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Vamos más allá de lo básico, más allá de la carrera constante contra el tiempo, la información será contundente pero detallada.

Dejar de ser homosexual en el nombre de Dios

lunes, 13 mayo 2024 POR Exclusivo Colombia

Jonathan Heredia es un influencer con más de 50.000 seguidores en las redes, donde difunde la palabra de Dios y ha sido controversial, al afirmar que gracias a su fe ya no es gay. El comunicador habla por primera vez con un periodista de Exclusivo Colombia. También conversamos con otras voces para conocer su opinión.

Jonathan Heredia es un influencer, pero es de lo más singular en sus redes, donde da mensajes de convivencia, reflexión y habla de Dios. Su fe y su carisma, le han multiplicado sus seguidores y también han desatado controversia, que dice, enfrenta con amor y comprensión. Habla públicamente de su experiencia y conversión, que dice, lo llevó a dejar la homosexualidad y a reconocer un episodio de abuso sexual que ocurrió en una iglesia.  El comunicador habla por primera vez con Exclusivo Colombia. También buscamos otras voces para conocer su opinión.

A las continuas preguntas que le hacen en las redes sociales sobre su tendencia sexual, Jonathan, un venezolano que se arraigó en el oriente antioqueño hace 7 años, contesta con citas bíblicas, en la mayoría recurriendo a parábolas donde se habla de fe. La controversia, sin embargo, en pleno siglo 21, donde la comunidad LGBTIQ+ lucha por reconocimiento, valor social y derechos igualitarios, se gesta en el debate con la pregunta ¿es posible dejar de tener una condición personal como el homosexualismo?

“Desde muy pequeño viví una experiencia muy difícil y dolorosa que me marco el corazón, lastimosamente sufría abuso sexual, tenía tan solo 8 años cuando viví esa experiencia y lo más más trágico es que fue dentro de la iglesia, por consiguiente bueno, en el caminar de mi vida llegué a pensar que yo era homosexual y que yo quería tener esa vida y me llegué a identificar como un homosexual, de hecho quería ser un cristiano gay, un cristiano homosexual, quería mezclar los dos mundos, las dos conceptos en mi vida porque yo pensaba que eso estaba bien, ya que Dios me amaba y no me juzgaba, pero a su vez sentía que nada lo que hacía era correcto”, dice el influencer.

Su testimonio se da en momentos en los que muchos países, entre ellos Colombia, debate la prohibición de las llamadas “terapias de choque”, practicadas de manera clandestina por sectas religiosas y que incluyen choques eléctricos, presión psicológica y maltrato físico, entre otras prácticas rechazadas por los defensores de Derechos LGBTIQ+ y con una línea difusa entre lo legal y lo ilegal. Este, sin embargo, no es el caso de Jonathan, quien advierte que su conversión se dio en el marco de la iluminación de Dios y por una convicción personal.

“Hoy ya no me considero una persona homosexual, es más creo que nunca lo fui, cierto a pesar de que tuve una pareja, una relación sentimental con alguien, pero había como una sed en mi corazón, por más de que yo estaba con esta persona decía me hacía falta algo, esto no era para mí, este no es mi destino, llegó Dios en un momento difícil, todos recordamos como imprimimos las fotos antes, en un cuarto oscuro había un rollo, había una luz, bueno yo viví muchos cuartos oscuros, uno de mi vida donde Dios tuvo que revelar su corazón de una forma especial y este es tu caso pues déjame decirte que todos necesitamos de Cristo, todos necesitamos experimentar este amor, para mí ha sido un reto hablar de mi testimonio en redes sociales y esto se lo cuento a ustedes aquí en Exclusivo Colombia, ha sido un reto, muchos comentarios pero siempre con mucho amor y a veces soy un poco desafiante el responder, porque creo que podemos ser un no tomarnos las cosas tan a pecho y también a respetar las visiones y las decisiones de otros, hay algo que Dios me hizo ver un día y es quiero que se haga un puente entre la comunidad LGTB y yo, porque Dios nos ama a todos por igual”, explica Jonathan.

De su experiencia puntual no habla mucho. De su episodio de abuso tampoco, pero advierte que es el hecho que marcó su vida. Desde que emigró de Venezuela a Colombia, hace 7 años, se encuentra en el oriente antioqueño y decidió que su vocación era hablar, comunicar a través de todos los medios su fe y su vida como ejemplo. No en vano sus redes crecen todos los días y con más de 50.000 seguidores, su público, advierte, es tan diverso, como la comunidad LGBTIQ+ a la que perteneció.

¿Pero, qué dicen los especialistas del tema?

Para la psicóloga Claudia Montoya, cambiar de orientación sexual no es un hecho fortuito, ni se da de la noche a la mañana.

Psicóloga Claudia Montoya.
“Mirándolo desde mi punto de vista y teniendo en cuenta que mi enfoque es completamente humanista diría que la orientación sexual de las personas forma parte fundamental de la identidad de cada una de ellas.  Esta orientación suele ser bastante estable a lo largo del tiempo. Probablemente puede pasar que alguien experimente cambios en sus sentimientos, en sus atracciones a lo largo del tiempo o a lo largo de la vida.
Sin embargo, pues no es común que una persona simplemente hoy se levante y diga hoy voy a dejar de ser homo sexual. Cambiar la orientación sexual en sí mismo no es algo que se pueda forzar o decir de manera tan consciente. Entonces no es simplemente yo hoy soy homosexual y mañana ya no soy homosexual. No es posible”.

Hay numerosos casos estudiados sobre la condición sexual y la mayoría coinciden en la ineficacia de las terapias, e incluso de que ese cambio desde lo mental y personal se lleve con éxito. Los esfuerzos para cambiar la orientación sexual se consideran perjudiciales y no éticos por parte de numerosas organizaciones médicas, psicológicas y de derechos humanos.

Jaques León, líder, activista y defensor de Derechos de la población LGBTIQ+ afirma que las condiciones sexuales de las personas, son propias, no son solo una conducta pasajera.

Jaques León, líder, activista y defensor de Derechos de la población LGBTIQ+.

“Desde mi punto de vista como activista defensor de derechos humanos de la población LGBTIQ+, respetando las creencias religiosas de cada persona, de cada ser humano como miembro o integrante de la población, creo que estos diálogos, estas conversaciones desde lo cristiano, desde lo católico, quien ha sido la iglesia, un gran represor de esta población, no podemos seguir alimentando esa violencia que se ha venido impartiendo desde hace muchos años desde el ente religioso, respetando las creencias religiosas de cada ser humano, de cada persona, pero no teniendo en cuenta ni compartiendo las terapias de conversión, todos los discursos de odio que ha fomentado la iglesia frente al homosexualismo, no comparto, ni en ningún momento voy a estar de acuerdo con las terapias de conversión, ni las creencias religiosas, ni los cultos, ni la iglesia católica desde donde se nos ha reprimido tanto, reprochado, rechazado y el cual ha sido un generador de violencia, de crímenes de odio, de homofobia y persecución hacia nosotros como líderes activistas”, dice Jaques.

En la Web se pueden encontrar decenas de instructivos para “dejar de ser gay”, no obstante, esto se da por la búsqueda que hacen muchas personas, a las que le inquieta su orientación sexual. Jonathan, advierte en su testimonio que su debate no es para cambiar a las personas abruptamente, dice con seguridad, que su testimonio es una muestra de lo que hicieron varios años de asistir a la iglesia, de cuestionarse y de tomar una decisión de la que dice “me hace feliz y sé que estoy haciendo lo correcto”.

Hernando Muñoz Líder y académico, experto en temas LGBTIQ+ habla del tema con propiedad.

Hernando Muñoz Líder y académico, experto en temas LGBTIQ.
Pues es muy respetable el testimonio de Jonathan. Él está en todo su derecho de creer en lo que está creyendo, que es Dios, que es en Cristo, que llegue a su corazón. Es un gran asunto por lo cual yo pasé hace muchísimos años, lo que él llama tener a Cristo en el corazón, yo lo hice el 4 de mayo de 1976, cuando era muy jovencito, y bueno, y supe que era vivir eso y tratar de buscar lo que él llama el regalo y demás, volvo y digo es respetable, pero yo espero verlo en unos años y ver su vivencia, y si es honesto realmente que pueda entender que uno no cambia eso, que es uno, ese ser que es uno, uno no lo puede cambiar, y por otro lado creo que entiendo que él dice pues que no es la religión, ni es Dios, pero todo el tiempo habla de Dios, de la religión, de tener a Cristo, de pecados y es esa culpa que está ahí y que se está dando y que no es el ayuno y la oración y que no es claro, es que es a través de eso que se intenta que se cambie, porque como los cristianos hablan, aman al pecador, pero no a su pecado y ser homosexual es pecado, entonces yo no entiendo si él dice que porque se tiene que preguntar esas cosas y verla como si fuera un pecado si realmente no lo es, pero vuelvo y digo es respetable, yo si quisiera que la gente que le sigue y que mira esta situación como una opción, tenga mucho cuidado y tenga mucho acompañamiento, porque ni es tan fácil, ni es tan aconsejable hacerlo y yo creo que la felicidad está en ser uno, respetando a los demás, pero poder ser lo que uno es, perdónenme la redundancia, y en ese sentido ese ser es ser un hombre homosexual o una mujer lesbiana, bueno, como usted es, y no tener culpa y hacerlo, y vivirlo con alegría, con respeto, con una mirada de cuidado integral, y creo que es eso, creo que en este asunto, como lo expone. Hay represiones, de muchas formas estamos reprimiendo una cosa que sentimos, yo sé de qué habla él, pero también sé de lo dañino que puede ser”, dice el académico.

El debate es más profundo de lo que se ve a simple vista, no obstante, en la libertad de pensar y hacer, los expertos aconsejan y defienden la individualidad. Por el momento Jonathan sigue cultivando gran cantidad de seguidores, que no solo le creen, sino que sienten curiosidad por conocer su historia y su mensaje, más allá de la creencia religiosa, ser influencer es su propia responsabilidad y así lo acepta en cada video que hace.

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La madre y líder social paisa que lo dejó todo para cuidar a su hija, quien sufrió un trágico accidente en Israel

domingo, 12 mayo 2024 POR Exclusivo Colombia
Madre en Israel Exclusivo Colombia

La conmovedora historia que no se había contado de una valiente madre antioqueña que viajó a Israel para acompañar a su hija quien sufrió un grave accidente de tránsito que la dejó en estado crítico. La líder social paisa relata como ha sido la vida en un hospital, lejos de casa e incluso en medio de la guerra de ese país con el grupo terrorista Hamás y la ruptura de relaciones con Colombia.

María Juliana Isaza es una colombiana que hace 5 años viajó a Israel con el propósito de encontrar un mejor futuro para ella y sus dos hijos de 9 y 12 años. Pero el 1 de enero de 2023 un trágico accidente pausó sus sueños. Su madre, Luz Mery Mesa reveló que ella se transportaba en una bicicleta eléctrica y se estrelló contra un vehículo.

Foto: María Juliana Isaza

Relató que el panorama fue abrumador: la mujer de 34 años sufrió trauma craneoencefálico y fractura de clavícula y su estado de salud dependía de un milagro. Fue en esa prueba difícil de vida donde la líder social de Medellín decidió viajar para enfrentar con su coraza de madre uno de los capítulos más desafiantes “para mí esto ha sido una experiencia absolutamente dura porque hemos tenido que estar en diferentes hospitales y pues yo como acompañante de ella y como asistente de ella he tenido que atravesar situaciones muy difíciles por el idioma, por las incomodidades que se vive en un hospital. Yo siempre he estado las 24 horas con ella y los 7 días de la semana. Hemos estado accidentadas las dos”.

Exclusivo Colombia conoció conmovedoras imágenes de las terapias de rehabilitación a las que ha sido sometida María Juliana, quien ya cumple más de un año hospitalizada. En esas instituciones médicas su madre, Luz Mery, no se separa ni un solo de segundo de ella e incluso se ve como en los videos le da fuerza y le dice que no está sola “vamos Juli, vamos Juli, con fuerza”.

Foto: proceso de rehabilitación
Foto: proceso de rehabilitación

La mujer de 34 años Lleva 4 cirugías y la próxima será el 27 de mayo. Su madre, quien concedió por primera vez una entrevista para un medio colombiano dijo que esta prueba de la vida la retó “hoy tengo mi corazón partido en dos países. En Colombia tengo a mi hijo y a mis nietos que los amo como si fueran mis hijos y a mi hija aquí en una circunstancia difícil pero que ha sido satisfactoria su rehabilitación y recuperación”.

Ambas han superado cada obstáculo e incluso sobrevivieron a la guerra que hoy enfrenta el país contra el grupo terrorista Hamás y desde un hospital, Luz Mery, con su valentía, le envió un mensaje a las mujeres colombianas que estuvieron dispuesta a dejarlo todo por sus hijos “hoy en este día de madres, deseándole a todas las madres colombianas y a todas las madres que se encuentran aquí en Israel un feliz día. Yo digo que las madres hacemos todo por el amor a nuestros hijos”.

Foto: Luz Mery Mesa, madre de María Juliana

La hija de Luz Mery representa a decenas de colombianos que viajaron a Israel para buscar una mejor opción de vida y que hoy se encuentran en medio de la incertidumbre por la ruptura de relaciones de Colombia con ese país “somos muchos los colombianos que estamos acá, algunos buscando mejor calidad de vida porque las oportunidades en Colombia no se les dieron y en el caso mío que he tenido que cumplir una cantidad de protocolos”.

Y desde ese lugar dijo que no ha renunciado a su fe y expresó que su sueño es tener de regreso a su hija y una vez terminada la misión de madre, su otro deseo es regresar a Medellín para abrazar a su otra mitad de vida.

Feliz día, madre valiente.

La crónica:

ColombianaIsraelPaisa
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Diego Armando, el artista de Junín que hace arte con la magia de sus pies

sábado, 11 mayo 2024 POR Exclusivo Colombia
Diego Armando

Historia de un retratista que hace su trabajo con elos pies

Junín, con su pasado bohemio, reminiscencia de un esplendor perdido, se convirtió en los últimos años en refugio de artistas callejeros. Sobre una banca de madera se sienta todos los días el juglar sabanero Plutarco Urrutia, un hombre de 83 años que aún interpreta el acordeón; también está “Fernando Tiza”, un hábil dibujante que hace enormes retratos sobre el pavimento. 

Pero hay un artista que llama la atención. Se llama Diego Armando Usme, nacido en Barrancabermeja y criado en Bucaramanga y Bogotá. Diego Armando es pintor, especialista en retratos. Pero no es un pintor cualquiera. Nació sin manos y, aunque su familia quería que fuera abogado, él se inclinó por el arte desde muy joven. Con los dedos de los pies sostiene el pincel hábilmente; con el pie izquierdo sostiene el papel y con el derecho traza las líneas de expresión y borra cuando hay un error o queda inconforme con una línea. 

Ni siquiera sabe explicar qué lo primero que retrató, o cuándo lo hizo, porque es algo tan natural, tan inevitable, que lo extraño sería no hacerlo. 

Diego Armando va todas las tardes a Junín. Llegó a Medellín hace muchos años por invitación de una hermana. Pese a eso, su acento contrasta con el de sus clientes, que van pidiendo retratos mientras arrastran las eses. Diego, en cambio, dice “Mompi”, un término capitalino que estuvo en auge a comienzos de este siglo, pero que ya se olvidó. 

El pintor se sienta en un taburete pequeño, sin espaldar, y se pasa ahí la tarde, en medio del río de gente que va cambiando de sentido según la hora. En la tarde de un jueves retrata a un chamán de pelo largo. Del celular, que también manipula con los pies, ve los detalles que luego plasma en el papel. Es un retrato difícil por la cantidad de detalles de los collares que cuelgan del cuello del chamán. 

Cada tanto, el artista se detiene para ofrecer los retratos. Hay dos opciones. La primera, que el cliente se siente frente al pintor unos quince minutos. Debe estarse quieto para que el artista logre captar el ángulo de la boca, el enarcamiento de las cejas, el largor de las orejas.  La segunda opción es más costosa, porque el trabajo es más preciso. En esta, el cliente envía una foto para que Diego Armando la emule. 

Este trabajo es más demorado. Son tres días los que pasa el artista dando forma con sus pies al retrato. ¿Qué es lo más difícil? Para Diego Armando nada es difícil, solo es cuestión de concentrarse. Es algo natural, que simplemente pasa. 

Diego Armando ha pasado por muchas academias de arte. En Bogotá aprendió la técnica. Siempre tuvo el apoyo de la familia. Su madre, cuenta, también tenía vena artística, aunque no se dedicó a ello de manera profesional. Él, en cambio, asumió el arte como una manera de vida, quizá la única posible. 

El artista solía trabajar detrás del Palacio de la Cultura, cerca de la Plaza Botero, pero de ahí lo sacaron los funcionarios de Espacio Público. Por eso tuvo que irse a Junín, de donde también han tratado de moverlo. Afortunadamente para él, el ensañamiento de las autoridades ha sido con los cantantes que amplifican sus voces con bafles y no con él, un pintor que pasa en silencio la mayor parte del día. 

Los retratos que hace Diego Armando son precisos. Los hay en color y en blanco y negro, como el cliente lo prefiera. Son cientos de retratos los que ha hecho Diego Armando en su vida. Desde hace años tiene el apoyo de la Fundación de Pintores con la Mano y con el Pie, una organización que brinda ayuda y crea una red de artistas que nacieron con discapacidades. 

Diego Armando
Diego Armando va a Junín todos los días en la tarde.

Diego Armando nunca se ha sentido impedido o menos capaz; el arte es algo natural en su vida, algo como comer o secarse el sudor de la frente. 

Si alguien llegara a decirle dudar de su talento, podría responder con los versos que el compositor Adolfo Pacheco inmortalizó en una canción que grabó Diomedes Díaz en el álbum Ganó el Folclor: 

Pero usted como un reptil

agorero y ponzoñoso

dice que no pinto hermoso

que valgo un maravedí

Métase donde se meta

usted me respeta a mí

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El atrio de la catedral Metropolitana está convertido en dormidero y extendedero de ropa

jueves, 09 mayo 2024 POR Exclusivo Colombia
Basílica Metropolitana

Las puertas de la iglesia permanecen cerradas por cuestiones de seguridad

Las campanas doblan a las 3:45 de la tarde y la caterva de palomas se eleva al cielo. Las puertas de la Catedral Metropolitana están cerradas casi todo el día, salvo en la mañana y al caer la tarde, cuando se celebra misa.  Recostados en las puertas enormes, dormidos o alucinando, hay cuatro hombres harapientos, desorbitados, que cargan consigo costales de basura y ropa mugrosa.

Uno de ellos, descamisado, soñoliento, dice que van a abrir las puertas para la misa de 12. Pero si van a ser las 4 de la tarde, por Dios. El hombre está acostado en el atrio, junto a una de las enormes puertas. Alrededor suyo hay basura desperdigada: cajetillas de cigarrillo, botellas plásticas, pedazos de tela, el empaque de unos condones. Al hombre lo sobrevuelan varias moscas. 

—Ah, es que yo hago arte— dice el hombre, que toma un pedazo de tela y lo dobla. —¿Sí ve?—. 

Es en realidad un muchacho. A pesar de la mugre, su piel es tersa, juvenil. Dice que la Policía lo levanta cada tanto de ese lugar. Él, junto a los otros durmientes, vuelven una y otra vez al mismo lugar, con pipa de bazuco en mano.

En otra de las puertas frontales hay tres hombres. Dos están sentados, pidiendo plata a quien pase, y el otro está dormido y con la cabeza metida dentro de una caja de cartón. ¿Qué es un atrio de una iglesia si las puertas están cerradas? El atrio de la Metropolitana, la iglesia más importante de Medellín, está en el limbo, de espaldas a Dios. 

Basílica Metropolitana
Esta imagen se repite todos los días, peses a que la policía levanta a las personas que allí duermen.

Antes de que doblen las campanas, un hombre menudo llega al atrio. De un morral saca camisetas, medias y pantalones y los extiende sobre las bancas del atrio. ¿Está vendiendo ropa? No, responde, la estoy secando. Dice que vive muy cerca del parque y que lleva la ropa a una lavandería. Como no tenía dónde secarla, un día vio que alguien más extendía la suya en las escalas de las Basílica. Entonces emuló el ejemplo. 

No es el único que tiene esa costumbre. Con el cierre de las puertas y el deterioro del Parque Bolívar, el atrio se convirtió en un espacio sin uso y quedó a merced de lo que quieran hacer con él. Eso no está mal, dirá algún transeúnte con razón. Más bien, es el reflejo del caos que es Medellín. 

Hay otro hombre que también extiende su ropa mientras cose un pantalón militar. Sobre el cielo se cierne una nube negra que oscurece la tarde. Las palomas, que se cuentan por cientos, están inquietas. “Ellas presienten las lluvia”, dice otro hombre que está sentado más allá del que cose su pantalón. Una tormenta está por desatarse. 

Cuchilleros y el cierre de las puertas 

Lo que pasa en la Basílica no es nuevo. Conocidas son las historias de que los ladrillos están socavados porque los han raspado para mezclar su ripio con bazuco. El extinto periódico El Mundo publicó un artículo en 2019 en el que se cuenta la historia de una riña dentro de la catedral. En plena misa irrumpió un hombre con una navaja y detrás de él dos energúmenos lanzando palos y piedras. 

El de la navaja imploró al cura que lo ayudara, que esos dos hombres lo iban a matar. La persecución llegó hasta un ala de la catedral y ahí desembocó en una garrotera memorable. Así lo cuenta el artículo de El Mundo:

“Batalla campal, con golpes, taburetes que volaban y gritos que espantaban el silencio, aunque apenas unos segundos después ingresaron los agentes de la Policía para controlar la situación. Gresca que, de acuerdo al relato de los trágicos actores, se originó porque el de la navaja había atracado y herido a uno de los dos hombres que fueron tras él. En medio de los nervios y la incredulidad, el padre pudo terminar la ofrenda”.

Después de eso se decidió que era mejor cerrar las puertas durante el día. A los portones tuvieron que forrarlos en láminas de hierro para que la madera original no se siguiera corrompiendo con el ácido de los orígenes. Es una estampa desoladora la del atrio vacío, solo ocupado a ratos por los durmientes y sus chiros. 

Basílica Metropolitana
Como el atrio está inutilizado y las puertas de la iglesia cerradas, algunos aprovechan para extender la ropa ahí.

La Metropolitana, en un principio llamada Basílica de Villanueva, es la más grande en el mundo construida con ladrillos: un millón doscientos mil. Fue inaugurada en 1931, cuando la ciudad vivía un esplendor y en las esquinas del centro se abrían cafés y teatros al mejor estilo de la Belle Époque. 

“A la hora de la canónica de vísperas, cuando el sol calcina afuera, entro a la iglesia catedral en pos de los signos. Basílica Metropolitana de Villanueva la llaman los viejos; los jóvenes, que jamás la han visto, pasan de largo sin saber”. 

La anterior es una descripción de Fernando Vallejo en la novela El fuego secreto, una oda a la primera juventud. El protagonista, Fernando, entra a la catedral y se pregunta por sus secretos: 

“¿Qué habrá en ella y en sus anexos socavones de sombra abovedada? ¿El templo subterráneo de un secreto?”. 

El recorrido del protagonista termina en una suerte de premonición de lo que sería el futuro de la Basílica de Villanueva: 

“Único fiel en la nave mayor, en su última banca, enciendo el pequeño cigarro que traigo, ya forjado, en el bolsillo de la camisa. Y en las volutas caprichosas del humo de los hachidis, humo imperecedero, humo inefable, asciende hacia las altas bóvedas mi imploración, mi súplica”. 

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La puerta rosa, el rinconcito que esconde los tesoros ocultos de Aranjuez

martes, 07 mayo 2024 POR Exclusivo Colombia
La puerta rosa

Es un café-repostería en el que se habla de literatura, repostería y arte

Julio y Paula. Julio es pintor y muralista. Paula es repostera, escritora y cineasta. Julio y Paula son católicos y hablan de Dios con devoción. Viven en la comuna 4, Aranjuez, un barrio mítico por su literatura y por que allí estuvo, muchos años ha, el primer “loquero” de Medellín. La casa de Julio y Paula cuenta la historia del barrio, de los escritores que crecieron en esas calles faldudas. Pero primero vamos con la historia.  

Julia y Paula eran profesores. Ambos llevaban a cuestas veinte años de docencia, pero la pandemia, como a tantos otros, les cambió la vida. Paula estaba sin trabajo y, para ayudar en la economía doméstica, empezó a vender postres. Hizo canelés de Burdeos, una de sus especialidades, y dio de probar a los vecinos. La aprobación fue unánime. 

Paula ha tenido una vida prolífica. Empezó una carrera de Agronomía que no terminó; hizo una licenciatura en español-inglés, luego estudió cine y dirigió un documental que fue exhibido en Francia en 1998. Estuvo en París ese año y sintió una conexión con la ciudad, como si volviera a un pasado desconocido. Luego, caminando por los azares de la vida, lo entendió: su mamá (biológica) era francesa. Esa es otra historia, pero Paula hace hincapié en ello para explicar el porqué de su pasión por la repostería francesa. 

Julio es artista y gestor cultural. Es un hombre afable, de buen humor. Es muralista, guía turístico y buen conversador. Mientras Paula lee un diccionario gastronómico de Alexánder Dumas, Julio sirve un café y bromea; después, ceñudo, diserta sobre los talentos que Dios les dio. La pareja es muy católica y tiene inclinaciones monásticas.De hecho, la repostería moderna, dice ella, nació en los monasterios franceses y españoles. 

La puerta rosa
Los murales que hay en La puerta rosa son de autoría de Julio.

Libros, postres, murales, café, catolicismo. Todo parece inconexo, imposible de amalgamar. Sin embargo, cada cosa está puesta en su lugar en La puerta rosa, el café-repostería que la pareja abrió en 2021 para ofrecer, en primer lugar, los canales de Paula. 

Esa fue la idea inicial. En el frontis de la casa abrieron el negocio, muy pequeño, pero que pronto ganó popularidad. Los clientes no solo disfrutaban del café y un canelé francés, sino que hablaban con Julio y Paula y discurrían sobre los monasterios franceses o sobre literatura. ¿Cómo no iban a hablar de lo que los apasiona? Julio dice que Dios les dio unos talentos. Él es bueno para tender puentes, para conectar personas y hacer crecer proyectos. Ella es buena para rastrear el origen de los postres que prepara. No aprovechar esos talentos y compartilo con los demás sería un acto egoísta. 

A La puerta rosa, atraídos por el café y las conversaciones cálidas, llegaron colectivos de artistas, directivos de empresas. Un día, cuenta Julio, apareció el periodista gastronómico Lorenzo Villegas, que les hizo un programa de radio. La popularidad de su casa-café-repostería creció después de eso. Fue tanto así que otro día, sin previo aviso, llegó David Escobar, el director de Comfama. También los ha visitado Víctor Gaviria y el escritor Juan José Hoyos, quien además es de Aranjuez. 

El camino, sin embargo, no ha estado exento de dificultades. Hubo un tiempo en el que Julio y Paula perdieron el rumbo. No sabían cuánto cobrar por su trabajo y se les armó un lío cuando llegaron las cuentas de los proveedores. El negocio se quebró, pero lograron sacarlo a flote lentamente. Entonces tuvieron que reestructurar el negocio y entender que solo ellos mismos podían darle valor a su trabajo. Y que el valor no está en la plata, que es solo un móvil para el fin. 

A la izquierda, el papá de Julio, quien atiende en el café, y la derecha la pareja artífice de La puerta rosa.

Turismo comunitario 

Julio y Paula entendieron que entre sus tareas debería estar la exaltación de la historia de la comuna 4. Por eso, en las paredes de La puerta rosa está retratado el Hospital Mental, antes Casa de los Enajenados y hoy biblioteca de Comfama, donde pasó muchos años Epifanio Mejía. Julio ha plasmado de varias maneras lo que para él es Aranjuez. En los murales aparecen los buses coloridos que suben por las faldas del barrio, los vendedores ambulantes, una mujer que toma una foto con una cámara análoga. 

De esa intención de recuperar la historia del barrio nació Expedición por Aranjuez, un recorrido turístico que comienza en el Jardín Botánico y pasa por las librerías del Planetario y del Museo Pedro Nel Gómez, y que luego sube a la biblioteca Comfama para terminar comiendo un postre en La puerta rosa. 

La idea es recorrer los archivos históricos de estos lugares de la comuna 4. Hay otro recorrido un tanto más pintoresco. Se llama Me trae cositas y es un viaje a la gastronomía popular, desde los raspados hasta solteritas. En el recorrido hay una parada donde una mujer que vende empanadas hace 45 años. 

La puerta rosa está abierta para todos. Basta con llamar y reservar el espacio para pasar un rato agradable conversando sobre lo que plazca con Julio y Paula. 

La puerta rosa
En La puerta rosa hay hasta arte religioso.

El lugar está en constante evolución. En unas semanas, espera la pareja, el espacio se transformará en un Pub. No será un lugar bulloso ni mucho menos, sino un remanso para comer platos típicos de la cocina europea y tomar vino y cervezas artesanales, como en los monasterios. El café, los talleres literarios y las demás ofertas se seguirán ofreciendo. 

La puerta rosa es un lugar sui generis, un abanico de posibilidades para los visitantes. Es la casa de Julio y Paula, pero las puertas están abiertas para todos.

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En La Catedral cobran la entrada para ver las ruinas de la cárcel y de la memoria de Pablo Escobar

lunes, 06 mayo 2024 POR Exclusivo Colombia

Las ruinas de lo que un día fue la cárcel construida y habitada por el extinto capo Pablo Escobar, sigue siendo lugar de visita de cientos de turistas, que además de encontrar que ahora cobran el ingreso, también pueden ver toda una campaña en contra de la apología al narcotráfico y el llamado “narcoturismo”.

Aproximadamente a las 10:30 A.M. llega el primer grupo de 15 turistas, la mayoría estadounidenses, a la puerta de La Catedral, ubicada en el Valle de la Miel, una zona privilegiada del municipio de Envigado con una panorámica solo posible en postales de la ciudad de las que se venden en los aeropuertos.

Allí, en medio del silencio de un bosque de pinos, sobreviven aún algunas de las ruinas de lo que fuera la cárcel, si se le puede decir así, que mandó a construir Pablo Escobar a finales de los años 90, a su medida, con lujos extravagantes, casa de muñecas para su hija, albergues de lujo para sus principales lugartenientes, helipuerto, saunas, turcos, sala de billares, sala de visitas y hasta un punto de observación con un telescopio que apuntaba directamente a la IV Brigada del Ejército, epicentro de la persecución contra el Cartel de Medellín en esta época.

Desde hace algunos meses, por disposición del padre Abad Anglicano, Elkin Ramiro Vélez García, fue puesta una puerta de ingreso a La Catedral, a la que se llega por una carretera en la vía a El Salado, en Envigado, de unos tres kilómetros. En la entrada, en una caseta de cobro, un vigilante cobra $10.000 por cada visitante, no hay un recibo, ni factura.

La nueva puerta de ingreso a La Catedral.
Una garita de vigilancia, sobrevive entre la maleza de La Catedral.
Los que era uno de los sauna, que mandó a construir Escobar en la cárcel.
Una singular decoración y renovación de espacios, es parte del trabajo de la Fundación Hogar Geriátrico Santa Gertrudis La Magna, que hoy es refugio de unos 60 adultos mayores del municipio de Envigado. Fotos: Exclusivo Colombia.

Los dineros recolectados, advierten, son para mejoras y sostenimiento del Hogar Geriátrico Fundación Santa Gertrudis, donde se albergan unos 60 adultos mayores vulnerables, sin recursos.

Valga decir que este hogar recibe fondos del Municipio de Envigado y que sus instalaciones no tienen nada que envidiarle a ningún hogar geriátrico en la ciudad. Tienen capilla propia, un grupo de profesionales al servicio de los habitantes, atención 24 horas, alimentación balanceada, habitaciones confortables y espacios abiertos envidiables, en medio de lo que bien puede ser una de las zonas más bellas y seguras del Valle de Aburrá.

Aunque el padre Elkin no atendió a Exclusivo Colombia en La Catedral, su pensamiento y obra, son evidentes a través de los más de 12 años que ha estado al frente del hogar geriátrico, pero también, como guardián de los restos de la cárcel. Públicamente ha sido un detractor del “narcoturismo”, dice sin ningún arrepentimiento que “Pablo Escobar no tiene perdón de Dios” y ha sido controversial por las medidas que ha tomado en esta zona para tratar por todos los medios, de evitar cualquier apología al capo muerto en 1993.

El mapa del escape insólito de Pablo Escobar de La Catedral.
El padre Abad Elkin Vélez.
Los recordatorios en La Catedral , de la tragedia del narco terrorismo.

Su lucha, tiene otro capítulo por estas fechas cuando decidió cobrar por la entrada, lo que no deja muy contentos a las agencias de turismo que llevan entre 60 y 100 visitantes al día a este lugar.

“Ofrezco tours guiados, a nivel de Colombia, no solamente en Antioquia; como el tur del café, el tour de la ciudad, tour de la Comuna 13 y el famoso “tour de Pablo Escobar”. Cuando yo hago este tur de Pablo, es no es glorificar el crimen, sino que es para comentar una historia con los ojos de las víctimas. Prácticamente desde que comenzaron a hacer un cobro,  que me parece como irregular, porque yo tengo mi agencia como guía profesional, yo tengo que pagar ante la DIAN unos impuestos, tengo que pagarle a la Gobernación o a Medellín unos impuestos y aquí están cobrando una entrada, yo pido una factura, dicen que no dan facturas, entonces ¿a dónde va esa plata?”, dice Carlos Palau, un expolicía de los 90, que tras tener que huir a Estados Unidos por la violencia del narcotráfico, regresó al país, con un emprendimiento que cada vez tiene más clientes en Medellín.

La Catedral es un atractivo singular en Medellín. Los turistas no bajan los calificativos de “amazing” (¡asombroso!) cuando recorren los recodos de la otrora cárcel, bajan a la cascada, se toman fotos en las garitas que aún están en pie, o en las celdas, que ahora aparecen corroídas por el tiempo. En muchas partes de esta edificación hay huecos, los guaqueros han buscado caletas de dólares por más de 30 años.

En el centro de la propiedad, hay otro atractivo, sin embargo. Hay todo un museo dedicado a la natividad. Cientos de piezas de pesebre que se han recolectado y realizado desde la fundación. Una muestra impresionante, que tiene entre los detalles, varias vallas en las que se hace una muestra histórica de lo que fue La Catedral y lo que es ahora, como una fundación benéfica. Los mensajes en contra de una apología de Escobar, abundan.

Hay carteles donde se describe, por ejemplo, las cifras de la tragedia de la guerra del narcotráfico en Colombia, en particular del Cartel de Medellín entre los 80 y los 90.

Más de 15.000 muertos en la guerra contra el narcotráfico, 623 atentados con más de 400 muertos, 550 policías asesinados, más de 100 bombas, el atentado al DAS, la bomba del avión de Avianca…

Una impresionante exhibición de arte de la natividad se puede encontrar en La Catedral.
En varios puntos se encuentra información de la tragedia del narco terrorismo del Cartel de Medellín.
Hay una recopilación de fotografías de la cárcel y los lujos que tenía.
Los mensajes en contra de la apología a la figura de Pablo Escobar se ubican en muchos de los puntos del recorrido por La Catedral. Fotos: Exclusivo Colombia

Entre todas estas barbaridades, tal vez, el único caso documentado en la historia contemporánea de un delincuente de alto nivel, que hizo cambiar la Constitución de un país para negociar una entrega, que mandó a construir la cárcel donde iba a pagar una condena ínfima con sus principales lugartenientes, además, en medio de lujos estrafalarios, que secuestró un viceministro en la misma cárcel durante más de 24 horas y se fugó en medio de un cerco militar de mas de 1.200 hombres. No se le puede quitar la curiosidad a los visitantes. La realidad supera, en este caso, cualquier ficción.

“Yo en ese tiempo, yo fui un policía, yo comento la historia de cómo fue vivir acá cuando un jovencito 18 -20 años portaba un uniforme acá en Medellín. ¿Era muy difícil? No, eso pues estoy vivo de buenas. Hay que comentar ese dolor, esa parte que nosotros como colombianos sufrimos y esta parte de La Catedral, por la vista tan hermosa que tiene y aquí fue que donde el Estado permitió esa corrupción tan grande.  Porque ¿Cómo es que permiten que un criminal construye su propia prisión?”, explica el guía y propietario de su agencia, Medellín Paradise Travel.

En Medellín hace años hay una lucha sistemática contra la apología a Pablo Escobar. El propio Padre Abad Elkin, sacó varias veces de este sitio a los comerciantes que iban a vender camisetas y recuerdos de Pablo Escobar y mandó a pintar un mural de más de 5 metros en La Catedral, donde decía “Quién no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Un mural recodaba en La Catedral, la historia para no repetirla.
Así se ven hoy varias de las celdas de la antigua cárcel.
En La Catedral, aparece expuesta la fotografía de Pablo Escobar, tomada en uno de los corredores en los 90.

En febrero de 2019, en un hecho que fue registrado como noticia internacional por los principales canales y medios de comunicación en el mundo, por orden del entonces por primera vez alcalde, Federico Gutiérrez, fue demolido el mítico Edificio Mónaco, residencia de Pablo Escobar y su familia y símbolo del poder del capo, que tal como aparece en varios registros históricos, hizo construir el edificio más lujoso de El Poblado, a una cuadra del exclusivo Club Campestre, donde le negaron su entrada.

Hoy los turistas que pasan por ese sitio, en el corazón del estrato 6 paisa, encuentran el Parque de la Memoria, con datos de las víctimas de la guerra del Cartel de Medellín.

No obstante, el ya conocido Tour de Pablo Escobar sigue incluyendo una visita al barrio que lleva su nombre, la casa donde murió tiroteado y la tumba en Montesacro. Antes incluía una visita a la llamada “Casa Museo Pablo Escobar”, que dirigía alias “El Osito”, Roberto Escobar, hermano del capo y quien obtenía, según la Fiscalía general de la Nación, millonarios recursos, mostrando objetos que pertenecían a Escobar en su casa, ubicada en la Loma del Indio, en Las Palmas.

El pasado 22 de marzo, la Sociedad de Activos Especiales (SAE), junto a la Personería Municipal Medellín y la Policía Metropolitana, llevaron a cabo un operativo de desalojo en la casa museo. El desalojo se hizo atendiendo a una medida de extinción de dominio contra la propietaria del predio por presunto lavado de activos. Ninguno de los objetos de Escobar quedó en manos de su hermano, del cual a la fecha se desconoce su residencia. Poco a poco se ha atacado la memoria del capo del Cartel en la ciudad. No obstante, el turismo que llega a la ciudad, sigue buscando a ese personaje, que, para muchos, que no conocen la historia, creen que es un mito, una leyenda.

“I thought Pablo Escobar was more of a creation of television, I never believed that everything that is said about him was true, until I arrived in this city. I don’t think a criminal could do what he did, humiliate the government and be so powerful. That’s a story I haven’t seen in real life”.
“Yo pensaba que Pablo Escobar era más una creación de la televisión, nunca creí que fuera verdad todo lo que se dice de él, hasta que llegué a esta ciudad. No creo que un delincuente pudiera hacer lo que hizo, que humillara al gobierno y fuera tan poderoso. Eso es una historia que yo no he visto en la vida real”, dice “Shatto”, un yutuber japonés que desde La Catedral hace un video para su canal, diciendo que Pablo Escobar, no es un personaje de ficción.
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El presbítero homicida y el fusilado del puente de Guayaquil: dos oscuras historias de Medellín

jueves, 02 mayo 2024 POR Exclusivo Colombia
Fusilado

Exclusivo Colombia recuerda dos crímenes que estremecieron a la ciudad

Este artículo recupera dos historias que estremecieron a la vieja Medellín. La primera está perdida en los comienzos del siglo XVIII, mucho antes de la Independencia; la segunda, más conocida, sucedió en 1902, después de la Guerra de los Mil Días. Comencemos. 

Corría el año de 1702 cuando el presbítero Juan Sánchez de Vargas salió a pedir la limosna. Era un sábado, día habitual para recoger el diezmo. Cuenta el Cojo Benítez, el autor de El carnero de Medellín, que el cura pasó la Quebrada y llegó a la casa de Miguel Vásquez, que entonces vivía en casa de su suegro, Lucas Morales Bocanegra. 

El presbítero entró a la casa y se encontró con una mulata, la sirvienta. Cuenta el cronista que el cura le pidió candela y, parece, ella se negó, lo que desbordó la ira del religioso que empezó a maltratar a la mujer. 

Entonces entra en acción Gertrudis Morales, la mujer de Miguel Vásquez. Vásquez también se puso furioso y le dijo a Juan Sánchez que en su casa nadie gritaba más fuerte que él. Le dijo al cura que se fuera y que procurara no hacer escándalo. Aquella villa era afecta a los chismes, más si se trataba de un sacerdote y unos ciudadanos de cierta alcurnia. 

Pero el presbítero, en vez de acatar la orden de Miguel Vásquez, acometió el ataque. Así lo cuenta el cronista: 

“Volvió el rostro a la lancera y vio la espada de Miguel Vásquez y arrebatadamente la desnudó y le acometió tirándole una violenta estocada que le pasó de costado a costado, de suerte que el herido Miguel Vásquez, sólo pudo caminar quince pies adelante, pidiendo confesión, y cayó muerto”. 

El suceso del cura homicida estremeció a Medellín. No hay muchos detalles de qué pasó luego, pues en ese entonces no había imprenta ni periódicos en la villa. La crónica del Cojo, escrita para finales de ese siglo, se basó en los autos criminales de la época. Lo que sí cuenta el cronista es que a Juan Sánchez lo degradaron de la Orden, pero él, tozudo, fue hasta Roma a pedir indulgencia. 

Puente de Guayaquil
Tamayo fue fusilado en el puente de Guayaquil. Foto: León Francisco Ruiz.

La crónica del Cojo termina de una manera que ahora nos parece inusual: pidiendo a Dios y a sus hijos que no se olviden de él. El carnero de Medellín es una fuente ineludible para conocer a la Medellín anterepublicana. El libro, lo acepta el mismo autor, no está ordenado de manera cronológica. Por otra parte, la prosa es en ocasiones descuidada y no tiene un estilo propio como del que gozó El carnero santafereño de Juan Rodríguez Freyle. 

La ejecución de Tamayo 

La segunda historia de este artículo ocurrió exactamente 200 años después de la primera. El cronista que la dejó para la posteridad fue Enrique Gaviria Isaza, testigo de la ejecución. 

Jesús Ma Tamayo, el protagonista de la historia, se casó en 1894 con María Josefa Echavarría, una mujer pobre dedicada a los “oficios propios entre gentes de su clase”. Cuenta el cronista que el matrimonio pronto se convirtió en un suplicio para esa mujer: 

“Las frases de amor y las caricias se tornaron bien pronto para ella en insultos y en golpes, a los que de cerca siguió el completo abandono en el que la dejó su marido, sin motivo ninguno, porque la conducta de ella era intachable en todos sentidos”. 

Aunque el autor promete ser un “narrador insensible” y promete remitirse a los hechos, son bastantes las ocasiones en las que siente compasión por la pareja que describe. Pues bien, resulta que en 1898 volvió Tamayo de Remedios, hacia donde se había ido a trabajar. Llegó con palabras melosas, indica el cronista, y prometió a su mujer una nueva vida conyugal. Ella, conocedora de sus artimañas, lo tomó con recelo. 

Tamayo pidió una botella de vino en una tienda y tomó un trago, luego instó a su mujer a hacer lo propio. Cuenta el cronista que después de seguir caminando, Tamayo se quedó rezagado y, escondiéndose, vació estricnina en la botella de vino. Tal parece que el hombre había traído el veneno desde Remedios. 

Ella dudó en tomar, pero Tamayo la amenazó: “Si no se toma este trago tiene que morir en la punta del cuchillo”. La mujer tomó y él le dijo: “No habrás llegado al Bermejal cuando te estés torciendo”. 

La mujer sufrió unas horribles convulsiones y una agonía que, aunque corta, fue espantosa. Tamayo simuló estar afligido para no levantar sospechas, pero ella lo delató antes de morir: “Me mató Jesús con ese trago que me dio (…) Me mataste, Jesús; no le hace. Y fue para irte con Nepomucena; irés y te casarás con ella, pero en el Cielo nos veremos”. 

Tamayo fue acusado por el asesinato de su mujer y fue llevado a la capilla, donde lo esposaron. Fue condenado a morir fusilado. En la capilla redactó su testamento y repartió su patrimonio, que no constaba más que de una suma de dinero, sin fincas ni casas ni bienes raíces. 

Lo más valioso de la crónica, amén de las detalladas descripciones, es que el escritor fue a ver a Tamayo antes del fusilamiento. Así lo describe: 

“Hombre alto, robusto, de contextura recia, fisionomía nada atrayente; la cara, un si es no, es teñida de azulado del carete, de pómulos salientes, nariz chata y pequeña, boca grande y un algo sumida, frente ancha, ojos hundidos, mirada dura”. 

El cronista prefirió permanecer en silencio antes de importunar a Tamayo con sus preguntas de periodista. Pese a que prometió ser insensible, cuando sale de la visita al condenado se siente “triste, abatido, pesaroso de haberme metido allí”. 

El cronista rememora el estallido de los tambores y el penoso caminar del condenado hacia el patíbulo, que estaba en el puente de Guayaquil. Al condenado, que se acerca al cadalso con la cara pálida, le ofrecen un trago de aguardiente que se apura de inmediato. 

En la crónica se mencionan los nombres de todos los gendarmes que abrieron fuego contra Tamayo. “Una bala entró en el cuello y dejó al descubierto el hueso que llaman de la manzana”, narra el cronista. La ejecución de Tamayo pasaría a la historia como la primera del siglo XX en Medellín, justo después del fin de la Guerra de los Mil Días. 

Estos dos casos, con 200 años de diferencia, retratan la historia de la ciudad que habría de enfrascarse en una vorágine de muerte durante la segunda mitad del siglo XX. La crónica de Enrique Gaviria Isaza termina con una escena triste que de alguna manera redime a la villa: 

“La concurrencia al sangriento drama fue, para honor de Medellín, escasa y compuesta en su mayor parte, de mujerzuelas, de borrachines y de perdidos”.

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La mala hora de los vendedores de billetes en el centro, un oficio en vía de extinción

lunes, 29 abril 2024 POR Exclusivo Colombia
Billetes en La Playa

Solo quedan cinco de las decenas de venteros que solían ofrecer billetes, estampillas y modenas clásicas y del mundo

La avenida La Playa hace una curva entre Junín y la Plazuela Nutibara. En ese tramo, hace años, decenas de vendedores ofrecían billetes de las más variadas denominaciones; ansiosos coleccionistas hurgaban para encontrar joyas. Ahora estamos en 2024 y el mundo, aunque sigue siendo el mismo, ha cambiado para muchos de manera sustancial. De los vendedores de billetes y monedas solo quedan cinco, todos mayores de 60 años. 

De los cinco, varios están cansados de hablar con la prensa y con los curiosos que se acercan y no se deciden a comprar. Es una tarde gris y el cielo se desgaja en un aguacero que comienza con timidez, pero que de pronto adquiere matices de tormenta tropical. La gente pasa tratando de guarecerse de la lluvia, e ignora los billetes exhibidos. La numismática parece un hábito del pasado, anticuado, vetusto, como se ven hoy tantas otras cosas que antaño provocaron pasiones. 

Uno de los cinco se llama Bernardo, un hombre blanco, viejo, de ojos grises. Usa una imitación de un sombrero vueltiao y una camisa blanca. Todos los días llega al mismo punto, en la acera, y se sienta desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde en un banquillo de plástico. En la mano derecha, manchada ya por el paso de los años, sostiene billetes viejos, de la década del 70. Eson son baratos, cuestan 5.000 o 10.000 pesos, pero Bernardo cuenta que tiene unos verdaderamente escasos que puede vender en 2 millones de pesos. Es una lástima que nadie los quiera comprar, dice. 

Billetes
Entre los billetes hay ejemplares de Arabia Saudita y Jordania.

Otro de los cinco vendedores es Joseas Torres, de 70 años, desplazado. Joseas llegó hace 23 años de Alejandría, donde era jornalero. Cuando llegó a la ciudad, cansado de trabajar en el campo, se asentó en esa esquina del centro. Desde entonces, aunque no sabe aprender ni escribir, vende billetes. 

Joseas tiene una memoria visual prodigiosa. Como no sabe leer, identifica los billetes con solo verlos. Por ejemplo, muestra uno verde, con letras árabes, y explica que es de Arabia Saudita. Los hay de Honduras, de Argentina y de Jordania. Joseas sabe el año de expedición de cada billete, de memoria. 

Aunque esos billetes son relativamente escasos, cuestan 10.000 pesos. Joseas se los ha comprado a coleccionistas que llegan al centro a vender los billetes sobrantes de sus viajes por el mundo. También están los antiguos, esos sí más costosos, que datan de antes de la década del 70. Bernardo, por ejemplo, tiene uno de 1928 que cuesta dos millones de pesos. 

Hubo un tiempo, recuerdan los vendedores, en que los billetes fueron un buen negocio. “Acá venía la gente no solo a comprar billetes, sino películas, casetes, estampillas, de todo. La gente se amontonaba y no había ni por dónde caminar”, dice Joseas. 

Ahora, lamentan los vendedores, apenas alcanza para “conseguirse la comidita”. La fiebre por la numismática ha decaído. Muchos de los vendedores de antaño han muerto y la oferta cada vez es más escasa. Joseas, por ejemplo, no tiene otra opción de sustento: “Estaré acá hasta que Dios me lo permita”. 

Billetes
Este es uno de los billetes que ofrece Joseas.

Los vendedores de billetes hacen parte de los oficios venidos a menos. También están los vendedores de películas porno que se apostan sobre el pasaje Boyacá. Ya nadie compra esas películas que hasta hace unos años eran todo un fenómeno que despertaba afición. Los digitadores, con sus máquinas de escribir, también escasean y hoy quedan unos pocos aferrándose a unos pocos clientes. Ni hablar de los fotógrafos que se pasean por la Plaza Botero en tiempos de celulares y selfies. 

¿Hasta cuándo estarán los vendedores de billetes en el centro? Nadie lo sabe, pero lo cierto es que cada vez serán menos. Joseas estará allí, literalmente, hasta que la salud se lo permita. Una suerte parecida sufrirán los otros cuatro sobrevivientes.

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Fantasmas, electrochoques y locos célebres: la historia de la biblioteca de Aranjuez

lunes, 29 abril 2024 POR Exclusivo Colombia
Manicomio

La biblioteca Comfama de Aranjuez tiene una historia particular: fue el manicomio de Medellín durante 70 años.

Aranjuez cuentan historias de fantasmas. Es famosa la de un vigilante que hacía la guardia de la noche en la biblioteca Comfama de Aranjuez, el edificio donde funcionó el “loquero” de Medellín entre 1892 y 1960. Cuentan que el vigilante escuchó un ruido y, presuroso, subió las escaleras, temblando; las paredes parecieron cambiar de forma y entonces apareció una figura humana que emergió de la oscuridad. 

La figura le hizo una pregunta al vigilante y este, al escuchar la voz, bajó de nuevo las escaleras, corriendo, temiendo por su vida. 

Hay más historias, por supuesto. El edificio donde funciona la biblioteca Comfama tiene techos altos y gruesas paredes de ladrillos. Los ventanales alargados, enrejados, le dan un aire de prisión. No cuesta mucho imaginar el lugar a comienzos del siglo XX: una casona en la ladera, arriba de la ciudad, a donde iban a parar los “enajenados”. El interno más célebre fue Epifanio Mejía, el poeta melancólico que pasó 36 años dentro de esas paredes, caminando y componiendo poemas. Famosa es una frase suya que estremece por certera: 

“Todos estamos locos, / grita la loca / ¡Qué verdad tan amarga / dice su boca!”. 

Otro célebre huésped del loquero fue un hombre de Barbosa que mandó una carta al Vaticano para postularse como Papa de la iglesia de Roma. Su deseo era ocupar el lugar recién dejado por Pío XI. El hombre estuvo internado poco tiempo, pues se consideró que su locura era inofensiva. 

La historia 

Medellín fue un pueblo pequeño y agricultor durante el siglo XIX. Era un lugar acogedor, envuelto entre montañas, sumamente católico. En esta centuria se inauguró el primer cementerio, el San Lorenzo, por allá en 1828. Antes de eso, a los muertos se les enterraba en las iglesias, pero la descomposición de los cuerpos supuso un problema de salud pública que se solucionó con la creación de camposantos abiertos y amplios.  

En el siglo XIX hubo locos famosos. Los enfermos mentales caminaban entonces por las calles, libres, y cometían los disparates que muchos celebraban. Entre los enfermos célebres estuvo la “Loca Dolores”, la mujer que le gritaba a Epifanio Mejía que “ todos estamos locos”. 

Pero comenzaron a llegar ideas de Europa sobre los tratamientos a las personas “enajenadas”. Las maneras de tratar los males mentales han sido muchas, pasando desde el aislamiento de los enfermos en islas hasta inyecciones de trementina para controlar delirios. 

Manicomio.
Así se ve hoy la bilbioteca de Comfama.

Con el fin de dar un tratamiento a los enfermos, el Estado de Antioquia ordenó, en 1875, la creación de una “Casa de alienados”, lo que sería el primer hospital mental del departamento. 

Los primeros años del hospital estuvieron llenos de problemas. Entre ellos, la precariedad. Así lo explica el artículo Alienismo, manicomio y psiquiatría en Medellín (1920-1946): 

“La creación de este hospital presentó  dificultades en cuanto a la atención de los pacientes;  sus condiciones económicas, el personal de atención, el acceso a medicamentos y los recursos de sostenibilidad eran precarios. La segunda mitad del siglo XIX fue importante por el movimiento que se dio en el orden de la ciudad, una de las situaciones más apremiantes fue la creación del Manicomio Departamental, dando cabida al loco y marcando con trazo no y seguro el ingreso a la modernidad”. 

El hospital se trasladó a Aranjuez en 1892 para ofrecer un espacio más adecuado para los internos. La “casa de los locos” había estado en Pichincha, en Maracaibo con Girardot y en la Playa con Córdoba. 

La historia de la Casa de los Enajenados, ya en Aranjuez donde hoy está la biblioteca de Comfama, cambió en 1920, cuando a la dirección llegó el médico Lázaro Uribe Cálad. En El alienista del manicomio: Lázara Uribe Cálad, la investigadora Liliana Toro cuenta que el director tuvo una estrecha relación con las Carmelitas Descalzas, orden que donó buena parte de los recursos para el funcionamiento del hospital. Las hermanas, además, tuvieron roles administrativos. 

La dirección de Uribe Cálad fue importante por varias razones. Bajo su mando se comenzaron a registrar las historias clínicas de los pacientes. En su administración, además, se hicieron denuncias constantes del estado del manicomio, en particular del hacinamiento de pacientes. Esto se sumaba a la mala calidad del agua que llevó a que varios pacientes murieran de diarrea. 

Uribe Cálad era alienista y en sus terapias, además de inyecciones de trementina, incluyó electrochoques. Entre los pacientes había los que sufrían de manías, como una monja de 34 años que ingresó por un delirio místico provocado por sus obsesiones religiosas. En el manicomio había casos extraños como el que cita Toro en su investigación: 

Manicomio
Entrada del hospital mental en el siglo pasado. Archivo Histórico de Antioquia.

“En 1933 ingresó un hombre de 48 años con diagnóstico de confusión mental con excitación, tenía perturbaciones mentales consistentes en la manía de pagar grandes deudas con monedas de cinco centavos, creyendo que valían cinco pesos oro y que se las habían regalado las ánimas, por lo cual se consideraba millonario”. 

El hospital mental funcionó en Aranjuez hasta la década del 60, cuando la Gobernación sugirió que los pacientes necesitaban de espacios más amplios y acordes a sus necesidades. Desde entonces el Hospital Mental se trasladó a Bello, donde funciona hoy. 

La casona de Aranjuez, por donde pasearon Epifanio Mejía y el doctor Uribe Calad, tuvo varias vocaciones hasta que Comfama la compró en 1995. 

Aunque ahora es un lugar sosegado e ideal para entregarse a la lectura, cada tanto se habla de los fantasmas del pasado. En Aranjuez se cuentan historias de horror que incluyen pacientes erráticos que deambulan por los pasillos de lo que fue la Casa de Enajenados de Antioquia. 

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Justicia climática y democracia ambiental: un diálogo plural y permanente 

lunes, 29 abril 2024 POR Exclusivo Colombia
Masbosques Exclusivo Colombia

Por: Jaime Andrés García – Director ejecutivo Masbosques Colombia

Las discusiones ambientales han llegado a niveles históricos: academia, gobierno, autoridades y corporaciones ambientales, ciudadanos e instituciones públicas y privadas se han sumado al propósito de entender las exigencias e implicaciones del momento que vivimos, que cada vez nos acerca más a un punto de no retorno, para encontrar salidas conjuntas y oportunas.

Y pese a que hay una pluralidad en el debate y una visibilidad que nos alivia, no hay duda de que faltan voces importantes, pues las discusiones deben llevarse a las comunidades, a los sectores más vulnerables y a quienes, por décadas, han custodiado nuestros patrimonios naturales de forma anónima y altruista, pero también a los que han sufrido, de manera desigual, las consecuencias del cambio climático. 

La democracia ambiental, un concepto que proviene del Acuerdo de Escazú, ratificado por Colombia en 2022, refuerza el derecho que tenemos todos los ciudadanos a vivir en un ambiente sano, es decir, nos entrega la capacidad, responsabilidad y posibilidad de definir el futuro ambiental de nuestra nación.

La protección de este derecho es fundamental para aquellos que por décadas han emprendido luchas en territorios críticos, a riesgo de las consecuencias que esto traiga, por conservar sus ecosistemas. El Acuerdo de Escazú crea tres líneas claras que van en esta misma dirección: el acceso a la información ambiental, la participación pública de todos los actores en las tomas de decisiones ambientales y las garantías de acceso a la justicia para los defensores ambientales. 

Foto: Masbosques

No se puede concebir la definición colectiva del futuro ambiental sin la participación de todos los actores. Es ahí cuando la justicia climática y la democracia ambiental deben dialogar para facilitar la toma de decisiones, la resolución de conflictos y la anticipación a situaciones críticas. 

Los cimientos de una sociedad se construyen sobre la posibilidad que tienen los ciudadanos de vivir en entornos sanos, seguros y saludables. La crisis climática, que convierte a Colombia en un país altamente vulnerable a sus efectos, nos demuestra que no se trata de un hecho aislado, sino de una realidad que se debe ver desde una óptica integral.

Los derechos constitucionales al medio ambiente sano, a la distribución equitativa de los recursos y a su conservación deben ir ligados a la protección de los derechos humanos y al reconocimiento de las desventajas que existen en las comunidades más vulnerables, que hoy impiden que su voz, tan necesaria, sea escucha en entornos decisivos. 

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