La historia no contada del asesinato del niño Maximiliano Tabares
Pocos casos como el del niño Maximiliano Tabares han generado más repudio y tristeza en Antioquia. La muerte del pequeño, en medio de un ritual de brujería y a manos de su propia madre y su padrastro, rebasaron cualquier barrera con la ficción y de manera ejemplarizante los principales autores ya fueron condenados esta semana a más de 51 años de cárcel. Exclusivo Colombia habló con el abogado de las víctimas de este caso, quien asegura haber atestiguado varios sucesos inexplicables, que incluso, afectaron a varios de los participantes en la investigación.
El pasado 22 de mayo un juzgado especializado de Antioquia profirió condena contra Sandra Patricia Caro, madre del pequeño Maximiliano Tabares de 6 años, y contra Fabián Carmona, padrastro del menor. Ambos fueron sentenciados a 51 años y 8 meses de prisión tras haber sido hallados culpables de uno de los peores crímenes contra un niño que se recuerde en Antioquia.
Según estableció la Fiscalía, los hechos ocurrieron el 21 de septiembre de 2022, en el municipio de Remedios, día en el que los dos condenados, llevaron el niño hasta una vivienda, en compañía de varios de los integrantes de una secta conocida como “Los Carneros”, para realizar un ritual de santería y brujería, para “sacar los espíritus que invadían al niño y que le enseñaran el camino a una guaca de oro”, que estaría oculta en una mina del municipio vecino de Segovia.
Ya en noviembre del año pasado, tras suscribir un preacuerdo, se logró la condena de 40 años y 10 meses de prisión contra alias “Orejas”, quien también participó en los hechos y que ejercía como “médium” de la secta, fue quien convenció a la madre del menor para hacer el ritual y sería una suerte de cabecilla “espiritual”, con reconocimiento en la población de ser un poderoso brujo. Este hombre fue sentenciado por los delitos de homicidio agravado, tortura agravada y desaparición forzada agravada.
No solo ya la historia era digna de la peor historia de terror. Lo que siguió es un capítulo de una aterradora degradación, la misma expresada por la justicia en la sentencia, que incluye la tortura, el asesinato y la desaparición de un infante.
Según la Fiscalía “la madre del menor de edad reportó la supuesta desaparición de su hijo. Señaló en su momento que el niño no había regresado a casa después de salir a una tienda ubicada en el corregimiento La Cruzada, en Remedios (Antioquia). Sin embargo, la investigación, probó que los hoy sentenciados en realidad lo transportaron en un motocarro a una zona rural de Segovia (Antioquia).
“Labores de policía judicial realizadas por el CTI y la Policía de Infancia y Adolescencia determinaron que, durante dos días, un grupo de personas que se hacía llamar ‘Los Carneros’ sometió al niño a golpizas constantes, como parte de un ritual de santería para ubicar una supuesta guaca”, advierte la sentencia.
El cuerpo del niño fue exhumado por el Grupo de Criminalística del CTI Seccional Antioquia, la noche del 27 de octubre de 2022, no obstante, encontrarlo y hacer justicia por su muerte fue un camino lleno de obstáculos, desde la retención de los participantes, hasta la última condena proferida esta semana, advierten que hubo todo tipo sucesos, retrasos legales y según uno de los abogados, fuerzas oscuras, que trataron de impedir la acción de las autoridades.
Un relato de terror
Todo comenzó con una investigación densa, que involucraba la desaparición del menor, en la cual, paso a paso, se estableció que estaba una secta dedicada a la brujería en Remedios y Segovia, que involucraba a los miembros más cercanos de la familia. Para comenzar, todo en contra, el terreno, las pistas, todo indicaba que el pequeño Maximiliano estaba muerto.
Esa noche del 27 de octubre más de 15 personas lograron llegar a un terreno de difícil acceso, donde se había indicado, estaba sepultado el niño. Excavaron durante varias horas y a pesar de tener el cuerpo casi de frente, no podían verlo. Así lo describe el abogado Andrés Felipe Bedoya, quien actuó en el caso en representación de las víctimas.
“Continuamos y llegamos al monte del futuro en el municipio de Segovia. Estas zonas rurales de mucho bosque e incluso de mucha dificultad para los vehículos ingresar allá y se hacen los profesionales de criminalística, hacen los topógrafos, hacen el orificio donde se supone que está el cuerpo de Maximiliano.
Éramos entre 8 y 15 personas, pero ninguno lo logró visualizar. Cuando hicimos dos veces una oración bíblica que llaman la “magnífica”, que es donde la Virgen le dice al Señor y proclama mi alma la grandeza del Señor. No la recuerdo bien. Se hace dos veces esa oración cuando el niño se deja ver. En los elementos materiales de prueba se encontraban pócimas, libros de magia negra, magia azul, magia verde, se encontraban un soplete, un cuchillo con el que se hacían heridas los integrantes de la acepta y se marcaban unas cruces.
La cruz de estas personas no es la cruz normal donde Jesucristo quedó con sus brazos abiertos en la parte superior, sino que esta cruz es invertida y con esto se caracteriza”, explica el abogado, a la fecha, aún afectado por una serie de sucesos inexplicables que rodearon el caso.
De hecho, tres personas que participaron de la exhumación de Maximiliano se enfermaron y hubo incapacidades de hasta 12 días. La Fiscal y la juez también se enfermaron de manera sistemática, en las audiencias se cortó varias veces el fluido eléctrico, o el servicio de Internet, los acusados lanzaban supuestos hechizos a los guardias.
En general, más allá de lo que puede o no puede ser paranormal, el caso tenía a los investigadores y a las autoridades atemorizados, incluso, por las fuerzas que para muchos son una realidad y para otros el fruto de creencias arraigadas en una región como el Nordeste antioqueño.
“Cuando llegaba a mi casa, se escuchaban ciertos ruidos. Un día te reventaban el vidrio de tu ventana sin ninguna explicación y uno no entender, estando aquí en la ciudad de Medellín algo inexplicable, de pronto en un pueblo, en una zona rural, …vos sentir como caballos encima de tu techo de tu casa.
Cierto día estaba yo ya durmiendo, cuando el primo mío, en la misma vivienda, me dice, Andrés, algo suena por ahí, cuando se incrementan los ruidos, a eso de 2 o 3 de la madrugada se incrementan los ruidos en el techo de mi vivienda, yo empiezo a hacer oración, empiezo a decir Jesucristo, Jesucristo, pero yo no entendía porque yo lo decía.
Si son gatos, no puede ser porque eran muy fuertes. Yo en momento reacciono y digo, bueno ya basta y le dan súper duro y dañan la teja, dañan el cielo raso, la madera y empezó a caer agua en mi cama, me toca levantarme, correr la cama, poner un balde ahí, cosas inexplicables. En cierto día yo estaba durmiendo, yo lo una llamo pesadilla, pero a la vez ocurre algo extraordinario. Yo durmiendo y siento como que entra una persona, un monje negro o algo así, entonces yo empiezo a decir Jesucristo, Jesucristo, Jesucristo, lo digo muchas, reiteradas veces y ese ente entra con los ojos como muy grandes, totalmente negros y como buscándome en la habitación, donde era que yo me encontraba, pero a través de que yo invocaba la autoridad de Jesucristo, no me podía hallar”, relata el abogado.
En las poblaciones de esta parte del Nordeste Antioqueño, conocían muy bien a los llamados “Carneros”, un grupo al que se le endilgaba la capacidad de encontrar las betas de oro invocando las fuerzas oscuras, que según se pudo establecer, incluían rituales antiguos de magia negra, sacrificios de animales, posesiones demoníacas y una mezcla de santería cubana y venezolana. Esto en el marco de la investigación, se pudo constatar con una gran cantidad de material para este tipo de rituales, hallado en la casa de los hoy sentenciados y en el sitio, donde se estableció que asesinaron al niño, con golpes de palos de madera de guayabo.
“Lo curioso de esta pesadilla que les cuento, es que cuando el ente va saliendo, tumba mi guitarra y al otro día, aclarando que yo no me quise levantar después más de la cama porque yo sentía temor, yo miro la guitarra efectivamente en el suelo y miro en la sala y veo unas huellas, como unas garras, como de un ave grande, gigantesca, y encuentro como una montañita de gusanos como de esos de las guayabas, muchos, muchos. En diligencias, también en el búnker de la Fiscalía, debido a este mismo caso se encontraba uno de los capturados en la celda cuando incluso este vídeo lo pasaron tengo entendido que por redes sociales, cuando uno de ellos se le pusieron los ojos rojos y comenzó a recitar una oración y un viento pasó levantando expedientes y se azotaron las puertas”, relata el abogado.
Es la primera vez que este profesional decide hablar con un medio sobre estos hechos, alrededor del caso de Maximiliano Tabares, justo después de la condena, una de las más altas de los últimos años y que aún se encuentra en primera instancia, contra los asesinos. El abogado, admite aún sentir temor por todo lo que le tocó vivir y que nunca antes había experimentado.
Más difícil, reconoce Andrés Felipe, fue conocer los detalles de la tortura y la muerte del pequeño Maximiliano.
“Según la evidencia recaudada, los testimonios, las personas con que uno pudo hablar, los elementos de prueba, se logra constatar y logra uno escuchar que el niño fue maltratado, le daban golpes, fue golpeado incluso con maderos de guayabo hasta acabar con su vida y se dice en los testimonios que él le pedía ayuda a la madre, ya él con sus últimas fuerzas – como esto ocurrió en el transcurso de varios días- con sus últimas fuerzas, ya no pedía más ayuda, sino que él ya la perdonaba, ya no le decía más, mamá, ayúdame, sino que le decía mamá, te perdono… con sus últimas fuerzas”, cuenta Andrés Felipe.
En contra de fuerzas oscuras, contra los obstáculos, paranormales o no, lo cierto es que la justicia ya ha actuado contra tres de los responsables de este crimen que logró indignar a Antioquia y al país. La muerte de Maximiliano no ha quedado impune, pero aún tampoco, tiene ninguna explicación racional.
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Cuando la brujería termina en un asesinato
Exclusivo Colombia buscó los archivos judiciales de los casos más escalofriantes de crímenes cometidos en Antioquia en nombre de la brujería, que en pleno siglo XXI sigue teniendo seguidores, rituales oscuros y sucesos tan reprochables como la muerte de un niño de 6 años, a manos de su madre y padrastro que esta semana fueron declarados culpables por ese crimen.
Donde hay minería hay tradiciones de brujería, mitos de curanderos, yerbateros y nigromantes que ayudan a conseguir rápidamente la fortuna del oro, el amarre del ser amado o un pacto con el diablo para ver el futuro.
Segovia, en el Nordeste de Antioquia, lleva décadas conviviendo con historias de seres oscuros, leyendas como las del libro “La Bruja” de Germán Castro Caycedo, o realidades tan crueles como el crimen de un niño de 6 años, el pequeño Maximiliano, torturado y golpeado hasta la muerte por los miembros de un grupo de criminales, entre los que se encontraban su madre y su padrastro, que buscaban, literalmente, que los espíritus a través del infante, les dieran la ubicación exacta de una guaca de oro.
Créanlo o no, esta, que en comienzo parece una tétrica historia de terror del siglo XIX, es la historia real de uno de los peores crímenes de los últimos años en Antioquia, una recopilada en los archivos judiciales y un proceso que llevó a declarar culpables esta semana a la madre y el padrastro del menor y que pueden tener una pena de hasta 60 años tras las rejas.
“La Fiscalía solicitó se le imponga a cada uno de los procesados la pena más alta consagrada en el Código Penal, luego de ser vencidos en juicio por los delitos de homicidio agravado, tortura agravada y desaparición forzada agravada. El 21 de septiembre de 2022, la madre de la víctima reportó la supuesta desaparición del menor y afirmó que su hijo no había regresado a casa después de salir de una tienda ubicada en el municipio de Remedios.
El trabajo articulado de la Fiscalía, el CTI y la Policía Nacional logró determinar que el niño fue golpeado indiscriminadamente durante dos días por un grupo de personas que se hacían llamar “Los Carneros” en medio de un ritual para ubicar una supuesta guaca con oro. Durante la audiencia de sentido de fallo, la judicatura absolvió a la abuela materna del menor y a su compañero sentimental. También fijó la audiencia de lectura de fallo para el próximo 19 de abril”, dijo el director de la Fiscalía en Antioquia, Daniel Parada.
Brujería criminal
Exclusivo Colombia tuvo acceso a varios de los archivos judiciales que llevaron a las autoridades a identificar a los culpables del crimen, al grupo conocido como “Los Carneros” y como se desarrolló la investigación con detalles estremecedores, que incluso, advierten las autoridades, lograron afectar sicológicamente a varios de los agentes de la Policía Judicial y la Fiscalía que conocieron el caso.
“El líder de esta secta, es el padrastro del niño, él es quien, a través de uno de sus secuaces o sus acompañantes, quien se hace pasar por un médium es “alias orejas”. El padrastro le dice a la progenitora del niño que al parecer no están teniendo productividad en su actividad de minería porque el medium le ha dicho que el niño tiene en sí o dentro de sí unos espíritus malignos que van a realizar ciertos rituales para poder extraer esos esos espíritus. La forma de extraerle y de todos esos espíritus mediante actividades de tortura, presentar lesiones fueron manifestados por algunos testigos”, dijo uno de los miembros del grupo especial de investigaciones que viajó desde Bogotá a Segovia a apersonarse del caso.
Escuche el audio:
El niño pasó poco más de un mes desaparecido en medio de la zozobra e indignación de la población. Los rumores de que los responsables estaban muy cerca fueron creciendo entre los habitantes de Segovia, que ya conocían de las actividades de los llamados “Carneros”, un grupo familiar, que, según el expediente, realizaban hace años rituales de brujería y santería para hallar las denominadas guacas de oro, en las minas de la población.
Esto se pudo confirmar tras un allanamiento a la casa de la madre, hoy culpable del delito, Sandra Patricia Caro alias “La Cacica”. En esta diligencia, confirmó la Fiscalía Seccional de Antioquia, se encontraron muñecos vudú junto con libros de esoterismo y varios cuadernos, utilizados supuestamente para realizar rituales.
El líder de “Los Carneros” era el padrastro de Maximiliano, Fabio Andrés Carmona Ramírez, alias “Líder”, también culpable ante la justicia y jugando el papel de médium y guía “espiritual”, aparece Robinson Smith, alias ‘Orejas’ y su esposa Susana Ceballos, ambos capturados y en el proceso.
Como si fuera poca la mala suerte del pequeño Maximiliano, las autoridades identificaron en el mismo grupo a Damaris Estela Pérez, su propia abuela y a la pareja de esta, Fabián Alberto Monsalve, alias “El Meditador”. Una familia completa, que ahora se sabe por la justicia, conspiraron para asesinar un niño en medio de un brutal rito de brujería.
Segovia no supera aún los hechos ocurridos entre septiembre y octubre de 2022. La búsqueda de Maximiliano se extendió por un mes, hasta que las autoridades, presionando a uno de los miembros de la secta, logró hallar la fosa donde estaba sepultado. El hallazgo ocurrió en un despoblado de la vereda El Alto, de la misma población el 28 de octubre y la autopsia confirmó con pruebas científicas, el grado de brutalidad con la que fue castigado el niño.
No es cuento, son crímenes reales
Para este caso, Exclusivo Colombia investigó los archivos judiciales que se remontan al 10 de junio de 2010, cuando visitantes del que hoy es el Parque Ecológico de El Salado, en Envigado descubrieron el cuerpo de una mujer, vestida de blanco de pies a cabeza y apuñalada con sevicia.
Ese día, recuerda uno de los testigos de esa época, los policías que llegaron a la escena del crimen, no se atrevieron a tocar ningún elemento, prefirieron permanecer a varios metros, mientras los agentes de Policía Judicial llegaban a hacer la inspección técnica. Lo que vieron aterró a muchos.
El cadáver reposaba en un recodo formado por la quebrada La Ayurá y al lado de la víctima se encontraron tres velones blancos, tres muñecos de tela, dos de los cuales evidentemente, eran una pareja vestida para un matrimonio, además, una nota que no dejaba dudas de lo que estaba ocurriendo antes del asesinato: “Absorbo tu energía y fuego como persona. Los estoy enterrando para que muera”.
En los registros aparece que la mujer, de 30 a 35 años, no fue identificada en ese momento, pero además… hasta la fecha este asesinato no se ha esclarecido.
La “inquisición” en Santa Bárbara
La historia de María Berenice Martínez no ocurrió en el siglo XIX, ni ocurrió en algún pueblo medieval europeo. Ocurrió el 29 de septiembre de 2012, en la vereda Don Santos del municipio de Santa Bárbara, en el Suroeste antioqueño.
Lo que ocurrió ese día solo fue el resultado de una serie de acontecimientos que parecen sacados de una historia de la Inquisición, una literal cacería de brujas, orquestada desde el rumor, que de boca en boca se espació en la vereda sobre un supuesto pacto con el diablo de María Berenice, una humilde mujer de 47 años, que tenía exceso de perros en su parcela y mala fama.
Según advierten los archivos judiciales y los testimonios recogidos entre vecinos y familiares en la zona, a la mujer le acusaban de prácticas de brujería en contra de varias jovencitas de una familia vecina. Con extraña similitud a los hechos ocurridos en la población de Salem, en Estados Unidos en el siglo antepasado, las jóvenes acusaban sentir la presencia de “la bruja” desde años atrás, incluso, según consta en un acta policial, intentaron lincharla por esa razón el 24 de agosto de 2011.
El caso pasó a mayores, cuando en la escena apareció un autodenominado brujo, conocido como “El Loco”. Se supone, que él, con atribuciones “mágicas” sacaría a María Berenice de la vereda con “siete pelas” y la primera ocurrió el 23 de marzo de 2012. Pero no bastó.
Las constantes agresiones contra la mujer tuvieron un final de tragedia, cuando una turba se metió a la casa de la víctima. Ese 29 de septiembre, un grupo de linchamiento redujo a la indefensión a María Berenice, la desnudaron, le arrancaron la cabellera y le prendieron fuego tras rociarle gasolina. Su cuerpo, fue hallado, paradójicamente, en la cocina, frente a un altar que le tenía ella a la Virgen del Carmen.
Por el caso se ha presentado un largo proceso judicial donde se presentaron 7 capturas, la mayoría de una misma familia, precisamente de las niñas que dijeron sentirse acosadas por la presencia maligna de la víctima. Los acusados fueron procesados, pero a la fecha no hay condena. No obstante, el caso trascendió.
En 2022 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) inició una investigación para determinar la presunta responsabilidad del Estado en la impunidad judicial por el homicidio, que calificó como un atentado a los Derechos Humanos. De acuerdo con el expediente y la solicitud elevada por sus familiares.
Ritual mortal
El 28 de septiembre de 2021, la mala suerte, la imprudencia y un ritual de “sanación” terminó en tragedia. Esta vez la víctima fue una mujer de 31 años, identificada como Daniela Andrea Arbeláez, que, confiada en sanar, limpiar su “energía” y volver por la senda de la buena suerte, confió en las manos de un supuesto experto en rituales, hoy identificado por las autoridades como Martín Rangel “El Brujo de Liborina”.
Todo lo que podía salir mal, salió mal. La sesión, en una vivienda de la vereda Juntas, del municipio de Sopetrán, tenía como requisito poner a Daniela en medio de un “circulo de fuego”, una especie de rito de limpieza del aura, que incluyó polvo de azufre y alcohol industrial.
Acostada en el círculo improvisado, ni Daniela ni el brujo, sospecharon lo inflamable y peligroso de la mezcla de azufre y alcohol. Tan pronto las chispas tocaron el vestido de la víctima, ella se prendió en llamas ante la vista, de él y de familiares que la habían llevado hasta allá.
Ya quemada en un 75% de su cuerpo, a trasladaron en un vehículo hasta el Hospital San Juan de Dios, de Santa Fe de Antioquia, pero por la gravedad de las heridas, tuvo que ser llevada el Hospital San Vicente Fundación, de Medellín, y fue necesario recluirla en la unidad de quemados, en donde murió 7 días después.
El “Brujo de Liborina”, según explicó la Fiscalía, hoy reposa en una cárcel con cargos encima por homicidio.
Creer o no en la brujería, es una condición personal. Pero cada hecho criminal de los encontrados por Exclusivo Colombia, son reales, las víctimas de estos hechos fallecieron víctima de circunstancias insólitas y trágicas, en el caso de Daniela, como ejemplo, con tres hijos pequeños, huérfanos, por un ritual de suerte, que le trajo solo la muerte.
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