Tres sargentos viceprimeros, en retiro, fueron víctimas de una red de trata de personas. Dos de ellos son paisas, sus familias hablaron en Exclusivo Colombia y denunciaron que algunos exmilitares integran esta poderosa estructura internacional que recluta por WhatsApp.
El sol apenas despuntaba cuando José Gabriel, José Fernando y Edubán se despidieron de sus familias con la promesa de un futuro mejor. Tres exmilitares colombianos, curtidos por los años de servicio, partieron hacia México tras aceptar una oferta laboral que parecía la respuesta a sus oraciones. Cada uno cargaba con el peso de sus sueños y la esperanza de sacar adelante a sus esposas e hijos, quienes vivían en la lucha diaria por sobrevivir. Sin embargo, lo que encontraron al llegar no fue un trabajo digno, sino una pesadilla: habían caído en manos de una despiadada red de tráfico de personas que destrozaría sus vidas y las de sus seres queridos.
José Gabriel Sáez Angulo, de 47 años y padre de un joven de 18 cayó en la trampa. Su esposa relató en Exclusivo Colombia que la propuesta llegó a través de un grupo de WhatsApp en el que se reunían varios exmilitares colombianos, un espacio que solía estar lleno de camaradería y ofertas ocasionales de trabajo. Un hombre, que se presentó como un reclutador confiable, de apellido “Campo” le aseguró que la oportunidad era única: vigilancia de plantaciones cítricas, empresa que más adelante compraría una supuesta mina de hierro. Según el falso empleador, era una oportunidad con un salario atractivo y beneficios. El único requisito inicial era costear el pasaje de avión, prometiendo que sería reembolsado al llegar. Para dar más credibilidad, lo citó en el edificio de los Espejos, en Medellín, donde le entregó un carnet y documentos aparentemente oficiales. José, confiado y con la urgencia de ayudar a su familia, abordó un vuelo desde el aeropuerto de Rionegro el 29 de septiembre, creyendo que su destino era Ciudad de México y el comienzo de una nueva vida.
Su esposa, Jackeline del Valle, contó que, al comienzo la comunicación fue por videollamadas y chat, pero la última vez que tuvo contacto con él fue el primero de enero de este año “mi esposo me dice que se va a quedar sin señal durante dos días porque la empresa por la cual fue contratado, que se llama VIP Logistic Group S.A.S. iba a obtener una mina de hierro, entonces por eso se iban a quedar sin señal durante dos días. Él me llama el primero de enero y durante dos, tres, cuatro y cinco días no pasa nada, no llega ninguna llamada, pero el 6 de enero me llega una llamada a mi celular de un exmilitar, aunque yo no conociéndole me expresa que mi esposo muere en combate, a lo cual yo me preocupo y me pongo en angustia porque yo tenía entendido que iba para una vigilancia de plantaciones cítricas.
El 7 de enero, un día después de que la familia de José intentara desesperadamente obtener noticias de su paradero, su esposa recibió una llamada de uno de los supuestos jefes, quien se identificó como “Veracruz”. Con voz fría, el hombre aseguró no tener conocimiento de que José hubiera fallecido, mostrando una aparente incredulidad: “me parece increíble que en Colombia se enteren primero”. Tres días después, el 10 de enero, “Veracruz” volvió a comunicarse, esta vez confirmando la peor noticia: “lamentablemente, él falleció, pero aún no lo tengo conmigo porque estaba con otra empresa. Yo tengo que pagar para que me lo entreguen”, dijo, dejando a la esposa sumida en un dolor indescriptible. Según ella, Veracruz tenía en su poder los documentos y el celular de José, pero las llamadas llegaban desde números diferentes, una estrategia para mantener a la familia en la incertidumbre y el desconcierto.
Su esposa interpuso la denuncia ante la Fiscalía General de la nación por el delito de desaparición forzada, luego el proceso fue trasladado hacia otro funcionario y el delito cambió al delito de trata de personas. Según ella, acudió a diferentes entes como la Cruz Roja Internacional como es cancillería, el consulado de Colombia en México, pero, dice “a la fecha, ninguno me ha dado respuesta absoluta ni sabemos que pasó con nuestros esposos. Nos sentimos desprotegidas, tanto del gobierno colombiano, como del mexicano porque es increíble la falta de empatía”.
José Fernando Cataño Durango, de 47 años, también cayó en la trampa bajo la misma modalidad. Tiene dos hijos de 8 y 19 años. Su esposa también habló con un reportero de este portal y contó que él aceptó la falsa oferta de trabajo con la esperanza de mejorar el futuro de su familia. Como José, fue citado en las afueras del edificio de los Espejos, donde le entregaron credenciales y documentos que parecían respaldar la seriedad de la propuesta.
El 5 de septiembre, a las 10:30 p.m., abordó su vuelo desde el aeropuerto de Rionegro rumbo a Ciudad de México. Al llegar, contactó a su esposa para decirle que tomaría un bus, aunque no especificó el destino. Más tarde, confirmó que había llegado a un hotel en Michoacán, donde, según él, había causado una buena impresión en los jefes, quienes lo enviaron como escolta durante sus vacaciones. En esos días le dijo a su esposa que estaba ansioso por empezar a trabajar y cumplir el contrato de seis meses. Sin embargo, al regresar de las supuestas vacaciones de sus jefes, su comportamiento cambió: empezó a comunicarse con menos frecuencia, era distante y cortante. La última llamada fue el 28 de noviembre. Su esposa le preguntó cómo estaba, y él, con una frialdad inquietante, respondió únicamente: “bien”.
“Yo empecé a devolver las llamadas de esos números con los que él se comunicaba hasta que me contestó un señor llamado -Veracruz- quien me dijo que él ya no trabajaba con él, que él se había cambiado de empresa y que eran dos los que se habían cambiado de empresa y que ya no tenía nada que ver”, agrega su esposa.
En enero, desesperada por obtener noticias, la esposa de José Fernando insistió en comunicarse hasta que alguien finalmente respondió. La voz al otro lado de la línea fue directa -su esposo supuestamente murió-. Con el corazón destrozado, siguió insistiendo hasta que logró contactar nuevamente a “Veracruz”, el supuesto jefe. Días después, él le aseguró que su esposo había fallecido en una “pelea” y le prometió hacerse cargo de la situación, incluyendo la repatriación de las cenizas. Sin embargo, cuando ella rechazó esa opción, argumentando que no podía confiar en que realmente fueran las cenizas de su esposo, “Veracruz” intentó intimidarla diciendo que tenía videos de lo ocurrido. Después de esa conversación, nunca volvió a escribirle: la bloqueó de WhatsApp, dejando a la familia sin respuestas.
En la búsqueda de la verdad, la esposa de José Fernando, acompañada por algunos amigos de su esposo que estuvieron a punto de caer en la misma trampa, logró conectar con las familias de las otras dos víctimas, uniendo su dolor y su indignación en esta tragedia compartida. “ustedes no se imaginan la incertidumbre tan grande, todo, la tristeza, de saber que ellos se fueron esperando que les fuera bien, para que todos estuviéramos bien y encontrarse con eso tan horrible que ni siquiera sabemos den dónde están. Mi niña es muy callada y me dice que le hace mucha falta el papá y me preguntó que cuándo vamos a ir a México. Yo ya le hablé a ella con la verdad, pero ella no ha caído en cuenta”, relata su esposa.
Y atrapada en dolor dijo que “a estas alturas las esperanzas son pocas, pero la esperanza es la última que se pierde. Nosotros hemos rezado mucho. Veracruz es colombiano y también es militar. Si ellos tuvieran un buen corazón, no traficarían con gente”.
Edubán Rodríguez Cardona es el tercer exmilitar desaparecido. Un bloque de búsqueda reportó su desaparición en circunstancias similares y, según el registro fue visto por última vez en Michoacán.
¿En que etapa va el proceso penal?
Las familias, unidas por el dolor y la frustración, sienten que la búsqueda de justicia avanza a un ritmo desesperantemente lento. Aunque la alcaldía de Medellín les ofreció apoyo y sugirió interponer una tutela con el respaldo de distintas organizaciones, las respuestas han sido vagas y la investigación sigue estancada. La falta de atención mediática parece haber relegado el caso al olvido, y la Cancillería, según denuncian, tampoco les ha proporcionado información clara sobre el paradero de sus seres queridos. Las familias están convencidas de que detrás de esta red de trata de personas hay exmilitares involucrados, incluido Veracruz, el falso reclutador que los engañó con promesas de trabajo y desapareció sin dejar rastro. Las esposas de los exmilitares insisten que tienen pruebas logradas por sus propios medios como fotografías e incluso la ruta de ellos habrían tomado por los delincuentes y le hicieron un llamado al presidente Gustavo Petro para que ponga sus ojos en este caso, que, según ellas, podría tener otras 7 víctimas.