“Siempre tuve la certeza que iba a vivir”: la impactante historia de un Influencer colombiano que sobrevivió a un atentado
Exclusivo Colombia habló con Harry Gómez, un Influencer de 26 años que fue víctima de un atentado en el que murió su papá. El creador de contenido narró como transformó ese momento de dolor en un mensaje de vida que hoy lleva escrito en un libro. Hizo polémicas declaraciones sobre la academia y explicó su estrategia de “éxito”.
Un primero de diciembre, un atentado le cambió la vida a Harry Gómez “mi padre falleció al lado mío. Estábamos en el vehículo de él. Yo estaba de copiloto, él estaba manejando. Mi madre estaba atrás, no le pasó absolutamente nada a ella. Entonces desde ese día mi vida cambió para siempre, todo se transformó en cuestión de segundos. ¿Cuáles fueron las consecuencias que en mi vida dejó ese atentado? Tres disparos, tengo varias cicatrices, una laparotomía exploratoria, estuve incluso sin signos vitales, un video lo evidencia”.

El joven de 26 años relató que Las lesiones comprometieron 8 órganos “no podía mover mi mano bien, ni volver a entrenar bien, el intestino grueso, la pelvis me la afectó, el estómago estuvo involucrado. Fueron 8 órganos en total. Fue un proceso muy complejo. Gracias a Dios siempre tuve la firme certeza de que iba a vivir”.
Y reveló que algo inesperado ocurrió durante el momento más crítico de su salud “se puede decir que me fui para otro plano, para otra dimensión, yo trato de ser muy explícito con esto, no le pido a las personas que me lo crean, decidí contar mi historia porque fue algo muy loco, si a mi me lo contaran en aquel momento yo no hubiese creído, pero realmente tuve episodios donde me vi a mi mismo, cuando me estaban trasladando en ese video que les acabo de mencionar, entonces sabía lo que estaba pasando”.

La vida de Harry se transformó radicalmente en 24 meses. Agregó que es “un soñador, pero más que un soñador, un hacedor, una persona que hace que las cosas sucedan, yo en cuestión de 24 meses he transformado mi vida para siempre, he ayudado a personas, tengo testimonios de personas que han ejecutado la información , porque me he educado, yo soy profesional en Administración de Empresas, tengo certificación con Harward, algunas internacionales y, más allá de eso, tengo un claro mensaje: más allá de la educación tradicional que no está mal, la verdadera clave, es educándote con personas que ya tienen los resultados que tu quieres en tu vida”
Con 26 años ya escribió un libro “decidí escribir un libro que se llama al borde de la vida, el propósito de la adversidad y es que detrás de las adversidades, esas de las que queremos huir se encuentran grandes tesoros, porque son las cosas que Dios pone en nuestro camino. Las cosas que necesitamos para forjarnos, para construirnos y para llegar a ese siguiente nivel. Al borde de la vida, más que un libro es una introducción al crecimiento personal”.

Y explicó como su vida se transformó ayudar al otro “testimonios como el de Yamir quien hasta hace 8 meses comía de la basura, mendigada en las calles de Medellín, no tenía para comer, pero empezó a darse cuenta que el único responsable de transformarse era él mismo y ahora tiene un sueño cumplido”
¿Qué opina Harry sobre los Influencers?
“Si una persona está moviendo masas y no está dando un buen mensaje está distrayendo y recuerda que la distracción es el enemigo N, 1 de los sueños de las personas”.
Redes sociales: Instagram, Facebook y Tik Tok: @harry.gómezg
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De la plaza y los truhanes de Guayaquil: historia del primer desfile de silleteros
El emblemático evento nació en 1957 en lo que era el viejo Guayaquil
Los viejos todavía guardan la plaza Cisneros en sus recuerdos. Por los vericuetos de la memoria saltan imágenes de la tropelía, las putas y los borrachos que cabeceaban en Guayaquil, un puerto al que solo le faltó el mar y que, como los demás de su clase, ofreció variedad de aventuras, vicios y placeres. Eso sin mencionar las cuchilladas y los machetazos que hacían brotar la sangre caliente y espesa.
¿Qué tienen que ver todas esas cosas con el Desfile de Silleteros, el centro de este artículo? La respuesta más obvia es la siguiente. En 1957 se celebró la primera Feria de las Flores. No se hizo en agosto, como ahora, sino en mayo, porque ese es el mes en que las flores revientan en colores. El lector dudará de ese postulado y dirá que estamos en el trópico y las floraciones se dan durante todo el año. En efecto, fue una cuestión esnobista la de pretender que las flores acá, entre montañas y cañones, desplegaran los pétalos en sincronía con sus semejantes del hemisferio norte.
Hay que decir, también, que el impulso de la naciente feria se hizo con el fin de mover la economía, que para entonces andaba lentamente. Esa primera edición, recuerdan los viejos y los recortes de prensa, fue muy sobria en comparación de lo que se hace ahora, cuando abundan los tablados y conciertos de toda suerte de música.
Hagamos un pequeño inventario de la Medellín de la época. A mediados de siglo, la ciudad había comenzado a recibir a miles de campesinos que llegaban de sus tierras sin más que la ropa puesta y un machete al cinto. Si bien la gran ola migratoria comenzó en los 60, después del bogotazo llegaron a Medellín muchas familias, especialmente de origen liberal. Se fueron asentando como pudieron, en las laderas.

Muchos de ellos eran los que acudían a Guayaquil bien fuera a trabajar, vender o comprar verduras, o bien a beber y desfogarse con las prostitutas.
Un artículo publicado en El Colombiano en 2019 habla de lo que Guayaquil significaba para esa ciudad pacata y rezandera:
“Una ciudad que se fugó y que solo se puede reconstruir en la memoria a través de evocaciones de la casa, la esquina o la calle, o de los instantes. Esa ciudad que lamentaba Mejía Vallejo, en Aire de Tango, cuando decía que Guayaquil ya no existía: “Se lo tragó el ensanche, o apenas vive en la memoria de algunas prostitutas que mascullan los recuerdos”.
En esa Medellín popular que olía a tubérculos, a carne curada, el alcalde Jorge Restrepo entregó una tarea muy importante a Efraín Botero Bernal, el administrador de la plaza de mercado: organizar el primer desfile de silleteros de Santa Elena.
¿Quiénes eran, para entonces, los silleteros? Eran campesinos que vivían cerca de Medellín, pero en otro clima, en el corregimiento de Santa Elena, un apacible poblado a casi 2.600 metros sobre el nivel del mar, 1.000 metros por encima de la ciudad. Encima de las montañas, con el buen empeño de los campesinos, las flores brotaban todo el año, como en una primavera perpetua.
Los campesinos de Santa Elena bajaban a pie y en mula a vender sus productos a la ciudad. No eran solo flores coloridas, como suele creerse, sino también tubérculos y legumbres que la gente compraba en la extinta plaza de Cisneros.
Pues bien, el administrador de la plaza hizo caso al pedido del alcalde y organizó, como pudo, el primer desfile de silleteros venidos desde Santa Elena. Fueron cuarenta los campesinos que se inscribieron y caminaron con sus silletas a cuestas por las calles de Medellín.
El éxito de ese primer desfile fue tal que para el año siguiente fueron cien los participantes. Como pasa con todo, la tradición se permeó de mercantilismo y publicidad, lo que no está mal a priori, pero eso cambió su concepción.
El desfile se celebrará el 11 de agosto de este 2024 en las categorías siguientes:
- Silleta Tradicional: recrea la silleta utilizada por los campesinos de Santa Elena para comercializar sus flores. Su tamaño es de 90 x 80 centímetros y reúne la de mayor variedad de flores tradicionales en ramilletes enteros y amarrados.
- Silleta Monumental: es la silleta de mayores proporciones, con medidas aproximadas de 2 x 2 metros. Nació de la creatividad de los silleteros a partir de las silletas tradicionales. Se elabora con flores en ramilletes enteros, con mínimo cuatro variedades.
- Silleta Emblemática: exhibe un mensaje educativo o cívico. Se elabora con flores pegadas o clavadas sobre una base de cartón o icopor.
- Silleta Comercial: es encargada por una entidad o empresa.
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El Chef que conmovió a Colombia y que alguna vez cocinó para J Balvin, recayó: otra vez está en las calles de Medellín.
Un video grabado en Medellín por una reconocida Influencer revela cómo, el hombre que inspiró al país con su historia de superación y que contó con el apoyo del artista colombiano, se convirtió de nuevo en un habitante en situación de calle. La líder social que se enamoró de su historia y lo ayudó reveló en Exclusivo Colombia detalles de su recuperación y la recaída que hoy le está ganando la batalla.
El año pasado, Mayra Azula, una colombiana enamorada de las causas sociales conoció a Rogert Urbina, un habitante en situación de calle que, detrás de su precario aspecto físico, escondía en sus ojos una historia que estaba a punto de conmover al país.
Fue en una calle del “bronx” en Medellín donde la líder social y su familia se cruzaron a este joven venezolano que, en medio de lágrimas, confesó estar en el momento más difícil de su vida y expresó su deseo de ser rescatado.
En una entrevista con el periodista Hernán Muñoz, del noticiero CM&, Rogert contó que una depresión lo llevó a perder las ganas de luchar, dejó de bañarse, durmió en cartones y renunció a las ganas de vivir. Dijo que su adicción empezó con la marihuana y terminó consumiendo bazuco. Meses atrás, el joven, migró hacia Medellín y encontró empleo en un exclusivo restaurante de El Poblado, cocinó para J Balvin, lo conoció, tuvo la oportunidad de tomarse una foto con el artista y recibir de su parte un mensaje de motivación.

El tiempo no daba espera. Rogert debía ser rescatado con urgencia y Mayra, sentía una vocación espiritual de ayudar, por eso buscó la forma de sacarlo de las calles y lo logró. El cocinero que interrumpió sus sueños y tocó fondo fue llevado a una fundación, donde inició un proceso de desintoxicación.
Además de la adicción, Rogert tenía otra dificultad. Mientras estuvo en situación de calle, le robaron la prótesis de la pierna que usaba para caminar mejor, tras un accidente que sufrió hace varios años. En las calles, el joven venezolano caminaba poco y algunas veces se arrastraba, entonces esa necesidad se transformó en un nuevo reto para Mayra y su esposo quienes lograron, a través de su relato y la difusión en sus redes, que la historia llegara al corazón de J Balvin quien lo conoció meses atrás.
Y mientras avanzaba el proceso de recuperación, Rogert recibió una noticia inesperada. Le notificaron que el artista colombiano le había donado una prótesis para que, además de comenzar una nueva vida, lejos de las drogas y la calle, volviera a caminar e incluso a correr.

Su sueño llegó más allá: días después de la publicación de la historia en las redes sociales de Mayra y el noticiero CM&, J Balvin aceptó conocer a Rogert durante la grabación de un video musical en el Museo de Arte Moderno de Medellín.
Conmovido, el artista lo abrazó y expresó que “Rogert es una persona que admiro muchísimo, un ejemplo de vida, estamos para él” y Rogert en medio de la emoción y la timidez le respondió “sin palabras, no sé qué decir, muchos sentimientos encontrados. Un sueño cumplido”.

Pero, como suele ocurrir en muchas batallas contra las drogas, 4 meses después Rogert dejó de ser parte de la fundación que lo acogió. Mayra relató que ella tomó la decisión de no rendirse y con el respaldo de su familia lo acogió en su casa y allí fue acompañado por otro mes. Luego llegó el momento de despedirlo. Rogert estaba “listo” para continuar su vida y demostrar que los meses de batalla le habían dado el criterio suficiente para saber las consecuencias de un buen o mal camino.
Mayra relató que tres días después de haberlo dejado en la habitación de una casa de familia, donde el compromiso era comenzar a buscar una oportunidad laboral e incluso de formación profesional, llegaron las primeras señales negativas “Empezó a irse, a llegar en condiciones complejas. A los 8 días fuimos a visitarlo y él dijo que no estaba consumiendo y que estaba trabajando de noche en un carro de perros y luego se perdió”.
Pero un video revelado por la influencer Juliana Seligmann (En Tik Tok @julianaseligmann) revela como la historia de Rogert dio un giro inesperado. En la grabación de un minuto con 30 segundos la mujer hace un experimento social con un profundo mensaje de solidaridad en el que aprovecha el coqueteo de un hombre (actor) para pedirle unas empanadas y luego las obsequia a varias personas en condición de calle. En la sorpresiva imagen se ve a Rogert, quien al recibir el alimento sonríe, pero claramente se ve la condición de mendicidad en la que se encuentra. Y aunque no ha perdido su prótesis, de nuevo renunció a las ganas de luchar.
Mayra, en medio de la frustración y la tristeza, lamentó que la historia haya terminado de esta manera. Dijo que, aunque sigue luchando por ayudar a los demás, esta historia la marcó por el corazón que ella y su familia le pusieron a este complejo proceso de recuperación y terminó diciendo que solo un “milagro podría cambiar el rumbo del joven noble y luchador” que alguna vez conoció.
Mayra hoy trabaja por su nueva fundación, continúa trabajando por el otro y ya creó su fundación, llamada Alma Grande. Y Roger está recorriendo sin rumbo las calles de Medellín, desafiando el peligro y las drogas.
¿Quién puede ayudar de nuevo a Rogert? ¿Quién puede darle una segunda oportunidad? ¿Dónde está su familia?
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Con vaca y muchos esfuerzos han mejorado 35 casas en Santo Domingo Savio: la meta es llegar a 100
Una propuesta ciudadana se dio a la tarea de mejorar 100 casas que estaban en malas condiciones
Carlos Andrés Mesa se levantó un día con una idea que al comienzo pareció irrealizable. Luego de caminar mucho por las laberínticas calles de Santo Domingo Savio, se puso a la tarea de reconstruir 100 casas. Y no es levantar casas lujosas o modernas, sino arreglar las que se están hundiendo.
La comuna 1 es la más pobre de Medellín según el estudio Medellín Cómo Vamos. Desde mediados del siglo pasado, la comuna se convirtió en receptora de miles de personas que llegaron huyendo de la violencia rural. Como pudieron se asentaron en la montaña, que por esos lados es muy escarpada, y ahí, entre lomas y cañadas, echando abajo los bosques que aún se resistían a la deforestación voraz, levantaron sus casas de cartón, tablas y plástico.
La población de la parte alta de la montaña comenzó a mediados del siglo pasado, después del asesinato de Jorge Elicécer Gaitán. El campo colombiano se convirtió en una trinchera en la que conservadores y liberales se sacaban las tripas. El Estado llegó unos años después, como pasa a menudo. Ahora está el metrocable y la malograda biblioteca España, rebautizada nororiental.
Aunque han pasado muchos años de esa migración, las casas siguen siendo las mismas, en especial en la zona más alta. Mesa, como era amigo de muchas de las personas que viven por allí, se dio cuenta de cómo era dormir en un rincón, sacándole el cuerpo a una gotera, o tener que abrigarse en la noche para protegerse del viento que se cuela entre las tablas.

Así pues, hace un año fue que Mesa se puso en la tarea de restaurar cien casas. Escogió esa cifra ambiciosa tal vez por sonora, tal vez por desafiante. Lo cierto es que hasta ahora, con las uñas, como se dice, ha restaurado 35 casas. Con ayuda de voluntarios, y con el músculo de donantes, ha reemplazado techos agujereados y ha revocado paredes. No ha sido una tarea sencilla, lo reconoce Mesa, pero no ha faltado quien se sume con entusiasmo.
Una de las primeras casas en ser reparada fue la de Floripina, una mujer que llegó a Medellín hace muchos años. Vino del Chocó, como tantos otros, huyendo de la violencia. Aunque lleva décadas en Medellín su hablar no ha abandonado la cadencia chocana. Un día, en una conversación informal, Floripina le dijo a Mesa que se mojaba más dentro que fuera de la casa. El techo era un colador.
Mesa entró a la casa de Floripina y comprobó que la lluvia se colaba por cada rincón. Caía sobre la cama, los trastos de la cocina. Floripina construyó su casa hace 10 años, en un lotecito que le cedieron, pero que luego le cobraron, y lo tuvo que pagar a cuotas. Vendía pasteles en el día y después, sola, con sus manos, intentaba levantar la casa.
La casa le quedó bien construida a Floripina, pero el tiempo empezó a hacer sus estragos. Las paredes eran de tablas hasta hace muy poco. Floripina, como muchos en el barrio, dice que nunca ha recibido ayuda estatal, pese a haberla solicitado desde hace años. Arreglar la casa de Floripina, por bonito y gratificante, es insignificante ante la cantidad de necesidades que hay en el barrio.
En frente de su casa vive Víctor Beltrán, desplazado de Apartadó, que llegó a La Torre hace 16 años. Como su vecina, levantó la casa él mismo, con tablas, y techo de zinc. Víctor fue otro de los beneficiados de la quimera de Mesa. La quimera que ahora toma un impulso de realidad y deja de habitar los sueños escurridizos de Mesa.
Y es que ya van 35 casas mejoradas. Mesa se convirtió en una institución del barrio. Además de echarse al hombro esta labor, es el líder de Lectores a la hamaca, un proyecto que pretende fomentar la lectura de los niños de la comuna 1. La historia es la siguiente.
En 2020, durante la pandemia, a Mesa tuvo una idea germinada gracias al ocio de las cuarentenas. Con una hamaca y unos cuantos libros se parchó en el mirador de Santo Domingo Savio, una gran plancha de cemento desde la que se columbra el Valle de Aburrá. Ese sitio era utilizado desde hacía tiempo por expendedores de drogas. Solo ahí, recuerda Mesa, había cuatro plazas de vicio.

A Mesa lo miraron con recelo en un comienzo, pero él insistió en instalar la hamaca y leer un libro. Entonces, en medio del humo de la marihuana, empezó a invitar a otros. Así nació Lectores a la hamaca, un proyecto que, desde entonces, ha ido creciendo lenta pero constantemente. Hoy no hay rastro de las plazas de vicio que se habían apoderado de la terraza. Sí hay, en cambio, 7.000 libros, todos donados, de los que la comunidad puede disfrutar.
Lectores a la hamaca y el mejoramiento de casas hacen parte ahora de un proyecto conjunto que busca un futuro diferente para el barrio.
Esta semana, Mesa comenzó la restauración de la casa número 36. Con la ayuda de voluntarios, como siempre, y sin cobrar un peso, echó abajo las viejas paredes y comenzó a levantar unas nuevas, unas más resistentes. Mesa no sabe cuánto tardará en arreglar cien casas. Si en un año pudo con poco más de treinta, las cuentas apuntan a que podría conseguir su meta en dos años. Y eso es mucho más de lo que el estado ha hecho en décadas.
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La inusual celebración nacional que se tomó a Itagüí por 72 horas
Con conciertos y desfiles se celebraron los 214 años del grito de independencia
Este año, como se dice de manera popular, Itagüí botó la casa por la ventana en la celebración del 20 de julio, la independencia nacional. Además de los clásicos desfiles con bandas marciales, en el municipio se celebraron conciertos con las estrellas de la música popular y vallenata: Jhon Álex Castaño y Pipe Bueno. Fue una conmemoración atípica que reunió a miles de personas en las calles y en el parque principal.

La celebración comenzó la víspera, el 19 de julio, con el lanzamiento del ballet folclórico de Itagüí. El lema de este año fue “Itagüí se pone la bandera”. El ballet, que tenía como eje principal los símbolos patrios, se presentó en el Teatro Caribe, legado de la administración anterior. Desde su inauguración, este se convirtió en el espacio cultural por excelencia del municipio. Dentro de sus instalaciones, por ejemplo, están exhibidas las obras del escultor Salvador Arango, discípulo de Arenas Betancur que consolidó una obra con una estética propia, sólida.
Volviendo al festejo patrio, el propio 20 de julio hubo un desfile que salió de Coltejer hacia el parque Principal, donde el alcalde Diego Torres subió a la tarima y dio un discurso corto. Exclusivo Colombia estuvo presente en el desfile y el discurso posterior.

Como si el clima se hubiera puesto de acuerdo, la tarde del día de la independencia fue límpida, con un sol alegre que puso de relieve el verde de las montañas. Pese al calor y a la inclemencia de los rayos que caían casi de manera perpendicular, una nutrida presencia de itagüiseños de vio en las calles, con banderines de Colombia y arengando canciones tan clásicas como Colombia tierra querida.
El desfile comenzó de manera solemne, pero sin perder el espíritu festivo, con la banda marcial de los adultos mayores. Con bombos, redoblantes y tamboras marcharon hasta el parque principal, donde todos se reunieron a emular el grito de independencia de hace 214 años.

Luego de los adultos mayores pasaron bandas del municipio. Aparecieron, entonces, los trombones, las cornetas, las trompetas y el xilófono. Pareciera un desfile que, con su cadencia, se dirigiera a un campo de batalla, a una montaña imprecisa en la que se jugaría la vida. Pero no, era una fiesta. Hubo bandas, por ejemplo, que además de tocar las canciones clásicas se aventuraron a interpretar ritmos de Michael Jackson.
Al final de la marcha estuvieron los soldados y los policías. Fueron, quizá, los más aplaudidos por la gente, que desde los balcones reconocía su autoridad y sacrificio. El desfile lo terminó la banda de la Policía, compuesta en su mayoría por mujeres. Con tamboras y bombos irrumpieron en el parque principal.
La fiesta, como se dijo, siguió en el parque con la presencia del alcalde, que estuvo acompañado de todo su gabinete. “Esto es una fiesta nacional donde le decimos gracias al Ejército, a la Policía, a la institucionalidad, porque Itagui no puede retroceder, porque esta es una ciudad distinta que cree en la fuerza pública y las instituciones”, dijo Diego Torres arropado con una bandera de Colombia.

El discurso del alcalde giró en torno a la prosperidad del municipio y a la capacidad de trabajo de sus ciudadanos. Sus palabras estuvieron apoyadas en la idea del orden y la lucha contra la delincuencia: “No cederé un centímetro, en Itagüí amamos el territorio, el Ejército y la Policía”, dijo. No hay que olvidar que el 20 de julio es día de discursos en la instalación del congreso y que este año estuvo marcado por las palabras de los opositores al presidente Petro.
La celebración terminó un día después con el concierto de Los de Yolombó, Pipe Peláez y Jhon Álex Castaño. No deja de llamar la atención una celebración de este calibre en un país que ha sido más bien apático por los símbolos patrios y en donde el patrioterismo y el nacionalismo no han calado demasiado hondo.
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El temido cabecilla que tendría aterrorizado a Amalfi
Hacemos púbico el rostro de Eusebio de Jesús Agudelo Hernández, presunto cabecilla del grupo delincuencial los Libertadores del Nordeste de Antioquia. Es conocido como alias el Enano, se escapó de la cárcel la Picota y está señalado de ser el responsable de una masacre en Amalfi que cobró la vida de 3 personas. Las autoridades ofrecen una millonaria recompensa a quien permita ubicarlo.
Cada que se habla de una matanza en Amalfi, tal como la ocurrida el pasado lunes en la vereda Guayabita que dejó tres muertos, se hace referencia a alias El Enano, un criminal de vieja data en la localidad y que después de pasar por varias estructuras delincuenciales que han afectado la seguridad de este municipio del Nordeste antioqueño, hoy lidera la banda Libertadores del Nordeste, una organización de pocos hombres, pero ávidos de violencia.
El nombre de pila de este personaje es Eusebio de Jesús Agudelo Hernández, quien se encuentra en las calles desde el pasado 27 de junio, cuando escapó de la cárcel La Picota, donde estaba purgando una condena de 13 años por los delitos de concierto para delinquir, utilización ilegal de uniformes e insignias, fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, uso de las fuerzas privativas armadas y explosivos. Le faltaban dos años y seis meses para cumplir condena.
Cuando se produjo su detención formaba parte de la banda delincuencial Los Rastrojos, actualmente debilitada y con poco poder militar. Debido a esto, desde prisión con quienes les rendían lealtad y algunos miembros que estuvieron en el Clan del Golfo formó a los Libertadores del Nordeste, que tiene como principal nicho los municipios con altas cantidades de explotación de oro, como son Segovia, Remedios y Amalfi.
Su paso criminal comenzó con Los Rastrojos, protagonizando una disputa entre 2009 y 2013 con el Clan del Golfo, estructura con la que actualmente también sostiene una fuerte disputa bajo las banderas de su nueva organización delincuencial. También tuvo un paso por la banda del Mono Amalfi, organización aliada a La Oficina para temas de microtráfico y explotación de oro, pero de la cual salió en malas condiciones y terminó volviéndose uno de sus enemigos.
Con las banderas de Libertadores del Nordeste, según los informes de inteligencia, alias El Enano habría querido llegar a recuperar territorios que actualmente están controlados por el Clan del Golfo, generando ataques que llevaron al asesinato de Leonel Antonio Álvarez López, de 61 años; Luis Fernando Amaya Bedoya, de 41, y Edinson Manuel Peñate Ricardo, de 39, luego de que los señalaran de ser integrantes de la estructura enemiga de la banda de El Enano.
El comandante de la Policía Antioquia, Coronel Carlos Andrés Martínez, expresó que “ya se están haciendo acciones directas sobre ellos y sobre este último hecho se vincula directamente al Ejército Libertador de Colombia (como también se hace llamar esta estructura) y directamente a alias El Enano”.
De hecho, luego de que alias El Enano se fugada de prisión por tercera vez, luego de las registradas en 2010 y 2013 de la cárcel de Amalfi, en este municipio del Nordeste antioqueño se presentaron seis asesinatos, quienes en su mayoría serían personas ejecutadas por esta organización criminal, la cual no tendría más de 30 hombres, pero quienes se encuentran fuertemente armadas y con capacidad de enfrentarse a la estructura de origen paramilitar y con presencia en varias regiones del país.
Como anuncio de su llegada a territorio para atemorizar a sus enemigos, repartió un panfleto por todo el municipio, en el que decía: “estamos en el territorio para recuperar la tranquilidad de nuestro pueblo, ya que la organización llamada Clan del Golfo o Ejército Gaitanista de Colombia está en el pueblo haciendo daños por toda parte, matando gente inocente”.
En este pronunciamiento señalaron que tenían identificadas personas que formarían parte de esta organización criminal, las cuales atacarían como parte de su estrategia de violencia para recobrar el control de todas las rentas criminales de este municipio, ubicado a cuatro horas de Medellín.
Además de las intimidaciones a Clan del Golfo, también habría enviado mensajes a la banda de Mono Amalfi, en la cual habría anunciado un toque de queda en la zona urbana. “Llegó la limpieza para vendedores de vicio, colaboradores e informantes del ‘Mono Amalfi’ (…). No queremos ver los famosos combos después de las 10:00 p.m. en las esquinas, para evitar el derrame de sangre de personas inocentes”, dijeron a comienzos de este mes hombres encapuchados que recorrieron la localidad.
Debido al incremento en la oleada violenta en la zona urbana y rural de Amalfi, el coronel Martínez anunció que se ofrecía una recompensa de hasta 200 millones de pesos por quien dé información sobre alias El Enano para que responda por los delitos pendientes, como la fuga de los últimos días de junio y los más recientes homicidios a Amalfi.

Pero mientras logran dar con alias El Enano y sus hombres, algunos habitantes de Amalfi tuvieron que ser retirados por temas de seguridad e intimidaciones, no solo por temas criminales, sino por situaciones personales, queriendo arreglar algunos conflictos que había sostenido antes de ser capturado cuando era miembro de los rastrojos.
Carlos*, un habitante de esta localidad, afirmó que tuvo problemas con este cabecilla hace más de una década y “luego de que se fugó de La Picota, dijo que el principal objetivo militar era yo y por eso me tocó salir escoltado del pueblo, para cuidar mi vida”.
Alias El Enano tiene sitiado a Amalfi, según se escucha decir en la localidad, que ve como sus cifras de homicidios incrementaron en un 675% este año, pasando de cuatro a 31 homicidios, todo porque además de las estructuras mencionadas también hay participación del ELN, el frente 36 del Estado Mayor Central (las disidencias de las Farc) y algunos frentes de seguridad privados de los mineros, sumados a la guerra que sacó a la banda El Mesa, de Bello, de la localidad.
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Tango, graffiti, salsa y libros: historias de cómo cambiaron los barrios de Medellín
La ciudad se convirtió en un espacio fértil para el arte y la cultura
Medellín fue la ciudad de los 6.809 homicidios en un solo año, la de los bombazos, la del miedo sin fin. Fueron años aciagos los que atravesó la ciudad, una urbe que había crecido a la fuerza en un valle interandino, próspero y muy fértil. Nadie se hubiera imaginado que la apacible villa de comienzos de siglo habría de convertirse en una trinchera de la guerra, del horror. Pero, así como tocó el infierno, se levantó, y aunque no volvió a ser la de antes, tomó un rumbo inesperado.
Hay muchas expresiones artísticas que retratan a esa Medellín del horror, empezando por La vendedora de rosas o Rodrigo D, pasando al periodismo en No nacimos pa semilla o a la literatura en novelas célebres como El cielo que perdimos, de Juan José Hoyos, y La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo. Esta última es una hipérbole que muy bien describe a esa sociedad enloquecida que se volcó a la autodestrucción.
El Cielo que perdimos, en cambio, muestra a una ciudad que se está derrumbando, una ciudad en la que se cuentan los muertos, pero a nadie le importan esos muertos. Ya nadie presta atención a los comunicados de la Policía en los que se informa sobre los homicidios de cada noche. En eso se convirtió Medellín a finales del siglo pasado.
Paralelo a la violencia florecieron iniciativas en las esquinas de la ciudad, en los barrios empinados y alejados del centro. En El Picacho, en lo más alto de las montañas del occidente, nació una corporación para hacerle frente a la violencia, el abandono y la falta de oportunidades. Lleva más de 30 años brindando una nueva forma de ver la vida desde la ladera, una forma en que caben el arte, la cultura y la agricultura.
Del otro lado del río, en la comuna de Manrique, surgieron colectivos de baile que aprovecharon el alma tanguera del barrio. Mover el cuerpo, pasearse por una sala de baile, salvó a muchos de las garras de la violencia. Después llegaron otros ritmos que complementaron al tango.
La cultura fue para muchos un escape de la realidad que vivía la ciudad. Hay muchas de esas alternativas que sobreviven hasta el día de hoy. Es cierto que Medellín no es un remanso de paz. El año pasado cerró con 389 homicidios. La cifra es absurdamente más baja en comparación con el triste record de 1991, pero una vida humana perdida es una tragedia para toda una sociedad.
También es cierto que, ante los ojos de las autoridades, hay un gobierno criminal en Medellín que controla hasta los precios de los huevos y las arepas. Para cambiar eso, en el barrio La Torre, de la comuna 1, surgió un piloto de paz. Son 25 barrios los que se unieron para crear una comunidad de paz, para exigir que llegue el Estado y sea este el que imponga las normas y no “los muchachos de la vuelta”, como siempre ha sido.
Medellín, aunque tenga mucho por mejorar, no es la de antes, la de los años aciagos y la zozobra infinita. Y si es así es gracias a su gente, que se ha juntado para, desde las esquinas, decirle no a la guerra. Solo un arma ha empuñado toda esa gente: la cultura.
En Santo Domingo, hamacas y libros desplazaron a los combos
En el barrio La Torre hay una terraza que desde hace años fue ocupada por expendedores de droga. El sitio, que es un mirador, se había convertido en el horror de muchos. Pero hace casi dos años llegó Carlos Andrés Mesa, un líder social, que quiso transformar el panorama. Lo logró con muy poco: 350 libros y unas cuantas hamacas. “Hoy tenemos un espacio recuperado, lleno de cultura. Los niños vienen y leen en las hamacas. Con libros y cultura logramos desplazar el vicio”, comenta Mesa, el líder del proyecto.
Santo Domingo fue uno de los barrios más temidos de Medellín. Hoy, propuestas como Lectores a la Hamaca ofrecen un horizonte diferente a los niños. Tienen la posibilidad de vivir lo que tal vez sus padres no pudieron; a la guerra y las drogas les tocó cederle el espacio a los libros, las hamacas y los niños.
Manrique creó la ruta del tango
Manrique, el barrio tanguero por excelencia, el que creció junto al tranvía, tiene ahora una ruta turística. A finales de 2022 lanzó el “circuito” de la comuna 3, un recorrido que comienza en la 45, en la estatua de Carlos Gardel, y que continúa loma arriba, al ritmo de salsa o del quejido de un bandoneón. Hay mucho por ver, por contar, dicen sus habitantes, que ahora tienen un lema: “del barrio al mundo”.
La idea es dejar el estigma que cayó sobre el barrio, en especial entre los años 80 y los 90, pero que todavía pesa. En aquellos tiempos, como pasó con la ciudad en general, el barrio sufrió los estragos de la violencia, de una generación que crecía sin futuro, sin un horizonte posible. Catorce corporaciones, con la ayuda de cuatro fundaciones, pensaron en la esencia del barrio, es decir, qué era eso que podía ofrecerle al mundo.
La comuna 1 tiene su propio “grafitour”
La transformación de la comuna 13, que muchos llaman resiliencia, es conocida en todo el mundo. Su historia de violencia y superación es conocida por miles de turistas que llegan cada día a la ciudad. Pero en la montaña del frente, en la comuna 1, ha pasado casi desapercibido un proceso similar.
La propuesta está cerca de la siniestrada Biblioteca España, que hoy está en reparaciones. Se llama Museo Urbano de Memoria y tiene como fin mantener la memoria de lo ocurrido en esas laderas, desde la instalación del alcantarillado hasta los sucesos más dolorosos de la violencia. Este proyecto ha sido resaltado por la red Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia.
También tiene un espacio que se renueva cada 20 de julio con motivo de la Independencia. La comuna ya pasó por su peores días y el arte está ahí para que eso no se olvide, para que esos días no vuelvan nunca.
La Casa Morada en que se cultiva arte en la comuna 13
En la comuna 13 hay una casa diferente a las demás. Desde 2012 abrió sus puertas Casa Morada, un espacio para la creación artística y el “agroarte”, un modelo que permite conjugar la siembra con la agricultura.
Desde entonces, los habitantes de la comuna y la ciudad se han acercado a crear proyectos en pro de las comunidades. La comuna 13 fue uno de los territorios más golpeados por la violencia y, por si fuera poco, sufrió la Operación Orión. Muchos de los sobrevivientes de aquellas épocas han transformado el dolor en fundaciones y colectivos de arte que han cambiado a la comuna.
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En tiempos de celulares e Instagram, los fotógrafos de la Plaza Botero se aferran a sus cámara para no desaparecer
Historia de dos fotógrafos que llevan más de 20 años en la plaza
Cuando Ramón Durango comenzó a tomar fotos en la Plaza Botero, hace 23 años, no existían Instagram, Tiktok o Facebook. El celular más moderno en ese entonces era el Nokia 330, que daba una imagen en tonos verdes y servía para llamar, recibir llamadas y jugar culebrita, poco más. Tomarse una foto implicaba tener cámara y sacar el rollo para irlo a revelar. Los fotógrafos como Ramón se paseaba por la Plaza tomando fotos a una familia y a otra, sin detenerse.
El mundo ha cambiado mucho desde entonces, al menos en apariencia. Medellín es hoy una ciudad turística, muy diferente a la de 2001, que todavía cargaba la cruz de haber sido la ciudad más violenta del mundo durante los años 90. Ahora, la plaza, que está en todo el centro de la ciudad, es lugar de peregrinación de personas de todo el mundo. Los visitantes llegan para visitar las 23 esculturas que Fernando Botero le legó a la ciudad.
El plan, obviamente, incluye tomarse fotos con las esculturas. El objetivo: subir a redes sociales y dejar constancia de la visita. Los turistas, a diferencia del lejano 2001, llegan con sus celulares y posan. Se toman fotos que de inmediato van al archivo de Google y que en segundos se pueden subir a las redes sociales para que todos las vean.
Pues bien, Ramón, como en 2001, así parezca anacrónico, se resguarda del sol y ofrece fotos. Carga dos cámaras, una digital y otra que saca instantáneas. Ramón no hace parte de Asobotero, la asociación que reúne a la mayoría de venteros de la plaza. Él y los demás fotógrafos tienen rancho aparte y sostienen una rencilla con el jefe de Asbotero, Alberto Ávila, un hombre que se pasea con un pito y vigila la plaza. Exclusivo Colombia ya escribió un artículo sobre él.

Pero volvamos a lo que nos atañe en este artículo. Ramón es un hombre optimista. Aunque reconoce que el trabajo se ha venido a menos, dice que el éxito depende de la habilidad del vendedor. Aplica, sin decirlo, aquel adagio de que un buen vendedor vende hasta un hueco. Y eso, más o menos, viene siendo lo mismo que vender una foto impresa en tiempos de Instagram y celulares.
“El trabajo se ha venido a menos, obvio, pero yo puedo decir que nunca me he ido sin un peso para la casa. Cualquier cosa vende uno, lo importante es saber moverse y saber ofrecer”, dice Ramón.
Es un trabajo de persuasión. El cliente bien puede tomarse una foto con el celular y subirla a Instagram de inmediato, pero Ramón contraargumenta: la foto en papel dura más, se pierde si el celular se daña. Después de dar argumentos similares, algunos se animan a sacarse la foto física.
Ramón da dos opciones: la instantánea o la digital. La instantánea tarde unos cinco minutos, la digital unos diez mientras va a un estudio cercano para imprimirla. La digital tiene una ventaja, y es que los bordes están adornados con las esculturas de Botero en un mosaico colorido.
Ramón dice que los gringos no son buenos para tomarse fotos, que convencerlos es como “un parto de mula”. En cambio, los latinoamericanos son más afectos a la foto física. “Los que más compran son los panameños y los dominicanos, también los colombianos”, dice el fotógrafo.
Antes de la plaza Botero, Ramón montó una fábrica de arepas, pero por un inconveniente tuvo que salir de ese negocio. Como ya sabía tomar fotos de manera empírica, pues nunca recibió clases, empezó con su cámara en los alumbrados del río y luego dio en Botero.
A Ramón le gusta su trabajo, tanto así que su esposa, Catalina Torres, es colega porque él la convenció de tomar fotos. Catalina quería trabajar y Ramón se ofreció a enseñarle a tomar fotos. Después de cacharrear con la cámara, Catalina empezó también a tomar fotos instantáneas en los alumbrados del río. Hoy la pareja de esposos llega todos los días desde El Popular y se pasa todo el día en la plaza tratando de convencer a los turistas de que se tomen fotos físicas.

Catalina es igual de optimista que Ramón, pese a que su oficio se haya visto reemplazado casi en su totalidad por los celulares. Ella dice que el secreto es saber ofrecer, tener poder de convencimiento. En otras palabras, saber vender un hueco. “Es que los celulares, por buenas fotos que tomen, nunca van a igualar las que hace una cámara. Eso hay que decírselo al cliente. Nunca va a ser lo mismo una foto con celular”, dice Catalina.
Aunque el mundo ha cambiado mucho desde 2001, cuando no existían Instagram ni los celulares con cámara, los fotógrafos de Botero se han resistido aferrándose a sus cámaras. Hoy quedan unos doce, contando a Catalina y Ramón. Se aferrarán a los obturadores para no desaparecer.
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Mutilan los glúteos de una mujer en Medellín, tras someterse a un procedimiento estético, según ella, mal practicado.
Exclusivo Colombia publica el impactante testimonio de una paisa de 50 años quien reveló como, un procedimiento estético mal practicado en los glúteos, le cambió su vida. Narró como el deseo de mejorar su aspecto físico terminó con una amputación y una infección que aún no desaparece. Ella habló de la batalla jurídica que hoy lleva en Medellín y los dolorosos procedimientos médicos que derivaron en una incapacidad de casi 6 meses.
María Eugenia Montoya tiene 50 años, es asistente contable, trabaja para dos reconocidos hoteles de Medellín, es casada y, aunque su vida cambió radicalmente hace 6 meses, irradia una sonrisa difícil de ocultar. Pero detrás de esa expresión, se esconde un ser humano afligido que hoy libra una de las batallas más duras de su vida.

Es una apasionada por el deporte y los buenos hábitos, dice que siempre ha trabajado por su aspecto físico, combinando la salud mental con la física. El 17 de enero de 2024 se sometió en Medellín a un procedimiento estético que le ofreció, en su momento confianza y garantías médicas “me ofrecieron una MELA: es un tratamiento mínimamente invasivo e indoloro, me lo ofrecieron como un tratamiento estético, no como una cirugía plástica. Me sometí a él confiada que no iba a pasar nada y que iba a quedar muy bonita, me lo hicieron el 17 de enero de este año, en un centro de estética, en el cual adquirí una bacteria llamada nocardia Cyriacieórgica, es una bacteria multirresistente”
Le prometieron extraer grasa de su abdomen y transferirla a los glúteos. Pero algo salió mal. Según la paciente, la poderosa bacteria ingresó a su cuerpo y causó lesiones severas. Cirujanos consultados le afirmaron que, al parecer, no se hizo el debido proceso médico con la trasferencia de la grasa y todo desencadenó en una infección “me sometí a una cirugía donde me desbrickearon los glúteos, me los abrieron, como el procedimiento que se hace cuando van a retirar biopolímeros, encontraron 350 gramos de carne necrotizada con materia, porque la bacteria se me había comido el músculo del glúteo derecho, el glúteo mayor, parte del muslo. Había hecho fisuras dentro de mi carne las cuales me dejaron unos huecos grandes que son imposibles de volver a llenar”.


La paciente aseguró que le suscribieron fórmulas con tratamiento de antibióticos por más de un año, valoraciones de infectología y cirugía plástica porque posiblemente será intervenida otras 3 veces. También narró detalles de la cirugía. “la cirugía que me practicaron para erradicar la bacteria consta de abrir la cadera en mariposa, desbrickear toda la carne, lavar todo el glúteo, sacar la bacteria, la push que la bacteria ha hecho adentro y los focos de infección dejan unos huecos que es como una pelotica de tenis, que es la bacteria que la carne se comió “.
Reveló que el centro de estética, Milena Molina, como así se llama la mujer que, según ella, le ofreció el procedimiento ya no funciona en la actualidad. También precisó que la mujer la acompañó médica y económicamente en la primera etapa del procedo cuando aparecieron las primeras señales de alerta, pero el día que fue sometida a la delicada cirugía, nunca llegó “como ella no fue el día de mi cirugía el 16 de abril, yo había hablado con mi abogado, si ella no aparece a dar cara usted y la visita le dice que es mi abogado y van a iniciar un proceso legal y jurídico y los daños que me están causando. He perdido 6 meses de mi vida, de mi trabajo, en mi hogar las cosas están sostenidas porque Dios es grande y poderoso porque en mi relación no podemos tener intimidad”
Y en medio de su difícil proceso, hizo una reflexión “el mensaje que yo quisiera dejarle a todos y todas. Primero que todo: no es malo que uno quiera mejorar porque todos queremos estar cada día mejor, las mujeres no queremos envejecer y vernos mal, yo hice este procedimiento porque me engordé con la menopausia, pero si miremos en que lugar lo vamos hacer, que nos hagan un consentimiento informado”.

El abogado John Ríos, quien actualmente lleva su caso, habló del proceso y dijo que se configuraron delitos de tipo civil, penal y administrativo “¿administrativo en qué sentido? Porque la persona que estaba este tipo de tratamiento primero no cumplía con los requisitos legales ni con los permisos que exige la norma, de tipo civil porque se le causó un daño a una persona y esa responsabilidad trae consecuencias civiles que sería en materia económica porque debe causar ese daño que se causó con dinero.
Y explicó ¿Qué esperan del proceso? “nuestra pretensión inicial fue de 300 millones, intentamos conciliar con ellos dos veces, luego una tercera vez en la fiscalía y no fue posible, estamos esperando una segunda conciliación para evitar el proceso jurídico y para evitarle el daño civil y penal que se le causaría”
Tanto el jurista como la paciente expresaron que no tienen propósitos oscuros en el caso y afirmaron que se continúan con el deseo de conciliar. Y le confirmaron a este portal que el centro estético donde le practicaron el procedimiento, ya no existe.
Cifras
Según la Secretaría de Salud de Antioquia, este año 5 mujeres han fallecido tras someterse a diferentes procedimientos y al menos 8 establecimientos han sido cerrados por no cumplir con la norma.
Las autoridades recordaron que cualquier tipo de irregularidad en estos centros, que en ocasiones operan en la clandestinidad, pueden ser denunciados en la línea 6043835200
Entrevista adjunta.
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El fallo de la Corte reafirma la protección a los pueblos indígenas y abrecaminos a una mejor implementación de los proyectos REDD+ en Colombia.
La Organización Masbosques Colombia, informa a la opinión pública:
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