Leidy Johana Ruiz Ocampo, una periodista de 38 años, casada y madre de tres hijos, nunca imaginó que el dolor de perder a su madre la llevaría a emprender un proyecto lleno de significado. Hace tres años, en medio del duelo por la muerte de su mamá debido a un agresivo cáncer, Leidy encontró una manera de transformar su tristeza en creatividad y consuelo.
El inicio de una idea
“Mi mamá falleció en solo tres meses desde que le diagnosticaron el cáncer. En ese momento, mis mellizos tenían apenas cuatro años, y yo, desesperada por evitar que olvidaran a su abuela, busqué maneras de mantener su recuerdo vivo,” relató Leidy. Aunque no le gusta tener fotos de seres queridos fallecidos, una sobrina le hizo un cuadro conmemorativo, pero con el tiempo, aquello no fue suficiente.
Durante la pandemia, Leidy se inspiró al ver a una mujer en México que confeccionaba camisas conmemorativas. Entonces recordó una historia entrañable que marcó su relación con su madre: “Uno de mis mellizos estuvo hospitalizado gravemente por un absceso hepático, mi mamá cuidaba del niño en el hospital San Vicente para ese entonces y cuando estaba en cuidados intensivos, mi hijo dijo que quería un peluche y mi mamá se lo regaló. Ella le dijo a mi hijo que el peluche estaría cargado de su energía para protegerlo cuando estuviera solo”.
La primera puntada
Un día, después de que su madre había fallecido, su hijo le entregó el peluche y le dijo que extrañaba mucho a su abuela. Esa conmovedora declaración la llevó a una decisión: “intentaría confeccionar un muñeco con una de las camisas favoritas de mi mamá. Soy periodista y no tengo experiencia previa en costura, así que comencé a aprender viendo videos en Internet. Encendí una vela, hice una oración y le pedí permiso a mi mamá para realizar el muñeco. Quise que tuviera su esencia”, explicó Leidy.
Los primeros intentos no fueron exitosos, pero poco a poco perfeccionó su técnica. Finalmente, logró confeccionar muñecos que compartió con su familia: su hermano, sus sobrinos y, por supuesto, sus hijos. La prenda y el proceso estaban impregnados de amor y significado, convirtiéndolos en objetos cargados de memoria y emoción.
El nacimiento de Garabato
“El nombre de Garabato lo elegí porque así le decía a mi mamá cuando hablábamos de los niños pequeños y algo desaliñados. Para mí, estos muñecos son como garabatos: no perfectos, pero llenos de amor y hechos para honrar a quienes ya no están.”
Cuando una sobrina le sugirió abrir una cuenta de Instagram para mostrar su trabajo, el emprendimiento despegó. Pronto, comenzó a recibir pedidos de amigos, conocidos e incluso funerarias interesadas en producir muñecos en grandes cantidades. Sin embargo, Leidy prefirió mantener el propósito original de su proyecto: confeccionar cada muñeco con un significado único y personal.
En estos dos años, Garabato se ha consolidado como un emprendimiento especial. “No es solo un negocio; es una forma de ayudar a las personas a mantener cerca a sus seres queridos. Muchas familias me dicen que estos muñecos les permiten sentir el olor y la energía de quienes han partido.” Además, Leidy escribe notas personalizadas para acompañar cada muñeco, reforzando la conexión emocional.
Hoy, Leidy Johana Ruiz Ocampo no solo ha encontrado una manera de lidiar con su propia pérdida, sino también de llevar consuelo a otras familias. Con aguja, hilo y un corazón lleno de amor, ha tejido no solo muñecos, sino también puentes hacia los recuerdos y el amor eterno.