Con un particular pelaje y un olfato implacable, Max, un golden retriever albino, no solo combate al narcotráfico, sino que también se ha ganado el corazón de todos. Entrenado desde cachorro, este héroe de cuatro patas recorre aeropuertos, terminales y parques rastreando sustancias ilícitas, mientras se prepara para un retiro lleno de amor y reconocimiento. ¿Quién es este perro extraordinario que combina ternura y valentía?
Max es un perro de raza golden retriever albino que ha demostrado ser una pieza clave en la lucha contra el narcotráfico. Con tan solo 4 meses, comenzó su entrenamiento en un programa especializado para perros antinarcóticos, y hoy, con 2 años de servicio, se ha ganado el cariño y respeto de su equipo en la policía, así como de la comunidad que lo ha visto trabajar incansablemente en aeropuertos, terminales de transporte y eventos masivos.
Max fue a la escuela de Facatativá, Cundinamarca donde tuvo un entrenamiento de asociación con sustancias narcóticas. Por ello, es un perro antinarcóticos. Esta capacitación duró aproximadamente unos cuatro meses y de ahí lo capacitan junto con su guía para sacar de circulación estas sustancias en bodegas de envío, en parques y donde lo requiera la ciudadanía”.
Su jornada laboral, lejos de ser una rutina agotadora, es conocida como una “jornada de juego” para el canino. Max ha sido entrenado para detectar sustancias ilegales a través de su agudo sentido del olfato, lo que lo ha convertido en un colaborador indispensable en las labores de seguridad pública. Cada día, el perro realiza diferentes tareas que consisten en rastrear maletas, vehículos y áreas de alto riesgo para localizar posibles narcóticos, siempre acompañado por su guía humano.
“Nosotros hacemos un tema de adiestramiento con nuestros caninos con el tema de potenciación, la potenciación es buscar que el perro juegue y la asociación es asociar una pelota con el olor de la sustancia para que el canino empiece a buscar la droga y el tema de registro es en campos reales como aeropuertos y terminales, sea base de coca, tusi y las drogas sintéticas que existen ahora. Solo asocian el olor, mas nunca se les da a probar.
Aunque Max ha estado en servicio por dos años, la policía tiene claro que el bienestar de sus perros es una prioridad. Tras completar 8 años de servicio, el canino entra en un proceso de jubilación denominado “Adopta un héroe de 4 patas”, una iniciativa de una ONG que se encarga de encontrar hogares para los perros de trabajo que se retiran. Este programa no solo busca garantizar una vida tranquila y feliz para los perros jubilados, sino también reconocerles el arduo trabajo que han realizado en beneficio de la comunidad.