió en todo este proceso”, concluyó Pedro Nel Zapata, un hombre que, a pesar de todo lo vivido, sigue adelante con la ilusión de retomar su vida y su paz.
- Published in CIUDAD
De comerciante a Odontólogo: el joven que pasó de vender panela a atender pacientes en la Plaza Minorista
Desde que tenía ocho años, Maicol Pérez vendía panela en la Plaza Minorista de Medellín, sin imaginar que años después regresaría, pero no como comerciante, sino como Odontólogo. Hoy, en el mismo lugar donde creció entre puestos de mercado, es dueño de su propio consultorio, demostrando que los sueños pueden cumplirse sin olvidar las raíces.
Todo empezó cuando Maicol Pérez tenía apenas ocho años. En ese entonces, la vida no le ofrecía grandes lujos, pero sí le daba una lección invaluable: el trabajo.
Con su abuelo y su padre, Maicol empezó a forjar lo que serían sus primeros pasos en el mundo del emprendimiento. “Todo empieza desde los ocho años. Empiezo vendiendo panela con mi abuelo. Mi padre es el que me lleva, pues allá, a la minorista, a trabajar con él, ya que desde pequeño teníamos un negocitofamiliar, que era vender panela y yo les ayudaba a ellos”.
La Plaza Minorista de Medellín, un lugar histórico y representativo de la ciudad, fue testigo de sus primeros esfuerzos laborales. Su función, en un principio, era simple: “Mi abuelo me enseñó a organizar la panela. Mi labor era organizarla para que se viera bonita para que los clientes la compraran”, comentó Maicol.
Con el tiempo, su padre se independizó y comenzó un nuevo negocio. Maicol, entonces, comenzó a tomar más responsabilidades. “Ya me tocaba a mí sacar a las personas que le compraban a mi papá, a la calle con los carritos. Esa era mi labor, sacar las personas que le compraban en el negocio de mi papá y yo les ayudaba con un carrito afuera”, explicó.
El colegio fue un reto, no solo por los estudios, sino también por las jornadas laborales que llevaba a cabo en los fines de semana. “En el colegio, tenía que terminar mis estudios y, los fines de semana, me iba a trabajar con ellos. Mucha gente me conocía allá en la plaza Minorista. Y así empezó mi historia“, dijo Maicol, con la misma humildad que ha marcado toda su trayectoria.
Pero las oportunidades no tardaron en llegar. Gracias a su madre, quien trabajaba en Empresas Varias, Maicol obtuvo una beca para estudiar odontología en el CES. “Me presento a una beca de ser Pilo Paga, me la gané gracias a que mi madre trabaja en empresas varias de Medellín“, dijo con satisfacción.
Durante sus estudios, Maicol no abandonó sus raíces. “Comencé a estudiar odontología, fui becado, y seguí trabajando en la Minorista ayudándole a mi padre, en el negocio, y ayudando a la gente a sacar el mercadito”, comentó refiriéndose a su continuo apoyo al negocio familiar mientras se formaba como profesional.
Con dedicación, Maicol se graduó como odontólogo y dio su primer paso en el mundo profesional, trabajando en la Clínica de Las Vegas como odontólogo de urgencias. “Trabajé sábados, domingos, festivos, para poder recoger plata y hacer mi posgrado”.
Después de un año y medio de trabajo, Maicol reunió el dinero necesario para su posgrado. “Con ayuda de mi madre, empecé a estudiar el posgrado. Ya estaba pagado con los ahorros que había hecho trabajando como odontólogo, y con lo que mi madre me ayudó, pude sacar adelante el posgrado“.
En lugar de seguir el camino hacia otras partes de la ciudad o incluso fuera de Medellín, Maicol decidió regresar a su lugar de origen, a la Minorista, para abrir su propio consultorio odontológico.
“Decidí volver a la Minorista, donde me vieron crecer desde muy niño trabajando, vendiendo panela. Quise colocar el consultorio allí para ayudarle a las personas que me vieron crecer. Aportar ese granito de arena a la plaza Minorista, que es mi casa, porque desde niño fui criado allí”, agregó con orgullo.
El consultorio de Maicol no solo representa un sueño hecho realidad, sino también una forma de cambiar la percepción de un lugar que a menudo ha sido mal entendido. “La gente tiene la Minorista tachada, como un lugar donde roban, secuestran y matan. Yo quería mostrar otra cara, una cara amable. Aquí estoy para ayudar a las personas, para darle una sonrisa”, afirmó Maicol.
El consultorio de Maicol Pérez no solo es un centro de salud dental, sino un símbolo de perseverancia, amor por la familia y orgullo por su origen. Con un equipo de cinco odontólogos especialistas, Maicol demuestra que la calidad no tiene que estar reñida con la accesibilidad. “Nosotros somos cinco odontólogos y los cinco somos especialistas”, comentó.
La Minorista, que lo vio crecer y trabajar desde niño, ahora es el lugar donde Maicol le da a sus vecinos la oportunidad de una sonrisa más saludable y más segura.
- Published in CIUDAD
“Solo queda esperar un milagro”: la historia de Alexis y su batalla contra la muerte
A los 17 años, un accidente dejo a Alexis en silla de ruedas. 21 años después, sigue luchando contra la adversidad. Ha tenido múltiples cirugías, infecciones y una amenaza constante de perder la mitad de su cuerpo. Dice que su fe en Dios y el apoyo de su familia lo mantienen firme, aunque ya no haya nada que hacer, según los registros médicos.
Alexis tiene 38 años, pero lleva más de dos décadas cargando el dolor de un accidente que cambio su vida cuando tenía 17 años, “fui a visitar a un amigo que estaba en el ejército, y él movió su fusil sin querer, se disparó, y esa bala perdida me pegó. Ahí quedé incapacitado, perdí la movilidad de mis miembros inferiores”, relato con una calma.
El destino le fue cruel, pero no lo derrumbó. La silla de ruedas se convirtió en su nueva compañera, pero no en su condena. “La vida no se frenó ahí, yo seguí adelante”. Alexis encontró fuerza para seguir adelante en lo que siempre había sido su pasión: el fútbol, y en especial, su amor por el Atlético Nacional. En 2015, también encontró algo aún más importante: a su pareja. Ella fue, según sus palabras, quien “le dio sentido a mi vida”. A partir de ahí, la lucha de Alexis no solo fue por él, sino también por ella, por sus hijos, por su madre, quienes le daban el aliento necesario para seguir adelante.
Desde 2016, Alexis ha trabajado como asesor en call centers, lo que le permitió mantenerse activo a pesar de las adversidades. Sin embargo, las largas horas sentado le pasaron factura. Una úlcera por presión, producto de su inmovilidad, comenzó a aparecer en su cadera. “Me dio una úlcera por presión, y eso se convirtió en una herida en la nalga. Eso me trajo muchos problemas, tanto físicos como emocionales”, comentó Alexis.
El 9 de diciembre de 2023, Alexis tuvo que acudir a urgencias por el agravamiento de su herida. “La úlcera me reventó un porito, y eso olía demasiado feo”. El dolor y la incomodidad fueron insoportables, y terminó hospitalizado durante 48 días recibiendo antibióticos y cuidados. El 26 de enero, finalmente fue dado de alta, pero su calvario no terminó ahí.
El 7 de febrero, tras experimentar un regreso del dolor y el mal olor en su herida, Alexis tuvo que volver a urgencias. “Me dijeron que no podían ayudarme porque era un hospital de segundo nivel”, recuerdo con una mezcla de frustración y resignación. Fue entonces cuando le ordenaron una remisión que tardó un mes en salir. Finalmente, fue enviado a la Clínica Fundadores de Medellín, donde comenzó un tratamiento que implicaba más antibióticos, curaciones y hasta dos intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, lo único que hicieron fue un lavado de la herida. “Me enviaron a la casa con un sistema que absorbía todo lo que la herida botaba, pero eso hizo que la herida se me formara en queloide”, explicó.
La situación siguió empeorando. En octubre de 2024, los síntomas se hicieron más graves. “Empecé a sentir mucha fiebre, y la enfermera me dijo que mejor me fuera a un hospital de tercer nivel, donde pudieran atenderme adecuadamente”. En la Clínica CES, donde le recomendaron ir por sus propios medios, le indicaron que debía ir a urgencias en la Clínica de los Molinos. Allí pasó 15 días, hasta que finalmente lograron encontrar una remisión para el Hospital San Vicente de Paúl.
“En el San Vicente me ingresaron al quirófano de inmediato, me hicieron una cirugía, me retiraron el queloide y me cerraron la herida. Comenzaron nuevamente con los antibióticos, otros 48 días de tratamiento”, detalló. Sin embargo, su proceso de recuperación fue todo lo contrario a lo esperado. A los pocos días, la herida se volvió a abrir debido a una bacteria que la atacó nuevamente. “Volví al San Vicente, donde me dejaron un mes más y me hicieron una cirugía reconstructiva. Cuando regresé a casa, la cirugía se volvió a dañar”.
El diagnóstico fue devastador. En noviembre de 2024, los médicos le informaron que la bacteria se estaba propagando rápidamente. “Me dijeron que la opción era desarticularme la cadera, es decir, amputarme la pierna hasta la altura del ombligo”, dijo envuelto en lágrimas. Los médicos le aconsejaron que, si creía en Dios, debía orar para que la bacteria no le quitara la vida. “Me mandaron con un servicio paliativo, y mi cuerpo comenzó a dolerme de manera insoportable”.
Ahora, Alexis se encuentra en una espera incierta, con los médicos sugiriendo que no hay más opciones. “El infectólogo no quiere volver a tratarme por el riesgo de que la bacteria siga avanzando”, dijo, mientras su voz refleja el cansancio de un hombre que ha peleado muchas batallas. “No queda más que esperar un milagro de Dios para que pueda sanar y la bacteria desaparezca. Pero yo no desfallezco, porque tengo a mi mujer y a mis dos hijos esperando por mí”, aseguró con una sonrisa que, aunque frágil, no pierde la fe en lo que está por venir.
“A veces siento que todo es muy difícil, pero sé que, mientras ellos estén conmigo, no puedo darme por vencido”, concluyó con voz firme.
- Published in CIUDAD
“Me mataron a cinco de mis seis hijos”: la historia de Teresa, la vendedora de rosas del cementerio San Pedro
A lo largo de más de tres décadas, Teresa Corrales ha enfrentado la pérdida de cinco hijos, víctimas de la violencia que sacudió Medellín en los años 80 y 90. A pesar de la tragedia, esta madre de 79 años se ha levantado cada día, con su último hijo a su lado, para seguir trabajando en la puerta del cementerio San Pedro, ofreciendo novenas, flores y fotolápidas.
Teresa Corrales tiene 79 años. A lo largo de su vida, ha enfrentado pérdidas que marcan a cualquier madre, pero lo que más la define es su fortaleza para seguir adelante, siempre con la mirada al frente. Con voz serena, pero cargada de recuerdos, Teresa nos cuenta la historia de su vida, donde asesinaron a casi todos sus hijos producto de la violencia en Medellín.
“Trabajo en la puerta del cementerio San Pedro desde el 90. Antes venía a ayudarle a un hermano que tengo, que tiene 90 años y era el que trabajaba vendiendo novenas. Pero cuando me empezaron a matar a mis hijos, tuve que quedarme aquí”.
La historia de Teresa comienza en una época dolorosa y difícil. La violencia en Colombia en los años 80 y 90 dejó una huella profunda en su vida. Ella recuerda con claridad las primeras pérdidas: “Me han matado, tuve seis hijos y me mataron cinco”. La violencia política y los grupos armados fueron los responsables de la muerte de sus hijos, pero lo que más le duele es la indiferencia del tiempo. “Los primeros me los mataron como en el 87 y en el 89. No me acuerdo de ellos casi”.
La guerra interna de Colombia, con su horror e insensibilidad, llegó a la vida de Teresa, una mujer madre y luchadora, que a pesar de todo, logró salir adelante con su último hijo. Y que a hoy, más de 30 años después, dejaron una huella imborrable en su corazon.
“Yo soy viuda y cuando me empezaron a matar mis hijos, mi hermano me dijo que él era un hombre y que se podía ir a trabajar a la calle, y que yo me quedara aquí vendiendo novenas en la puerta del cementerio San Pedro y eso hice, me quedé vendiendo novenas, en un plástico, en el suelo. Así fue que me puse a trabajar. Ya empecé a meterle más novenas de otros santos, estampitas, eso”.
A lo largo de los años, Teresa logró adaptarse a las circunstancias. Empezó a vender flores artificiales y a incursionar en el negocio de las fotolápidas, una forma de conectar su vida con las necesidades de quienes llegan a ese lugar. “Ya entraron de moda las fotolápidas, también las hacemos aquí. Eso no lo hacemos nosotros, sino que tenemos la conexión con el taller, entonces nos dan una bonificación”.
“Nos ha tocado una época muy dura“, dijo Teresa, al recordar esos años de violencia, cuando Pablo Escobar y los carteles dominaban gran parte del país. “Me ha tocado una época muy dura aquí. Cuando estaba vivo Pablo Escobar nos tocaba un entierro muy miedoso. Pero ahí seguimos”.
Su osteoporosis avanzada, la pérdida de memoria, y las complicaciones económicas debido a los copagos en la clínica del dolor han sido obstáculos adicionales para Teresa, que a pesar de todo, sigue con la misma determinación. “Ya me da mucha brega trabajar, pero ahí nos vamos yendo. Aquí en esta puerta del cementerio San Pedro es que sobreviví. Sobrevivo, y ahora mi hijo que está aquí también”.
Su único hijo vivo que quedó, al que Teresa crió con tanto amor y esfuerzo, es ahora su compañero en la venta de novenas, flores y fotolápidas. “Ya es un hombre viejo, pero se enseñó a trabajar aquí conmigo. Cuidar los monticos de los entierros, ahora contratar lapiditas o floreritos”, mencionó con orgullo. “Él también le tocó muy duro aquí porque desde niño lo traía para acá, no pudo estudiar, pero ahí vamos”.
Una de las tragedias que más marcó a Teresa fue la muerte de su primer hijo, ocurrido en el 87. “Me mataron, que fue como en el 87, tenía 20 años, estaba detenido en Bellavista. Lo mataron dentro de la cárcel, dos días antes de salir. El fue víctima de un “mano a mano”, yo me descontrolé mucho. Fui a Pareira y me fui con los otros para el Chocó. Estando allá, en marzo, me escribió un sobrino y me dijo que me habían matado al otro hijo, de 23 años. Que lo mataron el 17 de enero. Me avisaron ya como a los dos meses estos, me dijeron que lo habían matado en Nikitao, que en una pelea”.
De manera consecutiva, Teresa fue perdiendo uno a uno sus hijos, “al tercero mataron los milicianos. Él vendía cigarrillos en la calle, yo vivía por allá en una parte que le decían la sequia. Ahí sacaban los pelados, y se los llevaban por esos montes, por esas cosas que hay por yendo para la sierra. A él lo cogieron con el otro hermanito, y le preguntaban algo, pero como él era sordo, él no oía, entonces el otro hermano dijo que él no oía, que él era sordo, y no le creyeron, y lo mataron delante del hermano. Entonces el hermano se fue para Robledo. Y en Robledo, el 25 de diciembre, iban a matar a otro muchacho que estaba ahí con ellos en la calle haciendo un sancocho, y como al fin borrachos, a que le van a dar a esos, nos tienen que dar a todos, pues le dieron a dos, se murió el mío, y los otros no se murieron. Y el tercero de 26 anos me lo mataron en una masacre que hubo en Robledo, en la casa de la suegra, que mataron cinco de esa casa. Y mi hijo trabajaba, cuando eso, en Codesarrollo, tenía dos hijos. Ese fue el último que me mataron, y ese lo mataron en Barrio Robledo, en una masacre que hubo en la casa de la mujer, de la señora que tiene los hijos de él”.
Así, uno a uno, sus hijos fueron asesinados, “me quedó un solo hijo, porque yo no tuve mujeres. Quedó como de 10 añitos, o un poquito así. De eso hace que él también está aquí conmigo”.
Hoy, Teresa sigue levantándose cada día, hombro con hombro con su último hijo, para continuar su labor en la puerta del cementerio San Pedro. A pesar de las adversidades, de la enfermedad y el dolor que la acompañan, su fortaleza sigue latente. Cada jornada, entre flores y novenas, Teresa reafirma que la vida, aunque rota, siempre tiene un propósito: seguir adelante.
“Mi Dios no nos deja de mandar bendiciones, mi hija”, dijo Teresa, con una sonrisa serena que, a pesar de los años, sigue irradiando emotividad. “Aquí seguimos. Y con mi hijo, la nuera y tres hijos de él, seguimos adelante”.
- Published in CIUDAD