Un exalcalde y líder social de Briceño, revela investigación sobre supuestos corredores ilegales, instalados por el Clan del golfo.
El exalcalde de Briceño, Wilmar Moreno, revela una investigación sobre los supuestos corredores de movilidad ilegal del Clan del Golfo en el norte de Antioquia. Su informe expone rutas, puntos estratégicos y zonas de abastecimiento utilizadas por el grupo armado. Durante su administración y después de dejar el cargo, el exmandatario ha recibido amenazas contra su vida y la de su familia. Confirma que, a pesar de haber interpuesto al menos cuatro denuncias, la UNP no le ha otorgado un esquema de protección.
Wilmar Moreno, exalcalde de Briceño (Antioquia) durante el período 2020-2023, ha presentado una investigación sobre la dinámica del orden público en la región, basada en su experiencia como líder social, funcionario público y alcalde. Ahora, desde su papel como ciudadano y defensor de los derechos humanos, Moreno ha denunciado la consolidación de un corredor de movilidad ilegal por parte del grupo armado Clan del Golfo, que opera en la zona y facilita el desplazamiento de sus estructuras criminales.
Según el exmandatario, la investigación se fundamenta en más de diez años de experiencia en liderazgo social, defensa de la vida y los derechos humanos, así como en el ejercicio de funciones públicas y políticas a nivel local y regional.
A lo largo de este tiempo, Moreno ha sido testigo directo del recrudecimiento del conflicto en su municipio y en las regiones vecinas, enfrentando sus consecuencias de manera directa. Ha realizado numerosas denuncias en coordinación con organismos defensores de derechos humanos, lo que ha derivado en amenazas y desplazamientos forzados tanto para él como para su familia en represalia por estas acciones.
Desde su rol como alcalde en el periodo 2020-2023, enfrentó estas problemáticas desde la institucionalidad. Su cercanía y articulación con líderes sociales y políticos del norte de Antioquia y el Bajo Cauca le han permitido conocer de primera mano testimonios sobre la alteración del orden público, el control territorial, la extorsión, los corredores estratégicos y los homicidios sistemáticos en distintos municipios.
Este informe se basa en su experiencia territorial en Briceño, así como en su trayectoria en lo social, político y en la defensa de los derechos humanos. Además, se sustenta en un análisis detallado de noticias y reportes periodísticos, así como en informes institucionales, lo que ha permitido estructurar un análisis sobre la consolidación del poder territorial de este grupo armado en la última década, con énfasis en los últimos tres años.
El corredor ilegal identificado inicia en el municipio de San Andrés y atraviesa diversos sectores rurales a través de carreteras terciarias, caminos de herradura y trochas en la cordillera. Su recorrido abarca puntos estratégicos como el sector La Chorrera, una zona boscosa que conecta con Los Teleféricos, también en San Andrés. Desde allí, enlaza con la carretera rural La Loma, que a su vez permite acceso hacia Ituango o Medellín. Posteriormente, asciende a la parte alta de La Loma y continúa hasta los sectores El Roblal y Berlín Viejo, en los límites entre Briceño y Yarumal.
Desde Berlín Viejo, el corredor se divide en dos rutas: una hacia El Baño y La Quiebra, territorios en los límites entre Briceño y Yarumal con mayor presencia en Briceño, y otra hacia la vereda El Pescado y el corregimiento de Pueblo Nuevo, aprovechando caminos rurales para la movilidad de la estructura armada.
El sector La Quiebra, además de ser un punto de tránsito clave, cumple una función logística al recibir abastecimiento desde Yarumal mediante dos vías principales: Mina Vieja y La Candelaria-San Roque. Estas rutas convergen a unos cinco kilómetros del sector La Gabriela, facilitando la llegada de suministros esenciales para la operación del grupo armado.
En términos de posicionamiento estratégico, el informe señala que los miembros del Clan del Golfo utilizan el sector entre Berlín Viejo y El Roblal como punto de descanso tras incursiones en las veredas de Briceño. Asimismo, destaca que La Quiebra es un punto clave para el control militar, donde en 2015 se instaló un puesto de control durante aproximadamente dos años. Aún permanecen allí trincheras que podrían ser reactivadas en caso de una estrategia de contención. Otro sector de importancia para el despliegue militar es La Rivera, sobre la vía que conecta Yarumal con Ochalí.
En la zona de la Loma de Ochalí, los grupos armados reciben suministros logísticos desde Valle Toledo y San Andrés de Cuerquia. La distribución de estos insumos se realiza a través de una vía destapada y mediante un transbordo en la garrucha sobre el río San Andrés, lo que permite mantener la operatividad de la estructura ilegal.
El informe también advierte sobre la presencia de este grupo armado en el Cañón de Socavones, en jurisdicción de Briceño. Se ha documentado su ocupación hasta las primeras viviendas del sector La Alborada y en el camino hacia Cristalina (Cedral, Briceño). Dentro de este cañón, las veredas más afectadas son El Cedral, La Correa, La Meseta, La Palomita y Moravia, en el sector El Tesoro.
Wilmar Moreno concluye que este corredor de movilidad no solo permite el tránsito del Clan del Golfo, sino que también facilita sus operaciones ofensivas y su capacidad de repliegue hacia zonas de control consolidado. Su denuncia busca visibilizar la situación para que se adopten medidas efectivas en la lucha contra el crimen organizado en la región.
Radiografía, presentada por el exmandatario:
El Norte y el Bajo Cauca de Antioquia han sido escenario de una creciente disputa territorial entre grupos armados ilegales, donde el Clan del Golfo se ha consolidado como el actor con mayor poder militar. Su estrategia se basa en el control de corredores estratégicos, la explotación ilegal de minería y la extorsión a proyectos económicos de alto impacto, como la hidroeléctrica Ituango (Hidroituango) y las minas de oro en Briceño y Buriticá.
Briceño representa un objetivo clave para este grupo criminal, siendo el único municipio del norte lejano de Antioquia donde aún no han logrado consolidar su dominio. Desde 2019, han intentado avanzar en este territorio mediante incursiones armadas, pero su expansión ha sido contenida por la comunidad y la Fuerza Pública. En los últimos años, sin embargo, han fortalecido su presencia en municipios cercanos como San Andrés de Cuerquia y Toledo, estableciendo corredores estratégicos para facilitar su ingreso a Briceño.
Desde 2019, el Clan del Golfo ha intentado tomar control de Briceño con el propósito de consolidar su dominio en el norte de Antioquia y conectar su influencia con el Bajo Cauca y el Occidente del departamento. Su interés en este municipio responde a varios factores, entre ellos su ubicación estratégica, que lo convierte en un punto clave para la logística y el control militar en la región. También influyen la presencia de minas de oro en Berlín Viejo, que en el pasado fueron explotadas por empresas inglesas y que hoy despiertan el interés de multinacionales como Zijin Mining Group. Además, la cercanía con Hidroituango, la central hidroeléctrica más grande de Colombia, representa una oportunidad de financiación ilegal a través de la extorsión. Finalmente, el control de Briceño facilitaría la conexión de rutas para el narcotráfico y la minería ilegal entre el Norte, el Bajo Cauca y el Occidente antioqueño.
El Clan del Golfo ha buscado el control de Briceño mediante incursiones violentas, confinamiento de comunidades y enfrentamientos con otros grupos ilegales. En noviembre y diciembre de 2023, el corregimiento de Las Auras vivió tres días de confinamiento debido a la presencia de hombres armados del Clan del Golfo. En este periodo, el grupo asesinó a un campesino y secuestró a tres personas, lo que generó desplazamientos y la suspensión de actividades comunitarias y escolares. Ante la crisis, el ministro de Defensa, Iván Velázquez, visitó Briceño junto a la cúpula militar y policial y ordenó operaciones para contener el avance del grupo ilegal.
El 10 de septiembre de 2024, un grupo armado ingresó a la vereda El Pescado, desplazando a la comunidad y enfrentándose con disidencias de las FARC. Debido a los combates, se suspendieron las clases y varias profesoras de las veredas El Pescado, La América y La Molina tuvieron que desplazarse. La escuela de El Pescado recibió impactos de bala, lo que motivó una posterior visita de la Personería Municipal.
En enero de 2025, el Clan del Golfo ingresó al casco urbano del corregimiento de Pueblo Nuevo en plena tarde, alrededor de las 2:00 p.m., generando enfrentamientos. Durante la incursión, secuestraron a dos mujeres: una joven de 20 años y una madre de 38. Al día siguiente, ambas fueron asesinadas en el corregimiento de La Loma de Ochalí. Como consecuencia, se produjo un desplazamiento masivo hacia el casco urbano de Briceño, quedando registrado en los censos locales.
El Clan del Golfo ha diseñado un corredor de movilidad para ingresar a Briceño, utilizando rutas estratégicas que pasan por San Andrés de Cuerquia, Yarumal y Toledo. Su recorrido inicia en San Andrés de Cuerquia, atraviesa el sector La Chorrera, llega al sector Los Teleféricos y se conecta con la carretera rural La Loma, que permite acceso a Ituango o Medellín. Desde allí, asciende a La Loma y avanza hacia Berlín Viejo, en el límite entre Briceño y Yarumal. En este punto, el corredor se divide en dos rutas: una hacia El Baño y La Quiebra, dentro de la jurisdicción de Briceño, y otra hacia El Pescado y el corregimiento de Pueblo Nuevo, utilizando caminos rurales.
El grupo armado ha establecido puntos estratégicos y de abastecimiento a lo largo de este corredor. Una ruta de abastecimiento logístico de estos grupo es desde Yarumal en camioneta, por la vía que viene desde Yarumal (entrada la candelaria), desde vía a la Costa, cruzando hacia Ochalí , llegan hasta el sector la Quiebra, sobre misma vía hacia Ochalí.
Y la otra ruta de abastecimiento en carro es desde san Andrés hasta el corregimiento del Valle de Toledo. Desde allí, llegan al río San Andrés , hacen transbordo por la garrucha para seguir por la vía que conduce desde este río hacia la loma de Ochalí , en un corregimiento donde el Clan del Golfo tiene zonas semi campamentarias
Este corredor facilita las incursiones armadas, el tráfico de drogas y la extorsión a la minería y a Hidroituango, que también tiene presencia en la vereda La Calera de Briceño.
Para contener el avance del Clan del Golfo, es fundamental fortalecer la presencia militar en puntos estratégicos. Se requiere la instalación de puestos de control permanentes en La Quiebra, en los límites entre Yarumal y Briceño, vía Ochalí; en Berlín Viejo, vereda Buena Vista de Briceño; en La Rivera, Yarumal, vía Ochalí; y en la cordillera de Briceño, entre la vereda El Pescado y el corregimiento de Pueblo Nuevo. Estas medidas permitirían frenar la movilidad del grupo armado y evitar que la comunidad quede atrapada en la disputa entre organizaciones ilegales.
Además, es urgente fortalecer la presencia estatal en Briceño con estrategias de seguridad y desarrollo social que impidan que el Clan del Golfo siga ganando apoyo en la población.
El Norte y el Bajo Cauca de Antioquia continúan siendo territorios en disputa entre grupos ilegales. Sin embargo, con estrategias adecuadas y una presencia estatal más efectiva, es posible frenar la expansión del Clan del Golfo y garantizar la seguridad de las comunidades afectadas.
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Sobrevivió́ a lo imposible: “morí y volví a nacer”, la impactante historia de Jorge
Jorge Andrés Quintero Jaramillo fue inducido a coma después de un accidente en el oriente antioqueño que lo dejó sin habla, sin movimiento y con un pronóstico devastador. Le dijeron a su madre que se preparara para despedirlo, pero ella se aferró a su fe. Hoy, contra todo pronóstico, volvió a caminar, a hablar y a vivir. Ahora se está formando como preparador físico, decidido a recuperar todo lo que la vida casi le arrebata.
El cuerpo de Jorge Andrés Quintero Jaramillo quedó inerte sobre el asfalto aquella madrugada del 3 de agosto de 2023. Su rostro destrozado, la mandíbula fracturada en tres partes y un trauma craneoencefálico lo sumió́ en la inconsciencia. No respiraba, reaccionaba. Los médicos que lo atendieron pensaron que estaba muerto. Pero, de repente, en medio del caos y la desesperación, una de sus manos se movió́.
Fue esa mínima señal de vida lo que hizo que el equipo médico actuara de inmediato. Lo reanimaron, lo intubaron y lo indujeron a un coma. En cuestión de minutos, Jorge pasó de ser un cuerpo sin esperanzas a un paciente en estado crítico. Mientras tanto, su madre recibía la llamada que ninguna madre quiere recibir: su hijo estaba al borde de la muerte.
El accidente ocurrió́ en la vía La Ceja – Rionegro, dejando a cuatro heridos. De todos, él era el más grave. Una ambulancia que pasaba por la zona fue su primera salvación, trasladándolo de urgencia a un hospital cercano. Pero su pronóstico era devastador: “nos dijeron que nos preparáramos para lo peor”, recuerda su madre.
Durante varios meses, Jorge estuvo atrapado en un cuerpo inmóvil. Un mes en un hospital, otro en la clínica Sómer de Rionegro. Mientras él luchaba en silencio por sobrevivir, su familia enfrentaba otro golpe: su abuelo falleció́. Justo ese día, a Jorge le dieron el alta, pero en condiciones desgarradoras.
El joven de 25 años había dejado de ser quien era. Perdió́ la movilidad, el habla y cualquier capacidad de movimiento. Perdió 45 kilos. Era un cuerpo frágil, dependiente de una sonda para alimentarse. Los médicos le dijeron a su madre que eran pocas las esperanzas y que averiguara funerarias. Pero ella se negó́. “Yo tengo fe. Mi hijo va a volver a caminar”, respondió́.
Jorge volvió́ a casa, pero no como cualquiera regresa. Lo trasladaron en ambulancia, en estado vegetativo, con la certeza médica de que nunca volvería a ser el mismo. Su madre, sin embargo, no aceptó esa sentencia. Aprendió́ a cuidarlo, a alimentarlo, a mover sus extremidades rígidas. Día y noche, sin descanso, convirtió́ su hogar en una sala de rehabilitación.
Lo que los médicos daban por imposible comenzó́ a suceder. Primero, Jorge logró comer sin necesidad de una sonda. Luego, pudo sentarse en una silla de ruedas. Un día, con ayuda, logró ponerse de pie. Más adelante, dio su primer paso.
Pero la recuperación no fue fácil. Cada avance traía consigo un nuevo reto. Aprender a hablar de nuevo fue una de las pruebas más difíciles. “Al principio, cuando me quitaron la traqueostomía, tenía un huequito que, si no me lo tapaba así́, yo hablaba y no me salía nada porque se me iba todo el aire”, recuerda.
Con el tiempo, cada pequeño logro lo acercaba más a la vida que había perdido. Y con cada paso, su percepción de la vida cambió. “Ahí́ sí supe cuál es el significado de la familia”, dice con la voz cargada de emoción.
Hoy, después de meses de esfuerzo, ha recuperado el habla, camina cada vez mejor y hasta volvió́ al gimnasio. No solo está de pie, sino que se está́ formando como preparador físico, convencido de que su historia es una prueba de fortaleza. “Primero Dios, segundo cómo uno piense y tercero: la disciplina que uno le ponga a los objetivos que uno quiere”, asegura.
Pero si hay alguien que nunca lo dejó caer, fue su madre. Jorge lo tiene claro: “mi mamá es mi guerrera. ¿Qué seria de mí si no te tuviera a ti al lado?”.
Él no es el mismo joven que se subió́ aquel 13 de agosto al asiento del copiloto. Algo en él cambió para siempre. “Ustedes conocían al loco de antes que no creía en Dios. Ese día se murió́ y nació́ una persona totalmente diferente”, afirma.
Contra todo pronóstico, venció́ a la muerte y volvió́ a nacer.
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Su cuerpo se paralizó, su espíritu nunca se rindió: la historia de un antioqueño que venció al Guillain-Barré
Julián Alonso Pérez se despertó como cualquier otro día, pero en cuestión de horas su cuerpo dejó de responderle. La parálisis lo atrapó mientras los médicos ignoraban su urgencia. Sin embargo, el agua, que alguna vez fue su pasión, se convirtió en su salvación. Con cada brazada, le ganó la batalla a la enfermedad.
El 2 de septiembre de 2023, Julián Alonso Pérez se despertó sintiendo un cansancio extraño, como si el peso del mundo se hubiera instalado en su cuerpo. No le dio demasiada importancia. Pensó que tal vez era el trabajo o el estrés de la cotidianidad. Intentó caminar, pero algo no estaba bien. En cuestión de segundos, la fuerza en sus piernas y manos desapareció como si alguien le hubiera apagado un interruptor “di unos pasos y cuando me senté, perdí la fuerza en las piernas y en las manos”, recuerda con nostalgia, porque ese fue el instante exacto en el que su plan de vida se interrumpió.
El miedo lo envolvió. Intentó mover los dedos, pero no respondieron. Quiso levantarse sin éxito, pero su cuerpo no le obedecía. Se obligó a pensar que sería algo pasajero, un malestar temporal, pero en el fondo sabía que algo más estaba ocurriendo. Su padre llegó de inmediato y al verlo tan frágil, sin poder sostenerse en pie, lo llevó a urgencias del Hospital Pablo Tobón Uribe. Julián confiaba en que allí encontrarían respuestas. Sin embargo, la indiferencia fue lo primero que encontró “llegó mi papá, me llevó al hospital al Pablo Tobón, el médico me atendió, luego dijo que no era una urgencia, entonces me sacó del hospital. Yo estaba paralizado por completo, no tenía fuerza. Entonces mi padre me llevó como pudo a la sede de urgencias en el barrio Córdoba. Allá me tuvieron desde las 8 de la mañana, me revisaron cuatro médicos y ninguno descubría mi diagnóstico”.
¿Cómo podía no ser una urgencia perder la movilidad en cuestión de horas? ¿Cómo podía un cuerpo, que hasta el día anterior nadaba con destreza, ahora no responder? Pero los médicos lo dejaron ir. Su padre, angustiado, no se rindió. Lo llevó a otro centro asistencial, esperando que alguien comprendiera la gravedad del asunto. Cuando finalmente lo trasladaron a la clínica Fundadores, una neuróloga lo examinó y, sin dudarlo demasiado, concluyó que lo suyo era estrés “al comienzo la neuróloga me dijo que era un nivel de estrés alto”.
Pero Julián sabía que no era estrés. Su cuerpo se estaba rindiendo y él no podía hacer nada para detenerlo. La enfermedad avanzaba sin tregua y luego, cuando intentó desayunar, la angustia se convirtió en terror “después me llevaron el desayuno y mi tráquea estaba cerrada, ya no podía comer ni siquiera un huevo, tampoco agua, me ahogaba con todo, entonces volvieron a llamar a la neuróloga y me trasladaron para una UCI”.
El tiempo se convirtió en un enemigo. A cada hora que pasaba, su cuerpo se paralizaba más. Sus piernas eran dos bloques de cemento, sus brazos no le obedecían, y luego llegó lo impensable: su rostro también empezó a apagarse “al domingo, es decir, casi una semana después dijeron que efectivamente adquirí el síndrome de Guillain Barré. Yo estaba paralizado, también se me paralizó la cara. Fue otro momento traumático. Lloré, fue algo muy duro”.
El síndrome de Guillain-Barré había atacado sus nervios y le estaba arrebatando todo. El hombre fuerte que entrenaba en el agua ahora dependía de otros para absolutamente todo. No podía moverse, no podía comer solo, no podía sostenerse en pie. En sus momentos más oscuros, llegó a pensar que nunca volvería a hacerlo.
Pero Julián no estaba dispuesto a rendirse “contraté a un terapeuta para que me ayudara y poder moverme con toda la actitud. Luego me fui para la finca de un familiar y en la piscina comencé a hacer terapia”.
El agua, que antes era su campo de batalla en el Rugby acuático, se convirtió en su refugio. Allí, donde su cuerpo no pesaba tanto, comenzó a recuperar pequeños movimientos. Al principio apenas podía flotar, luego empezó a mover lentamente los brazos y las piernas. Pero el camino estuvo lleno de obstáculos “tuve muchas caídas que me retrocedieron mucho en mi proceso, estuve casi quieto varios días porque me había jodido un tobillo, entonces no podía ponerme de pie”.
Cada caída era una prueba de fuego. Cada dolor, un recordatorio de que la recuperación no sería rápida ni sencilla. Pero si algo tenía claro era que no estaba solo “la ayuda de Dios fue indispensable, mi papá y mi mamá que fueron incondicionales. Ellos estuvieron atentos, moviéndome y haciéndome cosas, también mis hermanas, mi mejor amiga que se llama María Luisa Ramírez estuvo pendiente de mí mucho tiempo y era la que me movía, la que me activaba, la que me hacía reír. Después llegó una prima quien estuvo pendiente todo el tiempo; todos los del grupo Rugby estuvieron súper pendientes, Santiago fue uno de los que estuvo más pendiente”.
Con paciencia, y con el apoyo de quienes nunca lo dejaron solo, Julián logró su primera gran victoria: ponerse de pie, aunque fuera con ayuda “luego tuve el soporte de un aparato que me sostenía de pie, entonces no me dejaba caer. Con eso también empecé el ejercicio para caminar”.
Pero los triunfos que más lo llenaban de emoción no eran los grandes avances físicos, sino los pequeños momentos de independencia que la enfermedad le había arrebatado “en diciembre fue la primera vez que pude cocinar. En enero cogí por primera vez un carro y en febrero empecé a nadar. Yo llegaba en silla de ruedas, entonces todo el mundo me apoyaba y me ayudaba a meterme a la piscina y así me fui recuperando”.
El club Medellín Underwater no solo le abrió las puertas, sino que le devolvió la esperanza. En cada entrenamiento, rodeado de compañeros que lo apoyaban, encontró la fuerza para seguir adelante. El agua, que alguna vez fue su refugio, se convirtió en su mayor aliada para vencer la enfermedad. Allí, entre brazadas y esfuerzo, recuperó no solo su movilidad, sino también las ganas de seguir luchando.
Cocinar. Conducir. Nadar. Acciones que para cualquiera pueden ser simples, para él eran pruebas de que estaba recuperando su vida. Pero su historia aún no termina. Su cuerpo, aunque más fuerte, sigue en un proceso de recuperación. Y él, que ya ha logrado lo imposible, no tiene dudas de lo que viene “los dos próximos objetivos que tengo es correr y subir escalas”.
Y lo logrará. Porque Julián es la prueba de que la voluntad puede ser más fuerte que cualquier enfermedad, que el cuerpo puede rendirse, pero el espíritu nunca, que, aunque la vida le haya dado el golpe más duro, él se ha levantado. Y seguirá haciéndolo, hasta volver a correr.
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El impacto de la captura de extranjeros en Medellín
Narcotráfico, hurto y explotación sexual: los delitos detrás de cerca 370 capturas de extranjeros en Medellín
En los últimos dos años, más de 370 extranjeros han sido capturados por distintos delitos, desde homicidios y hurtos hasta narcotráfico y explotación sexual. Las autoridades han desplegado una ofensiva sin precedentes para frenar a quienes llegan a la ciudad con intenciones criminales, reforzando operativos, inteligencia y patrullajes en puntos estratégicos. Mientras miles de turistas visitan la capital antioqueña cada año, un grupo reducido ha intentado convertirla en su centro de operaciones ilícitas, pero la Policía y la Fiscalía siguen creando estrategias para enfrentarlos.
En los últimos dos años, Medellín ha fortalecido su lucha contra el crimen con una estrategia de seguridad que ha permitido la captura de decenas de extranjeros involucrados en distintos delitos. La articulación entre la Policía Metropolitana, la Fiscalía y la Secretaría de Seguridad ha sido clave para logar estos resultados, con operativos focalizados en las zonas de mayor incidencia delictiva y el refuerzo de unidades especializadas que han permitido actuar con mayor precisión frente a diversas amenazas.
Durante 2024, las autoridades capturaron a 228 extranjeros por distintos delitos, y en lo que va de 2025, la cifra alcanza los 143. Si bien el número total ha disminuido, la presencia de extranjeros en actividades delictivas sigue siendo un reto para la seguridad de la ciudad. El narcotráfico ha sido el delito con mayor impacto en las capturas, con 140 detenciones en 2024 y 77 en 2025, lo que demuestra que el tráfico de estupefacientes sigue siendo una de las principales razones por las que algunos extranjeros terminan en la mira de las autoridades.
Para enfrentar este fenómeno, la Policía ha intensificado las labores de inteligencia y patrullaje en puntos estratégicos, logrando desarticular redes dedicadas al tráfico de drogas y al hurto. En este último delito, se registraron 53 capturas en 2024 y 24 en 2025, lo que evidencia una reducción significativa gracias al aumento de los controles y la presencia policial en sectores turísticos y comerciales. Además, se han reforzado los operativos en aeropuertos, terminales de transporte y zonas de alta afluencia para identificar a posibles infractores antes de que cometan delitos.
Más allá del narcotráfico y el hurto, las autoridades han logrado importantes avances en la persecución de delitos de alto impacto. En 2024, fueron capturados cinco extranjeros por homicidio, y en 2025 la cifra es de tres. También se ha logrado la detención de personas vinculadas con delitos sexuales, violencia intrafamiliar y porte ilegal de armas, evidenciando el esfuerzo de los equipos especializados, como el Gaula y las unidades de Infancia y Adolescencia, en la protección de los ciudadanos.
Uno de los principales desafíos ha sido garantizar la seguridad sin afectar la imagen de la ciudad como destino turístico. Medellín es visitada cada año por miles de extranjeros que llegan con fines recreativos, de negocios o académicos, y el trabajo de las autoridades ha estado enfocado en evitar que la delincuencia empañe la experiencia de quienes buscan disfrutar de la ciudad. Para ello, se han implementado estrategias de prevención y acompañamiento en las zonas de mayor concentración de turistas, además de campañas de sensibilización para que los visitantes respeten las normas y eviten situaciones de riesgo.
El compromiso de Medellín con la seguridad sigue firme. La Policía y la Secretaría de Seguridad han demostrado que, con inteligencia y operativos bien estructurados, es posible contener el crimen y proteger a la ciudadanía. Sin embargo, el trabajo no se detiene. La cooperación con agencias internacionales y la integración de nuevas tecnologías en la lucha contra el delito serán claves para mantener a raya a las estructuras criminales que intentan operar en la ciudad.
Los resultados obtenidos hasta ahora son una muestra del esfuerzo constante por hacer de la ciudad un lugar seguro para todos, y la estrategia continuará fortaleciéndose para garantizar que quienes llegan con buenas intenciones puedan disfrutarla sin temor, mientras que quienes pretendan delinquir enfrenten el peso de la ley.
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Historia nunca contada: en un solo día, cuatro jóvenes con el mismo nombre fueron asesinados en la ‘Loma’
Exclusivo Colombia revela un caso inédito: en la Loma, cuatro jóvenes fueron asesinados en un solo día, con una coincidencia inquietante: todos tenían el mismo nombre. Sin conexión entre ellos, pero marcados por el destino, sus muertes siguen resonando como un eco de la brutalidad del conflicto en Medellín. Por primera vez, una de las familias rompe el silencio y confirma que este crimen podría ser escuchado en JEP.
A María Adelaida Álvarez todavía le tiembla la voz cuando habla de aquella noche, no porque no haya contado la historia antes, sino porque cada vez que lo hace es como si la viviera de nuevo, como si volviera a ver el rostro de su sobrino Juan Gonzalo Bustamante, desfigurado por los golpes, atravesado por las balas y tirado en la oscuridad de la “Caballeriza”, aquel rincón de la “Loma”, en inmediaciones del corregimiento San Cristóbal y la Comuna 13 de Medellín, donde muchos jóvenes dejaron de respirar por una guerra que a muchos les cuesta olvidar.
Aquel día, 26 de junio de 2002, la muerte se ensañó con cuatro muchachos que tenían algo en común: todos se llamaban Juan. Cuatro vidas apagadas en menos de 24 horas, cuatro nombres escritos en la misma lista de condenados. “Eran unidos: Ejército, Policía y Autodefensas. Se unió todo el gobierno para asesinar a estos jóvenes que nada tenían que ver”, dice María Adelaida con una mezcla de rabia y resignación.
El primer Juan cayó en la mañana, Juan Fernando. Lo vieron por última vez en el sector de Bellavista “los paramilitares se lo llevaron, lo torturaron, lo desmembraron, le sacaron la lengua, los ojos prácticamente lo picaron y lo tiraron por la parte de San Cristóbal”, revela María.
Apenas unas horas después fue el turno de Juan Gonzalo, su sobrino. Cuenta que viajaba en un bus junto a su padre cuando hombres armados lo hicieron bajar “en la caballeriza, lo golpearon y le dispararon 16 veces”. ¿Su delito? Nadie lo sabe con certeza. Algunos dicen que corrió, otros que, como todos los Juanes, su nombre estaba en la lista. Cuenta que Juan Gonzalo dejó un hijo de un año y era un destacado estudiante de la Universidad de Antioquia.
Más tarde, en la noche, atraparon a Juan Manyoma, “lo encerraron en la caballeriza, lo torturaron hasta la madrugada, le sacaron los ojos y le cortaron los dedos. Fue totalmente brutal”, así lo describe María quien aún se pregunta cómo una madre puede recoger a su hijo en esas condiciones.
Y el cuarto Juan, nadie sabe con precisión si cayó en la tarde o en la noche, pero sí se sabe que terminó igual.
¿Por qué los Juanes? Para entender este episodio de violencia hay que retroceder un poco. Años antes, un hombre conocido como alias Gabelo llevó las milicias a la Loma, por primera vez. Era la guerrilla, en ese pequeño rincón del occidente de Medellín y, según el testimonio revelado en Exclusivo Colombia, todos los Juanes en algún momento tuvieron algún tipo de contacto con él: un saludo, una mirada, una palabra cruzada en una esquina, eso bastaba. Cuando los paramilitares llegaron con su nueva orden, el solo hecho de haber coincidido con alguien como “Gabelo” era suficiente para morir. María revelo que, “Gabelo”, también se llamaba Juan.
Los sacaban de su casa y los mataban, los bajaban del bus, entraban a las casas, no importaba quién fuera dice María quien relató que el Ejército tenía un puesto de control en la “Caballeriza”, un sitio de tortura que todos recuerdan. Dice que allí comenzaron a tomar fotos de todos los jóvenes que pasaban y por alguna razón todos los que se llamaban Juan terminaron en esos registros.
La operación Mariscal había ocurrido días antes, fue un intento fallido del gobierno para sacar a las milicias de la Comuna 13, pero lo que realmente dejó esa operación fue la excusa perfecta para que los paramilitares tomaran el control total del territorio y, con ese control, la cacería comenzó.
Años después, los familiares de los Juanes siguen esperando respuestas. Recientemente la JEP se comunicó con la familia de Juan Gonzalo Bustamante y su crimen podría ser escuchado en el caso 08 (crímenes cometidos por la fuerza pública, agentes del Estado en asociación con grupos paramilitares, o terceros civiles en el conflicto armado).
Al terminar el diálogo con María Adelaida, quien concedió esta entrevista en el balcón de su vivienda que tiene una visual hacia la Escombrera de la comuna 13, afirmó que la verdad nunca llega completa, porque en la Loma el silencio es ley “cada día estamos peor. Aquí sí queremos vivir, quedémonos calladitos, dice ella, como quien ha aprendido que la verdad -también mata- “.
Pero hay preguntas que no dejan de flotar en el aire, dos décadas después ¿Por qué los Juanes? ¿Quién hizo la lista? ¿Quién ordenó las ejecuciones? ¿Y cuántos nombres más están esperando ser contados?
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“Mido 90 centímetros y nada me ha quedado grande”: la historia del primer colombiano de talla baja en convertirse Influencer
Con 26 cicatrices que cuentan su lucha por la vida y 31 tatuajes que marcan su historia como su edad, David Alejandro Peláez Marín, conocido como Alejolittle, es un símbolo de resiliencia y determinación. Este colombiano, que desafió las probabilidades desde su nacimiento, ha convertido el bullying en una herramienta de empoderamiento y las redes sociales en el escenario de su triunfo. Hoy, con millones de seguidores en TikTok, es un creador de contenido que desde Medellín inspira al mundo entero con su humor, humanidad y mensaje.
La primera vez que vi sonreír a David Alejandro Peláez Marín entendí que hay historias que nacen para desafiar las probabilidades. No es una sonrisa cualquiera; es un arco que ilumina su rostro, un destello que parece decirte que, aunque el mundo intente reducirte, el espíritu puede siempre ensancharse. Y si algo caracteriza a este colombiano nacido el 10 de febrero de 1993, es precisamente eso: su grandeza interior.
Alejandro llegó al mundo como un milagro que desafiaba diagnósticos. En el vientre de su madre, las noticias eran desalentadoras: le faltaba líquido amniótico, y los médicos no le daban esperanzas de vida. Cuando finalmente nació, su cuerpo diminuto pasó 10 días en incubadora, aferrándose al aire como si supiera que su camino apenas estaba comenzando. Su vida ha sido una lucha constante, marcada por 26 cirugías y la hazaña de dar sus primeros pasos a los tres años “26 cirugías y por ahora no necesito más, por ahora”, relata en Exclusivo Colombia.
Es el menor de dos hermanos, su hermano mayor, de 45 años, lo veía con admiración y, desde niño, David aprendió que su tamaño no definiría sus sueños. Creció rodeado de retos, pero también de un espíritu de superación que lo llevó a estudiar publicidad y diseño gráfico. Ejerció su profesión durante cinco años y entre las experiencias que logró se destaca su paso por una empresa que manejaba las redes sociales de grandes artistas como Karol G y J Balvin. Pero su corazón inquieto no estaba hecho para quedarse en un escritorio.
En 2017, David hizo algo que pocos se atreven: dejó su zona de confort. Renunció a la estabilidad de su empleo para lanzarse al incierto y fascinante mundo de las redes sociales como creador de contenido. Su primer video, “Agáchate y conócelo”, fue un hit inmediato. Lo compartieron artistas como J Balvin, Nicky Jam y Wisin y Yandel. Pero más allá de las visualizaciones, ese video fue el punto de partida de una revolución personal y social.

Cuenta que encontró en el humor y la autenticidad su lenguaje. Conectó con la gente desde la vulnerabilidad y el carisma. Un video emotivo donde le regalaba dinero a su madre, y otro donde documentó la operación en sus ojos, tocaron fibras sensibles. Luego llegó su etapa como el “rey de la sopita”, un contenido que, aunque sencillo, lo acercó a los niños y lo consolidó como un referente familiar y cálido “¡ay sí!, soy el -rey de la sopita- y nadie me quita ese puesto” ¿Por qué? Porque tomo mucha sopita. Mi mamá me hace mucha sopita para crecer, pero lamentablemente estoy creciendo para los lados (risas)”.
A David le gusta presentarse como un hombre de carne y hueso, con miedos, incertidumbres y sueños. Le apasiona la actuación, la presentación y el humor y sueña con tener su propio Stand Up y una serie que cuente su trayectoria. Entre risas, confiesa que los 31 tatuajes que adornan su cuerpo coinciden con su edad, cada uno cargado de significado.

Una de las anécdotas más impactantes de su vida fue conocer a Alejandra Azcárate, quien le dio el empujón que necesitaba para creer en sus sueños “ella me dio la patadita de la buena suerte, ella creyó en mí, ella vio lo que muchas o muy pocas personas no han visto en mí”. Pero quizás lo más impresionante es cómo ha convertido el bullying en una herramienta de empoderamiento.
“El bullying me salvó la vida”, dice, con una honestidad desarmante. Y así, a través de campañas en colegios con niños les muestra que lo que otros perciben como debilidades puede convertirse en fortalezas. Agregó que “yo no hago campañas contra el bullying, porque el bullying nunca se va acabar. Es como decirle a la vida ¡Acábense problemas! Yo le enseño a la gente que, a través de mi historia, cómo sobrevivir y cómo llevar el bullying. A mí el bullying me salvó porque si no hubiera existido, no me hubiera querido y amado como en este momento”.

Hoy, David es el pilar de su familia. Su madre, Luz Alba, esa mujer que luchó por él desde el primer día, recibió de su hijo el regalo más preciado: una casa propia. Aunque su vida no ha sido fácil, David ha construido un camino sólido gracias a su humildad y calidez humana. En el mundo del entretenimiento es conocido como Alejolittle y sus casi 4 millones de seguidores en TikTok no son solo números, son una comunidad fiel que encuentra en él inspiración y alegría.
Detrás de las cámaras, es un hombre como cualquier otro. Ha enfrentado momentos de incertidumbre, noches de preguntas sin respuesta, pero siempre ha encontrado la manera de salir adelante. Porque, como él mismo lo dice, “cuando uno se permite dejarse hundir, créanme que uno ve más cerquita el éxito ¿A dónde quiero llegar? Al éxito. Yo cuando salgo a flote, como decía Colón -tierra a la vista- Son las metas a las que quiero llegar”.
Mientras se prepara para lo que venga, Alejolittle sueña con escenarios más grandes. Visualiza un micrófono, un público riendo y aplaudiendo y su trayectoriaconvertida en una serie que inspire a otros. Porque si algo ha demostrado este hombre de estatura pequeña, pero de espíritu gigante es que no hay límites cuando se trata de alcanzar el cielo “gracias a esa discapacidad he podido superarme y alcanzar lugares donde, créanme que, si no me abren la puerta, pues me meto por la ventana o me meto por debajo de la puerta, entonces ser discapacitado también vale la pena”.

Durante un diálogo con un reportero de Exclusivo Colombia, habló de sus sueños “con salud, con mi familia viva y, tercero, girando por todo el mundo como mi Stand Up, o con mi conferencia por todo el mundo y algún día sacar un libro sobre mi vida o una serie y contando muchos secretos de personas que me han querido ver hundido, pero no”.
La sonrisa de Alejo no solo ilumina su rostro; ilumina un camino que nos recuerda que los milagros no siempre vienen envueltos en grandeza, pero sí en un alma capaz de crecer hasta el infinito.
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“Entero no hay nada, excepto la cola de la aeronave”. Habla piloto que avistó avioneta siniestrada en Antioquia
Miguel Gnecco, un piloto curtido por décadas de vuelos, se convirtió en los ojos de la tragedia: desde su cabina y, desafiando un océano de árboles de 50 metros, fue el primero en encontrar los restos de una aeronave desaparecida, en Urrao. Gracias a él, fue posible ubicar el lugar del siniestro, donde murieron los 10 ocupantes que viajaban desde Juradó hacia Medellín. La entrevista, en Exclusivo Colombia.
En el corazón de una selva impenetrable, donde la civilización parece un rumor lejano y los árboles desafían las alturas del cielo, Miguel Gnecco escribió una página inolvidable en la aviación. Con 42 años de experiencia en el aire, el piloto jamás imaginó que un día su habilidad para volar le permitiría resolver un misterio que mantenía en vilo a los antioqueños: el paradero de una aeronave siniestrada en una zona de difícil acceso, en jurisdicción de Urrao.
Gnecco, conocido por su temple de acero y su instinto casi sobrenatural para detectar lo invisible, despegó aquella mañana con una misión clara: localizar los restos del avión que, el día anterior, había desaparecido sin dejar rastro.
Durante horas, Gnecco voló sobre un inmenso océano verde. Arboles de 50 metros se alzaban como guardianes silenciosos, ocultando cualquier indicio de vida o muerte bajo sus copas frondosas. Desde el aire, parecía imposible distinguir algo más allá de la densa maraña vegetal.
“Me devolví sobrevolé más bajo y ya logré ver el color azul de la cola del avión. El avión como tal no tenía forma, había muchos pedazos en el área mezclados con vegetación, los árboles que había tumbado el impacto”, relató Gnecco. Con cada vuelta, el combustible disminuía y la esperanza flaqueaba, pero su instinto lo obligaba a seguir, aunque el mal tiempo se atravesó en el objetivo de encontrar a la aeronave y sus 10 ocupantes.
Finalmente, tras varias horas de vuelos en círculos agotadores, ocurrió lo inesperado. En un claro diminuto, apenas perceptible entre los gigantes verdes, Gnecco regresaba a Medellín, a la espera de instrucciones para continuar al día siguiente con la búsqueda, pero durante el vuelo divisó lo que parecían ser fragmentos metálicos reluciendo débilmente bajo el sol. El corazón le dio un vuelco “el impacto fue bastante fuerte una alta velocidad entero no hay nada excepto la cola de color azul que quedó a unos 20 metros abajo del cerro el resto está totalmente deshecho “.
Cuando descendió para observar mejor, Gnecco pudo confirmar lo que temía: el avión estaba en ruinas, reducido a un amasijo de metal retorcido que hablaba de la violencia del impacto “claramente desde que se perdió la señal hasta que impactó se iba en un descenso, pero nadie sabe bajo qué circunstancias, eso lo dirá la investigación que se está llevando a cabo. El mal tiempo es un factor determinante para el accidente”.
Las dificultades no acababan ahí. La densa vegetación y los árboles de 50 metros hicieron imposible un descenso cercano. Gnecco notificó a la Aerocivil y regresó a Medellín porque le quedaban 45 minutos de vuelo por el combustible. Un día después de ser avistada la aeronave, fue hallada gracias a las coordenadas que entregó el experimentado piloto, pero ninguno de los ocupantes sobrevivió.
Cinco de las víctimas eran integrantes de una misma familia:
- Angie Sanclemente (MAMÁ)
- Greimar Castro Sanclemente (8 años).
- Grettel Castro Sanclemente (4 años).
- Raquel Palacios (ABUELA)
- Cristal Sofía Hernández (15 años)
Hoy, cuando se le pregunta por ese día, Gnecco simplemente responde con una expresión melancólica: “alegría momentánea de encontrar la aeronave porque era el propósito del día, pero mucha tristeza de ver que sobrevivientes no hay. Debido al fuerte impacto se desintegró la aeronave, según lo que yo vi y, mucha tristeza. Lamentable accidente “.
Su historia, más que un relato de aviación, es una lección sobre la perseverancia y la capacidad humana para encontrar respuestas, incluso en los lugares más hostiles y remotos del mundo.
Miguel Gnecco es piloto comercial de aviones y helicópteros, tiene 64 años, de ellos ha dedicado 42 años a volar en importantes compañías en Colombia y el mundo. Tiene 17 mil horas de vuelco en en helicóptero, 2 mil en avión y ha sobrevivido a tres secuestros, dos de ellos orquestados por las Farc, en 1997 y 2003 en Carmen de Atrato y Villalobos, Huila
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Las 7 más leídas en 2024
Un año de historias que conectan
Hace un año iniciamos este camino con el sueño de convertirnos en una alternativa informativa cercana, rigurosa y relevante para ustedes, nuestros lectores. Hoy, al cumplir nuestro primer aniversario, queremos agradecerles por elegirnos, por leernos y por ser parte de esta comunidad que crece todos los días.
En estos doce meses, hemos trabajado con pasión y compromiso para contar las historias que importan. Y hoy, queremos compartir con ustedes las 7 noticias más leídas durante este primer año, aquellas que marcaron conversaciones, despertaron reflexiones y se convirtieron en parte de nuestra memoria colectiva.
Este logro no es solo nuestro; es de ustedes, que nos impulsan a seguir mejorando y creciendo. Gracias por confiar en nosotros. Sigamos construyendo juntos este espacio donde la información es sinónimo de cercanía, respeto y veracidad.
7
“Positivo para cianuro”.
Un mes después de la trágica muerte de una mujer, sus dos hijos de 17 y 21 años y su mascota (una gata), revelamos el dictamen científico del animal. El estudio será pieza clave en la investigación que determinará las causas del fallecimiento de los tres integrantes de una familia, en una vivienda de Medellín.
6
Dos corazones, una vida. La desgarradora historia de Natalia: perdió a uno de sus gemelos y el otro luchó por sobrevivir.
“Lamento mucho decirte que uno de los bebés falleció y tu otro bebé se está muriendo”. Así fue la triste y dolorosa noticia médica que recibió Natalia, una madre primeriza que durante su embarazo gemelar, perdió a uno de sus niños. El segundo sobrevivió, pero con graves complicaciones de salud.
5
Inédito relato: “antes de morir, Maximiliano no me decía -Mamá, ayúdame- sino -mamá, te perdono- con sus últimas fuerzas.
Los exclusivos detalles paranormales del cruel asesinato de Maximiliano y los últimos momentos de su muerte.
4
Impactante: una depresión la dejó sin sus 4 extremidades
A una mujer en #Medellín le amputaron sus manos y pies, tras una depresión que llegó acompañada de una poderosa bacteria que estuvo a punto de matarla.
Ella reveló en #ExclusivoColombia que tiene tres hijos: uno se encuentra desaparecido y la menor cayó en una red de prostitución. Quiere convertirse en coach de superación, en una exitosa influencer y pidió ayuda para cumplir sus sueños.
3
15 milagros y una vida.
¿Usted cree en los milagros? #ExclusivoColombia cuenta la impactante y emotiva historia de Juan, un paisa que se contagió de Covid – 19 tras regresar de su “luna de miel” y terminó en coma, sin voz, con un diagnóstico fatal en sus pulmones, perdió la movilidad y después de una traumática rehabilitación, se levantó y junto a su esposa escribió un libro que decidieron llamar @respira.despacio
2.
-Del dolor a la esperanza
Del dolor a la esperanza: 🌟 Francisco Marulanda convirtió la pérdida más grande de su vida en un acto de amor.
Hoy, su fundación #JuanesDelAlma transforma la vida de niños con discapacidades, guiados por el poder sanador de los caballos. 🐴💛Una historia de: @catalinamarin7
1
-La historia de la reportera del crimen
Por primera vez, Adriana Vergara, la única reportera gráfica del crimen en #Colombia cuenta detalles inéditos de su carrera y revela un doloroso capítulo en su oficio.
Hace una radiografía de su trabajo y comparte anécdotas del cubrimiento de miles de asesinatos durante sus 27 años de carrera, en 4 medios de comunicación.
Gracias por elegirnos y deseamos contar con su apoyo, durante el 2025.
Cordialmente: el equipo de Exclusivo Colombia.
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Editorial: ¡Abracémonos de nuevo! Feliz Navidad les desea Exclusivo Colombia
En un país marcado por cicatrices y distancias, Exclusivo Colombia conmemora su primer año construyendo puentes con historias que abrazan, sanan y reconcilian. Hoy, más que nunca, abracémonos de nuevo.
El abrazo es uno de los gestos más humanos que existen. Es un refugio, un puente, una manera de decir “te veo, estoy contigo, te reconozco”. Hoy queremos invitarte a reflexionar sobre el profundo significado de abrazar y ser abrazado, porque esa acción tiene el poder de sanar, de cerrar heridas y de acercar corazones que, por circunstancias de la vida, se han distanciado.
Abracémonos de nuevo. Con quienes alguna vez tuvimos diferencias, porque todos hemos cometido errores, hemos dicho palabras de las que nos arrepentimos o hemos elegido caminos distintos que nos separaron. Pero el perdón, el entendimiento y la empatía tienen la capacidad de derribar barreras y acercarnos otra vez. Un abrazo no siempre significa estar de acuerdo, pero sí significa querer estar cerca, valorar lo que realmente importa y elegir la unión sobre la división.
Abracemos a quienes han conocido el dolor en su forma más cruda. A los que han perdido un ser querido y han aprendido a caminar con el peso de la ausencia. A quienes han vivido la incertidumbre, la angustia y la soledad tras un secuestro o una privación de libertad. Sus cicatrices nos enseñan el valor de la resistencia y la fortaleza y su capacidad de seguir adelante merece nuestro más sincero reconocimiento.
Abracemos también a los amigos, esos compañeros de vida que, con su apoyo incondicional, nos han sostenido en momentos de oscuridad y nos han hecho reír en días difíciles. A veces, en la rutina de la vida, olvidamos agradecer a quienes siempre están ahí. Hoy es un buen día para recordarles cuánto los queremos y cuánto significan para nosotros.
Y no olvidemos abrazarnos a nosotros mismos. Reconocer nuestro esfuerzo, perdonarnos por las veces que no hemos sido perfectos y valorar todo lo que hemos logrado, e incluso, cuando nadie más lo nota. En el abrazo propio, en la reconciliación con nosotros mismos, encontramos la fuerza para seguir adelante y la capacidad de amar a otros con más sinceridad.
Abracemos a quienes un día decidieron partir en busca de un futuro mejor, dejando atrás raíces, familia y recuerdos. Ellos nos enseñan que el coraje no siempre está en quedarse, sino en enfrentarse a lo desconocido con la esperanza como bandera. Aunque estén lejos, siguen siendo parte de nosotros. Su lucha es también nuestra historia.
Hoy, al conmemorar el primer aniversario de Exclusivo Colombia, queremos dedicar estas palabras a todos ustedes. Porque este espacio nació con la intención de contar historias que importan, historias que inspiran y construyen, historias de amor, lucha y humanidad.
Cada artículo, cada palabra escrita, cada historia contada es un abrazo. Un abrazo a quienes lo han dado todo, a quienes siguen soñando, a quienes construyen desde el silencio. Porque creemos que el mundo necesita más abrazos: más gestos que unan, que reconozcan, que celebren la belleza de estar vivos en este viaje que llamamos vida.
Gracias por ser parte de esta comunidad. Gracias por permitirnos abrazarte a través de nuestras historias. Sigamos construyendo juntos un espacio donde las diferencias sean entendidas, donde el dolor sea escuchado, y donde cada persona, sin importar su historia, pueda sentirse acompañada.
Abracémonos de nuevo, hoy y siempre.
Feliz navidad, les desea el equipo de Exclusivo Colombia
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La increíble historia del Concejal antioqueño que fue habitante de calle
A los 18 años, Edwin Alexander Gómez vivía entre el pavimento frío y la oscuridad de una adicción que estuvo a punto de llevarlo a la muerte. Perdido en el mundo de las drogas, el alcohol y la prostitución, se convirtió en un habitante de calle que veía en cada amanecer un recordatorio de su propia desesperanza. Hoy, a los 43 años, es Concejal de Copacabana, elegido por 600 ciudadanos que confiaron en su historia de redención y la voluntad de cambiar vidas. Por primera vez, Edwin revela en un medio de comunicación los secretos de su pasado, los límites que cruzó y la fuerza espiritual que lo salvó de un destino fatal. Su testimonio, crudo y conmovedor, es un grito de esperanza para quienes, como él, creen que no hay salida.
En el corazón de la ciudad, donde los edificios brillan bajo la luz de la prosperidad, pocos recuerdan las noches oscuras que vivió Edwin Alexander Gómez. Hoy, con 43 años, es un Concejal exitoso y respetado, defensor incansable de los derechos de las comunidades vulnerables. Sin embargo, su camino hacia la política no comenzó en un despacho, sino en las calles, donde encontró el rostro más crudo de la vida.
Edwin tenía solo 18 años cuando la adicción lo atrapó. Quien alguna vez fue un joven lleno de sueños se convirtió en un habitante de las calles, un hombre perdido en un mundo de alucinógenos, desesperación y soledad. Durante cinco años, su vida fue un constante ir y venir entre el hambre, la violencia y las decisiones desesperadas “termino allí porque me di cuenta que empiezo a consumir las sustancias, encuentro que esto me daba energía y vida, me sacaba del mundo de la timidez, que podía tener -amigos- algo que normalmente no hacía. Sin consumir, era una persona tímida y muy solitaria”.
En esos años oscuros, su cuerpo soportó el frío del pavimento y su alma el peso de una sociedad que lo miraba con desprecio. Conmovido, contó en Exclusivo Colombia los límites que cruzó en las calles “vandalismo, robo y prostitución”
Gómez relata que nunca olvidará el infierno que vivió a causa de las drogas. Dice que comenzó con sustancias que adormecen el hambre y el dolor, pero poco a poco avanzó en excesos hasta que perdió el control de si mismo “el alcohol era uno de los que más me hacía hacer esto porque yo no era capaz de consumir otras sustancias sino estaba bajo el efecto del alcohol. Las otras sustancias era el perico, la marihuana y las ruedas. Cuando estaba bajo el efecto del alcohol era un ser podía estar con una u otra mujer, no importaba que tipo de mujer estaba a mi lado”.
Cuenta que una madrugada, tras una noche de excesos, despertó desnudo “muchas veces me despertaba sin ropa y no sabía con quien estaba o que pasó. Eran guayabos morales, con ganas de morirme. Cada ocho días, duré un año y medio con ganas de morirme, en este sector de la Avenida San Juan con la Regional. No quería vivir más, pero sin saberlo había otro propósito para mi vida”.
Pero en el fondo de esa oscuridad, algo comenzó a encenderse. Una fuerza, que él describe como profundamente espiritual, lo llevó a replantear su existencia.
El día 17 de octubre del año 2004 llevaba una semana de consumo. Antes de esto me habían llevado a los grupos de alcohólicos anónimos, pero creía que estaba muy joven porque tenía 23 años, pero veía mi vida como la tenía de marcada, donde solo me esperaba la muerte”, relata.
Recordó que fue diagnosticado con Pancreatitis, una enfermedad que ataca el sistema digestivo y que en la mayoría de casos se produce por el exceso de alcohol. Recuerda, con nostalgia, que fue atendido en la clínica El Rosario de Medellín. Dice, que ese fue el día que la vida le regaló una segunda oportunidad.

Esa mañana, mientras estaba bajo el cuidado de los médicos, Edwin sintió algo que jamás había experimentado. Dice que una fuerza espiritual, inexplicable pero real, lo impulsó a dejar las calles y luchar por una vida digna “desde ese día hasta el día de hoy no consumo una copa de alcohol y tampoco volví a consumir drogas”.
Con esa chispa interna y el apoyo incondicional de su familia, que nunca dejó de buscarlo, Edwin empezó su proceso de recuperación “la vida me devolvió a mi madre y a una hermana contemporánea, la vida me devolvió la dignidad y me hizo una persona diferente. Hoy tengo la vida que muchos soñaron para mí y un ser supremo que yo llamo Dios me ha acompañado en este camino. Me gusta transmitir un mensaje de esperanza y decir que sí se puede salir de este mundo”.
Hoy, años después de levantarse y construir la vida que se prometió recuerda con amor a sus hermanas Viviana, María Camila y Yuli. Dice que a ellas les agradece la paciencia y el cariño.
Cuenta que con el pasar de los años, decidió reconstruir su vida. Es bachiller de la Institución Liceo San Luis Gonzaga de Copacabana y egresó del Tecnológico de Antioquia como profesional en Trabajo Social, además tiene el propósito de estudiar una especialización en Gestión de Proyectos.

Convencido de que su experiencia podía ser un faro de esperanza para otros, Edwin decidió dar el salto a la política. Creía profundamente que podía transformar su dolor en acción y ayudar a los menos favorecidos, aquellos que, como él, alguna vez sintieron que no tenían futuro. Con su testimonio como bandera, recorrió los barrios más vulnerables, habló con las personas cara a cara y les demostró que una segunda oportunidad era posible. Esa honestidad y cercanía le valieron la confianza de 600 ciudadanos, quienes, con sus votos, lo eligieron Concejal de Copacabana “llego a convertirme en Concejal. Primero recorrí un camino arduo como gerente de campaña de algunos candidatos, donde siempre teníamos la oportunidad de ganar. Llega un equipo de trabajo y me dice -Edwin, queremos vos seas el candidato- y les dije que primero me quería preparar, terminé mi carrera y emprendimos un camino que nos llevó a hacer historia con el partido Nuevo Liberalismo”.
Hoy, como Concejal, Edwin se ha convertido en la voz de quienes están en los márgenes de la sociedad, abogando por políticas que prioricen la rehabilitación, la educación y el empleo para quienes, como él, han tocado fondo “desde allá puedo ser la voz del pueblo y más de personas que no son escuchadas. Ser ese puente entre comunidad y administración. He llegado a donde soñaba”.

Con plena satisfacción, el Concejal relata que “este año he participado de 11 comisiones accidentales, entre ellas una orientada al flagelo de los habitantes de calle, en donde este año en el Plan de Desarrollo se logró que se invirtieran más recursos. Otra de las comisiones importantes fue la de infraestructura educativa. Allí logramos gestionar 600 millones de pesos para mejoras y viajé dos veces a Bogotá a reunirme con representantes del partido. Allí tocamos puertas y propusimos vincular proyectos para nuestro municipio”.
Edwin no oculta su pasado. Más bien, lo lleva como un recordatorio en el que a diario reconfirma que la redención es posible. Su oficina está llena de fotografías de proyectos comunitarios y hoy la ciudad que lo vio caer ahora lo ve brillar. Y en cada discurso y proyecto que impulsa lleva consigo un mensaje claro: las segundas oportunidades no solo son posibles, sino necesarias.
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