
En uno de los golpes más contundentes contra el crimen organizado en Antioquia, la Alcaldía de Itagüí, en coordinación con la fuerza pública, desmanteló una estructura criminal que manejaba más de 45 millones de pesos diarios a través de extorsiones y microtráfico. La operación, ejecutada de forma simultánea, dejó 19 capturados y marcó un antes y un después en la lucha por la seguridad urbana en Colombia.
Una madrugada, el estruendo de los martillos rompió el silencio en distintos barrios de Itagüí. En cuestión de minutos, 19 personas, algunas todavía dormidas, estaban esposadas, sorprendidas por un operativo de inteligencia que llevaba ocho meses gestándose en secreto. Lo que parecía una red criminal dispersa era, en realidad, una estructura jerárquica que manejaba cerca de 45 millones de pesos diarios a punta de extorsión, drogas y miedo.
Las autoridades la llamaron “Operación Independencia”. El nombre no fue gratuito. Se trataba de recuperar el control de territorios que, durante años, estuvieron en manos de bandas criminales que operaban como empresas del crimen. Cada uno con un rol: unos cobraban extorsiones, otros traficaban drogas sintéticas, otros resolvían “ajustes de cuentas”. Todos obedecían a un mismo mando: alias “Pipón”, el cabecilla, capturado en este mismo operativo. Su primo, alias “Bola”, está prófugo y las autoridades ofrecen hasta 13 millones de pesos por información que lleve a su captura.
Durante ocho meses, agentes de inteligencia, fiscales especializados y unidades élite del Ejército y la Policía siguieron cada paso de esta organización que venía tomando control de varios barrios de Itagüí. Los seguimientos, interceptaciones, grabaciones y operaciones encubiertas permitieron construir un expediente sólido que derivó en una ofensiva simultánea de gran escala: 26 allanamientos ejecutados con precisión en algunos barrios como La Independencia, Yarumito, El Rosario, El Palmar y La Unión. La operación también alcanzó al municipio de La Estrella y al corregimiento San Antonio de Prado.
Los resultados hablan por sí solos. Diecinueve capturados, de los cuales diecisiete fueron detenidos por orden judicial y dos en flagrancia. Entre ellos, un menor de edad y una mujer también sorprendida en plena acción delictiva. La organización tenía una estructura vertical. Cada miembro tenía una función asignada: distribución de estupefacientes, cobro de extorsiones, ajustes de cuentas y venta de drogas sintéticas. Los alias con los que operaban parecían sacados de una novela de crimen urbano: “Puntilla”, “El Primo”, “Tino”, “Pájaro”, “Chita”, “El Negro”, “Tatiana”, “Julián Pavón”, “El Tío”, “El Búho”, “Lulo”, “El Chino”, “Karina”, “Germán” o “El Canoso”. Todos cumplían un papel específico dentro de una maquinaria de crimen organizada y disciplinada.
El caso no solo revela el nivel de organización de estas redes en municipios como Itagüí, sino también la determinación de las autoridades locales por recuperar la seguridad en las calles. Diego Torres, alcalde de la ciudad, no dudó en calificar la operación como un hecho histórico. “Con esta megaoperación seguimos demostrando que la criminalidad la combatimos en equipo y con decisión. Lo prometimos en campaña y lo estamos cumpliendo. Los bandidos no volverán a Itagüí”, afirmó con contundencia.
El mandatario no ocultó su satisfacción ante el operativo y fue enfático en que este es apenas un paso dentro de una estrategia más amplia para garantizar la tranquilidad de los ciudadanos. “Itagüí seguirá siendo una ciudad próspera y segura para todos”, añadió.
Las pruebas recolectadas durante la investigación incluyen horas de grabaciones de cámaras de seguridad, declaraciones de testigos, seguimientos presenciales, reconocimientos fotográficos, información de inteligencia, inspección de procesos e interceptaciones telefónicas. Todo este material probatorio fue clave para que la Fiscalía y los jueces avalaran las órdenes de captura y se dictaran medidas de aseguramiento intramuros contra los implicados.
Pero más allá del balance judicial, la operación “Independencia” envía un mensaje claro y contundente: Itagüí no está dispuesta a retroceder frente al crimen. La articulación entre la administración municipal, la fuerza pública y la justicia logró neutralizar una red criminal con alto poder de intimidación. El silencio, el miedo y la extorsión, que por años marcaron la vida de muchos ciudadanos, recibieron un golpe certero.
La ciudad respira un nuevo aire. Y aunque el camino hacia una seguridad plena es largo, este operativo marca un antes y un después en la forma como Itagüí enfrenta sus desafíos. Porque en medio de una región aún golpeada por el crimen, este municipio antioqueño decidió alzar la voz y actuar con fuerza.
Y lo hizo con una frase que hoy retumba con más peso que nunca: “Los bandidos no volverán a Itagüí”.