
Desde las cárceles se ejecutan más del 80% de las extorsiones en Colombia. Alerta: ya están usando Inteligencia Artificial
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Las sorpresas que esconde la muerte: un día con un sepulturero del cementerio San Pedro
Francisco Cadavid cuenta detalles sobre cómo es vivir entre los muertos
La muerte acarrea muchos problemas prácticos. Generalmente, y con toda razón, se habla del duelo tras la pérdida, de la tristeza, la rabia, el daño irreparable. Pero poco se mencionan los asuntos prácticos. ¿Quién se encarga de arreglar un cuerpo yerto? ¿Quién, de abrir una fosa, de pulir un ataúd? Si el cuerpo no se incinera, hay que esperar cuatro años para sacarlo de la oscuridad, partir los huesos con cuidado y llevarlo a otro lugar, este sí el definitivo. Alguien tiene que hacer ese trabajo que pocos desean.
Francisco Cadavid lleva 26 años haciendo todas esas tareas. Trabaja en el cementerio San Pedro, el más viejo de la ciudad que todavía está en funcionamiento.
El San Pedro es amplio, con una rotonda central rodeada de pinos y palmeras. En las tardes se escuchan los graznidos de aves. Francisco dice que son águilas o halcones. En la parte central del cementerio están enterradas algunas de las personas más recordadas del siglo pasado. Tomás Carrasquilla está por allí, coronado con un busto que hace honor a su obra; también está Jorge Isaacs, el escritor vallecaucano cuyos restos trajeron comenzando el siglo XX, después de la guerra de los Mil Días.
En ese espacio se mueve Francisco desde hace 26 años. Es un hombre delgado, de piel morena, bien afeitado. Llegó al San Pedro porque le ofrecieron trabajo en unas obras que se hacían en ese momento, para 1998. Antes del cementerio era muy temeroso de la muerte. Recuerda que cuando había un entierro en Girardota, su pueblo, se escondía para evitar el contacto con la muerte. Si había un velorio, no entraba y más bien se escabullía hacia otros lugares.
Pero mucho tiempo ha pasado desde eso. Ahora habla de la muerte como de cualquier otra cosa, con las manos en la cintura, tranquilo.
Francisco no recuerda cuál fue el primer muerto que ayudó a meter a la bóveda. Sabe, eso sí, que es más complicado una exhumación que una inhumación. En el San Pedro hay muchas bóvedas alquilados, cuyo contrato es por cuatro años. Pasado ese tiempo, hay que sacar al muerto para liberar el espacio.

Por raro que parezca, es frecuente que a muchos no los reclamen. El cementerio, entonces, trata de comunicarse con la familia para que se presente. Sobre la lápida ponen un sticker indicando que el muerto, por contrato, debe ser exhumado, pues su tiempo ahí ha caducado. Pero las familias no aparecen y pasan uno o dos años en ese problema, hasta que el cementerio, como última opción, se ve obligado a hacer una exhumación administrativa.
“Eso pasa mucho acá, ufff. Entonces tenemos que hacer la exhumación. Sacamos el cuerpo, que no sabemos cómo lo vamos a encontrar, y lo arreglamos dentro de otro lugar, bien rotulado y con nombre, hasta que la familia venga y lo reclame”, cuenta el sepulturero.
Decía Francisco que la exhumación es peor. Y es que los sepultureros no saben con qué se van a encontrar. En los casos más sencillos, después de abrir la lápida y de que se disipe el polvo, aparece una calavera. Más abajo, los huesos que dieron fuerza al cuerpo que alguna vez tuvo vida.
Pero no siempre es así. Hay veces, Francisco no sabe cómo explicarlo, el muerto sale momificado. Entonces es más difícil sacarlo, porque está rígido. Si la familia no lo ha reclamado, hay que llevarlo a la otra bóveda, donde ocupará más espacio que un esqueleto.
Hay un tercer caso, que es el peor. Francisco tampoco sabe explicarlo, pero lo ha vivido y sabe cómo se siente. En algunos casos, el cuerpo sale fresco, descompuesto. No es difícil imaginar la escena. La descomposición es un fenómenos que comienza horas después de la muerte. Primero, el cuerpo se pone rígido, víctima del rigor mortis, y se vuelve muy difícil de manejar. Sobre las partes en declive, gracias a la gravedad, aparecen las livideces, unas manchas moradas, como tumefactas, provocadas por la sangre acumulada, que ya no corre.
Unas horas más tarde cesa el agarrotamiento de las extremidades y el cuerpo, de nuevo, se hace fofo, blandengue; el abdomen, en las fosas iliacas, comienza a tornarse verdoso. Entonces el cuerpo se hincha, repleto de gases provocados por las bacterias; las cuencas de los ojos se desbordan y el muerto pierde la figura humana.
Esa escena puede ser demasiado fuerte. Y más cuando es un familiar del muerto el que tiene que verla. Francisco cuenta que son dos personas allegadas al finado las que asisten a la exhumación. “Muchas veces traen otro montón de personas, hasta niños, que tienen que quedarse esperando afuera. Vienen como de paseo”, dice el sepulturero.

Las inhumaciones, en cambio, tienen otras complicaciones. El San Pedro es un cementerio de bóvedas y galerías. Hay seis pisos de bóvedas. No es fácil llegar hasta arriba con un ataúd. Para hacerlo, con cuidado, tienen que subir al cajón en un montacargas. Es un proceso engorroso en el que participan tres personas.
Por si fuera poco, no es solo subir el cajón hasta arriba, sino meterlo con precisión en el hueco. Para que ruede bien por el hoyo, cuenta Francisco, artesanalmente hacen unos rodillos con palos de escoba, de manera que se pueda deslizar hasta el fondo de la fosa. “Muchas veces pasan los cuatro años y sacamos el ataúd y los rodillos están intactos y siguen sirviendo. Eso es increíble”.
Otras veces, los problemas los ponen los vivos. El San Pedro es un reflejo de Medellín. En un comienzo, por allá en 1842, se creó para fungir como camposanto de los ricos, lo opuesto al San Lorenzo. Pero llegó el siglo XX con su vorágine de desplazados y de violencia. La ciudad se convirtió en una máquina de guerra y de muertes en la segunda mitad del siglo, y los cementerios no daban abasto.
Entonces, el cementerio que fuera de los ricos comenzó a adoptar a todos, víctimas y victimarios de la guerra. Cada tanto hay entierros inverosímiles en los que los asistentes llegan borrachos, dando tiros al aire y quemando pólvora: “Se ponen muy groseros con el sepulturero. Cuando la situación está muy complicada, uno tiene que irse y esperar a que las cosas se calmen”.

La jornada comienza temprano en el San Pedro, antes de las 8 de la mañana. Son seis las exhumaciones que se hacen todos los días, siempre a la misma hora. Los entierros, dice Francisco, son cuatro en promedio. El día es tranquilo por lo general, sin mayores sobresaltos.
Pero siempre hay sorpresas porque, aunque no parezca, la muerte es dinámica; hasta un cuerpo yermo, tendido en ataúd, tiende posibilidades insospechadas.
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Oscuro balance de asesinatos y violencia contra personas LGBTIQ+, en Antioquia durante el 2023
Exclusivo Colombia revela el informe anual de la Corporación Caribe Afirmativo, que demuestra el incremento de crímenes y violencia contra la población LGBTIQ+, en 2023
“El asesinato de una mujer trans que fue degollada cruelmente mientras dormía en una acera del barrio Rosalpi en Bello, encontrándose en completo estado de indefensión”. Este es uno de los casos más crueles citado por el informe anual de la Corporación Caribe Afirmativo, que a diario documenta con detalle los aberrantes ataques contra personas LGBTIQ+ en Colombia.
En el documento detalla otro crimen reportado en 2023 donde “una mujer trans y trabajadora sexual, fue brutalmente asesinada por un hombre en condición de cliente”.
El siguiente recuadro, construido por un equipo de investigadores y analistas de la Corporación revela el panorama en 2023:
| Homicidios y/o feminicidios 2023 | 20 |
| Crímenes con hechos indicadores de violencia por prejuicio | 7 |
| Tasa homicidios y/o feminicidios LGBTIQ+ | 0,29 % |
| Víctimas LGBTIQ+ por amenazas durante el año 2023 | 256 |
| Número de víctimas de violencia policial reportadas en 2023 | 34 |
| Víctimas de violencia sexual | 48 |
| Víctimas LGBTIQ+ incluidas en el RUV | 115 |
| Víctimas LGBTIQ+ solicitantes de medidas de protección | 12 |
Según el informe, se identificaron 5 factores preocupantes en Medellín, señalada hoy como una de las más “hostiles” contra las personas LGBIT+:
- Impunidad de las violencias.
- Procesos de denuncia poco eficientes y revictimización.
- Prácticas ineficientes de los entes investigadores para hacer un trabajo adecuado, rápido y asertivo, así como fallas estructurales para la prevención de las violencias.
- Ausencia de cultura ciudadana que promueva el respeto y el reconocimiento cotidiano de las personas LGBTIQ+.
NUEVA ALARMA
La Corporación Caribe Afirmativo reveló que en marzo de 2023 fue reportado el caso de “una agresión sexual perpetrada por varios hombres contra una mujer lesbiana (migrante venezolana). Según el informe “aunque se activó la ruta para atender casos de violencias basadas en género -VBG-, la respuesta institucional resultó negligente, perdiendo evidencia crucial del día de los hechos”.
Por el incremento de las denuncias con los migrantes venezolanos, la Corporación encendió las alarmas en “la región fronteriza con Panamá, específicamente en los municipios antioqueños de Turbo y Necoclí, donde los riesgos contra las personas migrantes son elevados, tanto por autoridades de control como por grupos armados irregulares”.
CIFRAS NACIONALES
-Asesinatos de personas LGBTIQ+ en Colombia, durante el 2023: 156.
-Porcentaje: incrementó el 7, 59% en comparación con los 145 casos reportados en 2022.
-Estadística: 41 mujeres trans, 3 hombres trans y dos personas no binarias, 46 hombres gais, 32 hombres bisexuales, 12 mujeres lesbianas, 1 mujer bisexual y 20 personas LGBTIQ+ sin especificar.
–Origen: el 95.5 %, es decir, 149 víctimas son colombianas y el 4,5% que equivale a 7 casos eran de nacionalidad venezolana
– ¿Quién encabeza la lista? Valle del Cauca reportó 33 casos
VIOLENCIA POLICIAL
Según Caribe Afirmativo “en el año 2023 se registraron 155 víctimas de violencia policial, mostrando un incremento del 49,03 % en comparación con las 104 víctimas reportadas para el año 2022”.
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La oscura historia de los tres “Pichis” de “La Oficina”
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Gordo Lindo quiere construir un “Hollywood montañero” en el cerro donde se estrelló el avión de Chapecoense
En el sitio ya hay un “ecoparque” y se visiona un hotel para el futuro
Hay en La Unión un negocio que ha despertado algunas polémicas. Es un restaurante al que su dueño, Jaime Carmona, llama ecoparque. Jaime es conocido como Gordo Lindo y, cuando le preguntan su nombre de pila, dice que lo olvidó hace mucho tiempo. Pues bien, Gordo Lindo es el propietario de la tierra adyacente a donde cayó, el 28 de noviembre de 2016, el avión en que viajaba el equipo Chapecoense.
Gordo Lindo no estaba ese día, pero uno de sus trabajadores, don Miguel, sintió el estruendo de una de las tragedias más grandes de la historia del deporte. Fueron 71 personas entre jugadores, directivos, periodistas y tripulantes las que murieron esa aciaga noche en la que no paró de llover.
En Medellín y en La Unión se hicieron decenas de homenajes a los fallecidos. El gobernador de Antioquia de la época, Luis Pérez, prometió construir un memorial en el sitio en el que cayó el avión. Desde el sector público se anunciaron grandiosas ideas sobre el memorial, pero todo quedó sobre el papel.
Acá entra en acción Gordo Lindo, quien ha pasado toda su vida en la vereda Pantalio, donde se estrelló el avión. Cuenta, sentado en uno de los taburetes de su negocio, que la gente comenzó a llegar de manera espontánea.

—Un día estaba yo ordeñando mis vacas—cuenta Gordo Lindo— y un señor me preguntó que dónde podía parquear su carro. Le dije que por ahí en un bordito y eso hizo. Entonces, yo tenía un toro por ahí, y ese animal le empezó a dar al carro y le hundió las latas. El señor me empezó a reclamar y yo le dije que cuadrara con el toro, ja, ja.
El visitante era, según Gordo Lindo, una de las “miles” de personas que llegaban a conocer el lugar. Se encontraban con que no existía el prometido mausoleo. Solo estaba la montaña, invariable,y la brisa fría que mece los árboles sombríos.
—Entonces—continúa Gordo Lindo— yo les prestaba el baño a las personas que llegaban. Les daba tinto, porque también llegaban preguntando por café, y las atendía. Ahí se creó una necesidad.
Hace tres años que Gordo Lindo vio la llamada necesidad y montó un restaurante. Dice que empezó con dos mil pesos y que “Dios le dio el proyecto para atender al mundo entero”.
El ecoparque de hoy tiene un rancho restaurante en el que se prepara a diario sancocho de gallina. Gordo Lindo dice, solo sabe él si es una hipérbole, que los domingos venden 1.500 almuerzos. Hay caballos para dar un paseo por las colinas, un sendero para caminar hasta el sitio en el que se estrelló el avión.
También hay una capilla, un mural con las fotografías de los muertos y unas cruces con los nombres de las víctimas del accidente. Pero el atractivo mayor, que Gordo Lindo muestra con orgullo, señalando ampliamente con el brazo, es un avión real que rememora al de la tragedia.
El avión está puesto sobre un plan y lo bordean unas cintas azules. No es una réplica del avión que chocó en 2016; se trata de un avión viejo, inservible ya, que Gordo Lindo y un socio compraron en Medellín. Para llevarlo hasta el lugar hubo que despiezarlo y llevarlo en varios camiones hasta la entrada a La Unión. Para llegar hasta el sitio del accidente —y del negocio de Gordo Lindo— hay que recorrer seis kilómetros desde la carretera principal.

En la vereda hay otros negocios que ofrecen comidas y tienen pequeños homenajes a Chapecoense: banderas, murales, las llantas de un avión. Pantalio no volvió a ser el mismo lugar desde aquella fatal noche de noviembre.
A Gordo Lindo le han criticado su negocio. Le han dicho que el ecoparque no es más que una manera de lucrarse de una tragedia. Cuando se le menciona eso, retrocede sobre el taburete y responde:
—De todo me han dicho. Pero yo no hago esto por lucrarme. Esto es un proyecto que Dios me puso y él me ha ayudado para que crezca. Fue Dios el que me puso esto acá, es de él.
Gordo Lindo piensa en grande su proyecto. Dice que con la ayuda de Dios lo convertirá en un Hollywood montañero. ¿Cómo es eso? No lo explica muy bien, pero lo imagina con juegos para los niños, luces, un hotel y cabañas.
—Esto acá es para atender y hacer feliz al mundo. Para eso me mandó Dios.
Y es cierto que muchos turistas vienen de otras latitudes a conocer el lugar de la tragedia. Un viernes en la tarde, por ejemplo, un turista noruego, rubio y luciendo una camiseta deportiva, llegó hasta el lugar y cabalgó por las colinas en uno de los caballos. Gordo Lindo, bromeando, le dijo que solo sabía dos palabras en inglés, pero que esperaba que se fuera feliz para su país.

Hay un proyecto inmediato del que Gordo Lindo no quiso dar detalles, porque piensa que es mejor no anunciar las cosas antes de tiempo, pero tiene que ver con la creación de su Hollywood montañero. ¿Serán hospedajes? ¿Un hotel, un glamping? Habrá que esperar unos cuatro meses, dice el dueño del lugar.
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¿Cómo es vivir en una casa rodante? Historia de una familia viajera de Medellín
Desde hace más o menos un año los habitantes del barrio Carlos E Restrepo notaron la presencia de nuevos vecinos. En algunas de las calles aparecieron, por primera vez en la larga historia del vecindario, enormes carros-casas parqueados. Esto sucedió por dos razones sencillas. Con la remodelación del parque de La Floresta, terminada en 2021, se eliminaron las bahías donde hasta entonces los viajeros aparcaban sus casas rodantes. Y la segunda es que Duqueiro Mazo, un hombre de Medellín, pero de vida errante, compró su casa rodante y la parqueó en Carlos E, el barrio en que vive su mamá.
Duqueiro es un hombre de edad media, casado y con dos hijas. Después de que parqueó en Carlos E, otros viajeros lo imitaron. Pero la historia de Duqueiro es diferente al viajero tradicional. No se parece a la del argentino que viaja en su pequeña casa rodante y se detiene unos días en Medellín.

Duqueiro vive en la casa rodante, que desde afuera parece un bus cualquiera. Cuando viaja por Colombia, con frecuencia le estiran la mano pensando que es un vehículo para pasajeros. Pero, una vez se suben las escaleras del bus, es otra cosa: hay una pequeña sala con sillas recubiertas, nevera, lavadora, lavaplatos, fogón, despensas y dos camas.
Ahí vive con su esposa y, aunque estén en Medellín, pasan las noches en el carro. Aunque el espacio es bastante más reducido que en una casa corriente, hay todo lo necesario para vivir cómodamente. Un ventilador ayuda a mantener fresca la temperatura, y un ambientador ofrece un fresco olor a pino que inunda toda la casa rodante.
La vida errante sobre ruedas ha sido un sueño para Duqueiro desde hace muchos años. Entre 1995 y el 2000 trabajó como contador en varias empresas, pero siempre se aburría. Llegado el nuevo milenio decidió renunciar y montar su agencia de asesoría contable junto a su esposa. Desde eso ha mantenido presente una frase que define su vida y que tiene impresa en su carro rodante: Vivir sin jefes.
Duqueiro se subió por primera vez a una casa rodante en 2021, en una exposición en Bogotá. En ese momento se dio cuenta de que el sueño que había rumiado por 20 años podía hacerse realidad. Reunió al fin la plata para comprar un primer tráiler, más pequeño que la casa donde vive ahora, y se fue para un encuentro de casas rodantes en Viterbo, Caldas.
Desde entonces comenzó la vida errante de Duqueiro y su familia, que casi siempre viaja con su esposa y en algunas ocasiones con sus hijas. Como desde 2005 trabaja con mercadeo, puede trabajar desde cualquier lugar y solo necesita un celular con señal.

En 2022 estuvieron viajando casi todo el segundo semestre. Fueron a San Bernardo del Viento, Córdoba, un pueblo junto al mar, y de ahí se fueron bordeando el litoral, pasando por los pueblos de Sucre, Cartagena, Barranquilla y Santa Marta. Luego bajaron a Valledupar, la capital del vallenato, y ahí se quedaron un mes.
La vida de Duqueiro no conoce afán. “La idea es ir conociendo, despacio, entrando a cada pueblo. A cada lugar que llegamos, preguntamos dónde podemos parquear y qué hay por conocer. En el viaje por la costa bajamos hasta Mompox y dijimos que nos quedáramos una noche a ver qué tal, y resultamos quedándonos 10 días”, cuenta.
Pero, ¿cómo es vivir en una casa rodante? Para Duquiero, tal vez la única persona en Medellín que vive en un lugar así, es una pasión. Recuerda que en Barichara parqueó en todo el filo de la montaña. Se despertó rayando el alba, como se dice, y vio el amanecer desde la cama, un espectáculo que no olvidará. “Es como tener el patio que uno elija. Todos los días puedo tener un paisaje diferente”, dice Duqueiro.
Por otro lado, tener una casa rodante permite conocer mucha gente. Cada tanto se hacen encuentros de viajeros en cualquier rincón del país. Alguien convoca y los interesados llegan hasta el lugar a compartir, a hablar de las casas, a jugar bingos, a hacer excursiones. Duqueiro, por ejemplo, está en siete grupos de Whatsapp con dueños de casas rodantes, personas que viven errando, como él, por los pueblos y ciudades de Colombia y de América del Sur, amaneciendo todos los días frente a un paisaje diferente.

Una de las dificultades de esa manera de vivir es el agua. La casa de Duqueiro tiene un tanque de 200 litros que sirve para el baño y la cocina. Cuando viaja solo, que es a menudo, le rinde bastante, pero otra cosa es cuando va con tres personas más, su esposa y dos hijas. “Yo paro a tanquear y digo que, además de diésel, necesito agua. En algunas partes no hay y se empieza a complicar”, comenta.
También hay incomodidades, como cuando alguien lo levanta para que mueva el carro. O el curioso que nunca ha visto una casa rodante y quiere acercarse y mirar a través de las ventanas. Son cosas a las que están expuestos, pero Duqueiro dice que no valen la pena.
En Medellín y viajando, Duqueiro y su esposa duermen siempre en la casa rodante, un estilo de vida particular, extraño para la ciudad. Pero el sueño es seguir errando e ir hasta Ushuaia, en el extremo más austral de América, donde los pingüinos saludan a los viajeros. Hasta allá llegarán rodando.
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Keisy Caori, la joven indígena embera del Resguardo las Palmas en el Urabá que estudia Ciencias Ambientales para conservar en su territorio.
En alianza con la Unidad para las Víctimas, la Organización Masbosques entregó un portátil a joven Embera para continuar sus estudios de manera virtual.
A propósito de la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el mundo destaca el rol de las mujeres como líderes en sus comunidades y agentes del cambio para enfrentar la crisis climática. Las mujeres de comunidades, especialmente indígenas, contribuyen al desarrollo sostenible.
Es por esto que la educación, como mecanismo de inclusión y calidad educativa de los pueblos indígenas, comunidades negras, afrodescendientes y otras, sigue siendo uno de los retos de la política pública en Colombia. El acceso a la escolaridad con calidad educativa de estas comunidades y mujeres continúan siendo uno de los desafíos más importantes, si lo que se quiere es reducir las brechas educativas que perpetúan y agudizan la exclusión económica y social de estas comunidades.
A esto, se le suma el conflicto armado que viven estas mujeres desde sus comunidades desde tiempo atrás en el país, como también las distancias, falta de tecnología y acceso de las niñas y mujeres indígenas a la educación.
Hace un año, Keisy Caori Niaza, joven embera del Resguardo Las Palmas, ubicado a unos 10 minutos del municipio de Apartadó en el departamento de Antioquia, jamás habría imaginado que, a pesar de las muchas luchas que ha tenido que superar por cuenta de la violencia y la falta de oportunidades en el país, estaría hoy estudiando Ciencias Naturales e inspirando a otras niñas de su comunidad.

“Keisy ha sido una de las estudiantes pioneras en nuestra comunidad, atendiendo a la disciplina que se vio desarrollada durante esos dos años que yo he trabajado aquí en la institución. Su proceso formativo fue muy bueno, ocupando siempre los primeros lugares en los períodos académicos. Es una niña muy ejemplar, muy comprometida con la educación, una estudiante que focaliza muy bien lo que quiere, además, tuvo mucha participación en los eventos culturales, en todos los racionados con el institucional. Podemos decir que fue personera, participó en un evento que hicimos en las Olimpiadas de Matemática en el Colegio Mutis, donde salimos premiados con el primer puesto. Lideró diferentes proyectos en la institución educativa, como en este caso el grupo de danza.” Así lo expresó Alexander Murillo docente de la Institución Multiétnica Bagará.
Con tan solo 18 años, ha sabido reponerse y sobre salir en temas académicos, ambientales y artísticos en su resguardo, inspirando así a otros niños y niñas que sueñan con seguir aprendiendo y es por eso, que, en alianza con la Unidad Para las Víctimas del Urabá y el Darién, Masbosques hizo entrega de un equipo para que estudie este pregrado.
“Hoy estamos aquí, con la Unidad para las Víctimas, porque queremos unirnos en pro de una labor muy bonita en el resguardo Las Palmas. En este resguardo, hay una chica indígena que fue la mejor bachiller y que ha tenido admirables logros académicos quien actualmente está estudiando Ciencias Ambientales. Es por eso por lo que nos unimos para llegar hasta allí para entregarle un ordenador. El reto también es que otras mujeres de estas comunidades puedan tener acceso a formación y puedan empoderarse y transformar el territorio”. Así lo manifestó Sandra Duque subdirectora Organización Masbosques Colombia quien aseguró que su labor es digna de reconocimiento.

Caori y su familia, son víctimas del conflicto armado es por eso, que la directora de la Unidad Para las Víctimas Urabá y el Darién Leslie Paz, resalta la importancia de este tipo de vinculaciones en pro del bienestar de las comunidades que además de conservar, son sujetos de reparación en el país: “Esta alianza es muy importante para la Unidad Para las Víctimas en el fortalecimiento de las medidas de reparación para que se garantice una restauración del territorio, entendiendo que las víctimas del conflicto armado junto con la naturaleza fueron sujetos de graves violaciones a los Derechos Humanos. Unirnos en favor de las comunidades y la conservación del medio ambiente, es unirnos en favor de la reparación.”
La carrera que esta joven eligió es a distancia, por lo que este equipo portátil entregado facilitará su proceso formativo y el de los demás integrantes de la familia: “con este computador puedo realizar mi estudio porque es virtual. No tenía cómo hacer mis tareas, mis talleres o cómo conectarme a las clases. Gracias a Masbosques y a la Unidad para las Víctimas tengo esta oportunidad para seguir adelante. Mi mensaje para todas las niñas indígenas de las comunidades, de los resguardos, es que sigan sus sueños, que sigan adelante, que no se queden ahí, que luchen por tener algo y que no dependan de nadie.”
Desde Masbosques “Una de nuestras prioridades es trabajar en pro del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en ese camino, la alfabetización sigue siendo fundamental si lo que se busca es garantizar una educación inclusiva, reducir la pobreza de nuestras comunidades, lograr una educación equitativa y de calidad. Me complace saber que Keisy podrá avanzar en oportunidades de aprendizaje e inspirar a otras niñas y mujeres indígenas de su comunidad.” Sostuvo Jaime Andrés García, director ejecutivo de la Organización Masbosques Colombia.” Sostuvo Jaime Andrés García director ejecutivo de la Organización Masbosques Colombia.
Indicadores de Pagos por Servicios Ambientales en esta subregión.
Desde el 2021, la organización viene realizando labores de conservación en esta región del país, logrando así la conservación de miles de hectáreas de bosque y apoyando a las comunidades a través de su estrategia Banc02 de Pago Por Servicios Ambientales.
Solo en este resguardo se conservan 15 hectáreas de bosque nativo, el cual está conformado por al menos 140 familias y un aproximado de 400 habitantes. Para el caso de la subregión del Urabá, la organización Masbosques trabaja con 17 comunidades indígenas, cinco afros y se han restaurado 73,8 hectáreas de bosque y conservado 14.382,7.
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Cuando la brujería termina en un asesinato

Exclusivo Colombia buscó los archivos judiciales de los casos más escalofriantes de crímenes cometidos en Antioquia en nombre de la brujería, que en pleno siglo XXI sigue teniendo seguidores, rituales oscuros y sucesos tan reprochables como la muerte de un niño de 6 años, a manos de su madre y padrastro que esta semana fueron declarados culpables por ese crimen.
Donde hay minería hay tradiciones de brujería, mitos de curanderos, yerbateros y nigromantes que ayudan a conseguir rápidamente la fortuna del oro, el amarre del ser amado o un pacto con el diablo para ver el futuro.
Segovia, en el Nordeste de Antioquia, lleva décadas conviviendo con historias de seres oscuros, leyendas como las del libro “La Bruja” de Germán Castro Caycedo, o realidades tan crueles como el crimen de un niño de 6 años, el pequeño Maximiliano, torturado y golpeado hasta la muerte por los miembros de un grupo de criminales, entre los que se encontraban su madre y su padrastro, que buscaban, literalmente, que los espíritus a través del infante, les dieran la ubicación exacta de una guaca de oro.
Créanlo o no, esta, que en comienzo parece una tétrica historia de terror del siglo XIX, es la historia real de uno de los peores crímenes de los últimos años en Antioquia, una recopilada en los archivos judiciales y un proceso que llevó a declarar culpables esta semana a la madre y el padrastro del menor y que pueden tener una pena de hasta 60 años tras las rejas.
“La Fiscalía solicitó se le imponga a cada uno de los procesados la pena más alta consagrada en el Código Penal, luego de ser vencidos en juicio por los delitos de homicidio agravado, tortura agravada y desaparición forzada agravada. El 21 de septiembre de 2022, la madre de la víctima reportó la supuesta desaparición del menor y afirmó que su hijo no había regresado a casa después de salir de una tienda ubicada en el municipio de Remedios.
El trabajo articulado de la Fiscalía, el CTI y la Policía Nacional logró determinar que el niño fue golpeado indiscriminadamente durante dos días por un grupo de personas que se hacían llamar “Los Carneros” en medio de un ritual para ubicar una supuesta guaca con oro. Durante la audiencia de sentido de fallo, la judicatura absolvió a la abuela materna del menor y a su compañero sentimental. También fijó la audiencia de lectura de fallo para el próximo 19 de abril”, dijo el director de la Fiscalía en Antioquia, Daniel Parada.
Brujería criminal
Exclusivo Colombia tuvo acceso a varios de los archivos judiciales que llevaron a las autoridades a identificar a los culpables del crimen, al grupo conocido como “Los Carneros” y como se desarrolló la investigación con detalles estremecedores, que incluso, advierten las autoridades, lograron afectar sicológicamente a varios de los agentes de la Policía Judicial y la Fiscalía que conocieron el caso.

“El líder de esta secta, es el padrastro del niño, él es quien, a través de uno de sus secuaces o sus acompañantes, quien se hace pasar por un médium es “alias orejas”. El padrastro le dice a la progenitora del niño que al parecer no están teniendo productividad en su actividad de minería porque el medium le ha dicho que el niño tiene en sí o dentro de sí unos espíritus malignos que van a realizar ciertos rituales para poder extraer esos esos espíritus. La forma de extraerle y de todos esos espíritus mediante actividades de tortura, presentar lesiones fueron manifestados por algunos testigos”, dijo uno de los miembros del grupo especial de investigaciones que viajó desde Bogotá a Segovia a apersonarse del caso.
Escuche el audio:
El niño pasó poco más de un mes desaparecido en medio de la zozobra e indignación de la población. Los rumores de que los responsables estaban muy cerca fueron creciendo entre los habitantes de Segovia, que ya conocían de las actividades de los llamados “Carneros”, un grupo familiar, que, según el expediente, realizaban hace años rituales de brujería y santería para hallar las denominadas guacas de oro, en las minas de la población.
Esto se pudo confirmar tras un allanamiento a la casa de la madre, hoy culpable del delito, Sandra Patricia Caro alias “La Cacica”. En esta diligencia, confirmó la Fiscalía Seccional de Antioquia, se encontraron muñecos vudú junto con libros de esoterismo y varios cuadernos, utilizados supuestamente para realizar rituales.
El líder de “Los Carneros” era el padrastro de Maximiliano, Fabio Andrés Carmona Ramírez, alias “Líder”, también culpable ante la justicia y jugando el papel de médium y guía “espiritual”, aparece Robinson Smith, alias ‘Orejas’ y su esposa Susana Ceballos, ambos capturados y en el proceso.
Como si fuera poca la mala suerte del pequeño Maximiliano, las autoridades identificaron en el mismo grupo a Damaris Estela Pérez, su propia abuela y a la pareja de esta, Fabián Alberto Monsalve, alias “El Meditador”. Una familia completa, que ahora se sabe por la justicia, conspiraron para asesinar un niño en medio de un brutal rito de brujería.
Segovia no supera aún los hechos ocurridos entre septiembre y octubre de 2022. La búsqueda de Maximiliano se extendió por un mes, hasta que las autoridades, presionando a uno de los miembros de la secta, logró hallar la fosa donde estaba sepultado. El hallazgo ocurrió en un despoblado de la vereda El Alto, de la misma población el 28 de octubre y la autopsia confirmó con pruebas científicas, el grado de brutalidad con la que fue castigado el niño.
No es cuento, son crímenes reales
Para este caso, Exclusivo Colombia investigó los archivos judiciales que se remontan al 10 de junio de 2010, cuando visitantes del que hoy es el Parque Ecológico de El Salado, en Envigado descubrieron el cuerpo de una mujer, vestida de blanco de pies a cabeza y apuñalada con sevicia.


Ese día, recuerda uno de los testigos de esa época, los policías que llegaron a la escena del crimen, no se atrevieron a tocar ningún elemento, prefirieron permanecer a varios metros, mientras los agentes de Policía Judicial llegaban a hacer la inspección técnica. Lo que vieron aterró a muchos.
El cadáver reposaba en un recodo formado por la quebrada La Ayurá y al lado de la víctima se encontraron tres velones blancos, tres muñecos de tela, dos de los cuales evidentemente, eran una pareja vestida para un matrimonio, además, una nota que no dejaba dudas de lo que estaba ocurriendo antes del asesinato: “Absorbo tu energía y fuego como persona. Los estoy enterrando para que muera”.
En los registros aparece que la mujer, de 30 a 35 años, no fue identificada en ese momento, pero además… hasta la fecha este asesinato no se ha esclarecido.
La “inquisición” en Santa Bárbara
La historia de María Berenice Martínez no ocurrió en el siglo XIX, ni ocurrió en algún pueblo medieval europeo. Ocurrió el 29 de septiembre de 2012, en la vereda Don Santos del municipio de Santa Bárbara, en el Suroeste antioqueño.
Lo que ocurrió ese día solo fue el resultado de una serie de acontecimientos que parecen sacados de una historia de la Inquisición, una literal cacería de brujas, orquestada desde el rumor, que de boca en boca se espació en la vereda sobre un supuesto pacto con el diablo de María Berenice, una humilde mujer de 47 años, que tenía exceso de perros en su parcela y mala fama.
Según advierten los archivos judiciales y los testimonios recogidos entre vecinos y familiares en la zona, a la mujer le acusaban de prácticas de brujería en contra de varias jovencitas de una familia vecina. Con extraña similitud a los hechos ocurridos en la población de Salem, en Estados Unidos en el siglo antepasado, las jóvenes acusaban sentir la presencia de “la bruja” desde años atrás, incluso, según consta en un acta policial, intentaron lincharla por esa razón el 24 de agosto de 2011.
El caso pasó a mayores, cuando en la escena apareció un autodenominado brujo, conocido como “El Loco”. Se supone, que él, con atribuciones “mágicas” sacaría a María Berenice de la vereda con “siete pelas” y la primera ocurrió el 23 de marzo de 2012. Pero no bastó.
Las constantes agresiones contra la mujer tuvieron un final de tragedia, cuando una turba se metió a la casa de la víctima. Ese 29 de septiembre, un grupo de linchamiento redujo a la indefensión a María Berenice, la desnudaron, le arrancaron la cabellera y le prendieron fuego tras rociarle gasolina. Su cuerpo, fue hallado, paradójicamente, en la cocina, frente a un altar que le tenía ella a la Virgen del Carmen.

Por el caso se ha presentado un largo proceso judicial donde se presentaron 7 capturas, la mayoría de una misma familia, precisamente de las niñas que dijeron sentirse acosadas por la presencia maligna de la víctima. Los acusados fueron procesados, pero a la fecha no hay condena. No obstante, el caso trascendió.
En 2022 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) inició una investigación para determinar la presunta responsabilidad del Estado en la impunidad judicial por el homicidio, que calificó como un atentado a los Derechos Humanos. De acuerdo con el expediente y la solicitud elevada por sus familiares.
Ritual mortal
El 28 de septiembre de 2021, la mala suerte, la imprudencia y un ritual de “sanación” terminó en tragedia. Esta vez la víctima fue una mujer de 31 años, identificada como Daniela Andrea Arbeláez, que, confiada en sanar, limpiar su “energía” y volver por la senda de la buena suerte, confió en las manos de un supuesto experto en rituales, hoy identificado por las autoridades como Martín Rangel “El Brujo de Liborina”.

Todo lo que podía salir mal, salió mal. La sesión, en una vivienda de la vereda Juntas, del municipio de Sopetrán, tenía como requisito poner a Daniela en medio de un “circulo de fuego”, una especie de rito de limpieza del aura, que incluyó polvo de azufre y alcohol industrial.
Acostada en el círculo improvisado, ni Daniela ni el brujo, sospecharon lo inflamable y peligroso de la mezcla de azufre y alcohol. Tan pronto las chispas tocaron el vestido de la víctima, ella se prendió en llamas ante la vista, de él y de familiares que la habían llevado hasta allá.
Ya quemada en un 75% de su cuerpo, a trasladaron en un vehículo hasta el Hospital San Juan de Dios, de Santa Fe de Antioquia, pero por la gravedad de las heridas, tuvo que ser llevada el Hospital San Vicente Fundación, de Medellín, y fue necesario recluirla en la unidad de quemados, en donde murió 7 días después.
El “Brujo de Liborina”, según explicó la Fiscalía, hoy reposa en una cárcel con cargos encima por homicidio.
Creer o no en la brujería, es una condición personal. Pero cada hecho criminal de los encontrados por Exclusivo Colombia, son reales, las víctimas de estos hechos fallecieron víctima de circunstancias insólitas y trágicas, en el caso de Daniela, como ejemplo, con tres hijos pequeños, huérfanos, por un ritual de suerte, que le trajo solo la muerte.
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Giro inesperado en el asesinato de una bebé de 7 meses, en Rionegro.
Exclusivo Colombia revela detalles de una rápida investigación internacional liderada por la policía de Antioquia que terminó con la captura de una mujer en Venezuela, señalada de asesinar a la hija de su pareja. El expediente demuestra que la madre de la menor ayudó a escapar a la presunta victimaria
El 30 de enero de este año, un aberrante caso de violencia puso a prueba a un equipo de investigadores de policía judicial en Antioquia. No se trataba de un hurto o una alerta por extorsión. La denuncia parecía increíble, pero era la cruda realidad. Una mujer llegó con su bebé de 7 meses en brazos al hospital San Juan de Dios de Rionegro. Desesperada y, aparentemente angustiada, clamó ayuda, pero la niña ya no respiraba.
Una vez se activaron los protocolos de atención, los médicos, en un acelerado esfuerzo por intentar reanimarla, descubrieron que la pequeña reportaba múltiples golpes en todo su cuerpo, pero aquí no paraba el asombro. En un informe preliminar, hubo sospechas de abuso sexual.
Rápidamente, la muerte de la niña despertó conmoción en la opinión pública. El primero en confirmar el atroz crimen fue el alcalde de Rionegro, Jorge Rivas, quien a las 10:00 a.m. apareció en una declaración videográfica rechazando la muerte y hablando del diagnóstico médico que le informó la institución de salud “el médico prontamente hizo un diagnóstico encuentra que esta menor se encuentra con presuntos signos de violencia”.
Según la madre de la niña, su pareja, otra mujer de nacionalidad venezolana habría cometido el crimen y huyó.
Luego, coronel Carlos Martínez, comandante de la Policía de Antioquia, concedió una rueda de prensa en la que reveló los primeros detalles del asesinato y anunció un gigantesco operativo para dar con el paradero de la presunta responsable “se está esperando el resultado de la necropsia que ya fue practicada pero el reporte preliminar del centro asistencial donde fue atendida y llevada por su madre indicaba que tenía algunos de signos de violencia sexual y maltrato físico”.
Horas más tarde, se conoció la primera fotografía de la presunta responsable del crimen quien fue identificada como Denisse Daylis Mijares Farfán. En la imagen, captada por una cámara de seguridad se ve como la mujer huye en compañía de otro menor de 5 años.
Y mientras el asesinato de la niña causaba dolor e indignación, los funcionarios de policía judicial revisaban cámaras de seguridad y trazaban la posible ruta que la mujer utilizó para escapar. Se trataba de un operativo que no daba espera.
Una semana después, el coronel Martínez reveló la fotografía oficial de la presunta responsable del crimen, quien se convirtió en la mujer más buscada de Antioquia, pero la investigación derivo en un nuevo reto: las autoridades descubrieron que la mujer huyó hacia Venezuela, pero la colaboración de las instituciones permitió expedir rápidamente la circular azul de Interpol.
Después de 16 días de una extensa búsqueda por el territorio colombiano y Venezuela, fue capturada la presunta responsable por la Policía Nacional en coordinación con la Fiscalía General de la Nación y organismos de seguridad de la República Bolivariana. Su detención fue en el barrio Francisco de Miranda del estado de Táchira.
Giro inesperado en la investigación
Exclusivo Colombia conoció apartes de la investigación que descubrió que la madre de la menor asesinada, se convirtió en la cómplice de la presunta victimaria, quien después de mostrar angustia y dolor en el hospital con su niña fallecida en brazos, distrajo a los policías y desvió el camino de los investigadores para que su pareja escapara.
Para constatar esa hipótesis, miembros de inteligencia y policía judicial, con el apoyo de la comunidad y la tecnología, analizaron más de 36 horas de video, en los que se observó la salida de la presunta victimaria desde el oriente antioqueño, hacia Norte de Santander.
Hasta Cúcuta, frontera con Venezuela llegó una comisión especial de la Policía para rastrear a la mujer que llevaba cerca de 12 días ocultándose en una zona donde ella nunca pensó que estaría al descubierto, pero lo más sorprendente llegó en medio del operativo de captura: la presunta asesina fue encontrada en compañía de su pareja, Laura Rodríguez (madre de la menor asesinada).
Muchos se preguntan ¿Por qué la madre de la niña asesinada terminó al lado de la presunta asesina? ¿el síndrome de Estocolmo estaría asociado al asesinato de la bebé?
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Alerta “rosa”: en Internet venden la fórmula del “Tucibí”, pero puede ser mortal

Las drogas sintéticas en todas sus presentaciones, son las de más alto crecimiento en consumo en el mundo según la Organización de las Naciones Unidas, una de ellas, el llamado “Tuci” o mal llamada “Cocaína rosada”, es de venta desmedida en Colombia, incluso, fabricada con recetas que se consiguen libremente en Internet. Lo peor: es una mezcla que puede ser letal.
Ese polvo rosado que se expende de manera ilegal en los sitios de rumba más visitados de la ciudad es todo menos 2CB, que es la fórmula original creada en Países Bajos en 1.974 por el químico Alexánder Shulgin en un experimento para sintetizar una droga psiquiátrica. Lo que llaman hoy “Tuci” “Tucibí”, es una degradación de mezclas pulverizadas de manera casera, que no solo es altamente peligrosa para la salud, es potencialmente mortal y las recetas son tan precarias, que hoy incluyen ácido tartárico para darle sabor frutal, o bicarbonato para hacerla soluble y se ha encontrado, incluso, mezclas con colorizantes industriales para hacer que el polvillo resultante sea reflectivo con las luces de las discotecas.

Exclusivo Colombia estuvo rastreando en la Web decenas de páginas, post en redes sociales y otros canales, incluso en la llamada Deep Web, para encontrar, de manera insólita, más de 100 formas diferentes de conseguir recetas y fórmulas para fabricar el llamado “Tuci”, con herramientas tan básicas, como las que cualquier persona tiene en la cocina, pero con ingredientes tan peligrosos como la Ketamina (un sedante para caballos), cafeína pura y una gama de estimulantes, drogas psiquiátricas y hasta el ya conocido y mortal Fentanilo.
No se trata esta vez de un mito urbano. Las principales “cocinas” del llamado “Tusi” en Colombia, están en Medellín y el área metropolitana y esto lo tiene bien identificado la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación.
En septiembre del año pasado fue capturado y enviado a la cárcel alias “Peluca”, un coordinador de la reconocida banda de “Los Chatas” en Bello, identificado como Wilmar Alexander Palacio Aguirre, una especie de cabecilla de la distribución de drogas en el Valle de Aburrá y que era conocido como el “Rey del Tuci”.
“Peluca” es, tal vez, el más reciente “capo” de este tipo de droga en caer en manos de la justicia, no obstante, las autoridades presumen, por información de Inteligencia, que hay no menos de 20 cocinas ilegales, que, de manera clandestina, están surtiendo un negocio enorme en las calles de la ciudad.

La Fiscalía General de la Nación estima que el negocio de “Peluca” dejaba en promedio unos 2.000 millones de pesos mensuales a la organización. “Parte de ese dinero habría sido invertido en la instalación de laboratorios improvisados en apartamentos y casas de personas de confianza del investigado”, indicó en ese momento el director especializado contra las Organizaciones Criminales de la entidad, Carlos Roberto Izquierdo.
“Un gramo de “Tuci” en Medellín puede valer desde 40.000 pesos hasta 120.000 pesos, dependiendo del lugar de expendio. En este momento hay problemas con el decomiso de este tipo de droga. No tiene un olor particular, se consume en sitios cerrados, en discotecas, se hace venta a domicilio y a los turistas que vienen a la ciudad les encanta por que creen que es muy barata”, dice un investigador de la Fiscalía especializado en el tema.
Una historia de “película”
Esta droga no es nueva, ni el mundo ni en Medellín. La primera alerta y detección del “Tusi” en la ciudad se remonta al año 2007, cuando en informes de Inteligencia de la Policía Metropolitana se dio conocimiento del expendio de una nueva sustancia, una droga sintética, que se estaba vendiendo en las fiestas electrónicas y en discotecas de lujo. Era, para entonces, una droga muy costosa, cuya fórmula había sido importada y sintetizada por un hombre conocido con el alias de “Alejo Tucibí”.
Al mejor estilo del protagonista de la popular serie estadounidense Breaking Bad, Jesse Pinkman, en este caso, “Alejo”, se ingenió la forma de reproducir la fórmula química 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina (2CB), dando como resultado el polvo rosado, que muy pronto llegó tener un valor de hasta 250.000 pesos el gramo y como consecuencia, la mirada de los grupos delincuenciales, no solo de Medellín, sino de ciudades como Cali y Bogotá, que dominaban en ese momento el mercado ilegal de las drogas de “moda” como el éxtasis y las metanfetaminas.
En una de las alertas tempranas del Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia de 2016 se reseña: “En Medellín, la prevalencia de consumo de drogas en el último año es del 3.6% y es el grupo de edad más predominante entre los 19 y 29 años. Sin embargo, hay un subregistro relevante sobre el consumo de las nuevas drogas que son vendidas como alternativas legales a las drogas clásicas de abuso. El objetivo de este reporte es mostrar tres casos que muestran las complicaciones cardiovasculares, neurológicas y musculares asociadas con 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina (2CB), sustancia conocida en Colombia desde 2007. El consumo de 2CB está en aumento y es prioritario que los profesionales de la salud reconozcan sus riesgos”.
Según fuentes judiciales hoy, incluso, se puede conseguir un gramo de “Tuci” hasta en 25.000 pesos, incluso más barato que una dosis de clorhidrato de cocaína, conocido como “perico”, pero no es 2CB, y el peligro para los consumidores es muy alto.

“Receta casera”
El Dr. Hugo Gallego Rojas, toxicólogo de la Clínica de las Américas, docente de la Universidad de Antioquia, investigador y experto en sustancias psicoactivas con más de 30 años de experiencia, habla de la evolución de las llamadas drogas sintéticas y en sus estudios ha conocido casos que hablan de la peligrosidad de las mal llamadas “recetas caseras” del “Tuci”.
“Empezaron a hacer sustancias en las casas de manera artesanal. Y esto comenzó con, por ejemplo, con las metanfetaminas y anfetaminas cuando, a finales del 2000, o sea, en la década del 1990 del 2000. Entonces empezaban a mandar inicialmente en forma de pastillas, posteriormente empezaron a mandarlas en forma de polvo. Y aquí a crearse unos laboratorios clandestinos con prensas para tabletear eso y empezar a darle diseños.
Fue entonces, cuando empezaron a verse, por ejemplo, que había unas recetas caseras, que no necesitaban que trajeran desde Europa los principios activos, sino que algunos antigripales tenían, por ejemplo, unas sustancias vasoconstrictoras estimulantes que de ahí se podían sintetizar las anfetaminas”. Dr. Hugo Gallego Rojas
Lo grave es que ahora, lo que se ha podio descubrir es que no solo se pueden encontrar en páginas de Youtube y en diferentes redes sociales, las recetas, sino que cada una tiene componentes diferentes con hallazgos insólitos en las muestras que se han analizado.
“A esas recetas caseras que empezaron entonces a aparecer en Internet, que usted la puede elaborar en casa, comenzaron a copiar entonces y a agregarle otras sustancias porque los adictos en la calle, los clientes en la calle, querían experimentar o sentir síntomas o manifestaciones diferentes. Empezaron entonces a adulterarla con anestésicos locales, con anestésicos y posteriormente con anestésicos disociativos como la Ketamina que es una de las que está más presente hoy en día en los preparados del “Tucibí” que circula generalmente en Colombia, particularmente en Medellín, pero además de ello a ese “Tucibí” cada persona que empezó a producirla de manera casera, empezó a crear sus propias recetas. Entonces le ponían o le ponen sedante, le ponen tranquilizantes le ponen antiparasitarios, que tienen efectos o relajantes, para que las sientan efectos diferentes”, agrega el toxicólogo.
Cualquiera que sea el resultado de estas recetas, advierte el especialista, el resultado puede ser nefasto. Desde cuadros de alteración nerviosa, hasta los efectos bien conocidos de una mezcla, que ya el año pasado generó la alerta de las autoridades en la ciudad, cuando se encontró el “Tuci” mezclado con “Fentanilo”.
Lo cierto es que la acción de las autoridades en este aspecto es que la incautación es mínima en esta droga. El año pasado se incautaron en la ciudad, según el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia de Medellín, casi 30.000 dosis de drogas sintéticas y menos del 1% de estas corresponde al “Tucibí”.
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