La vida de Alejandro Cataño, conocido en la industria musical como Conde Musik, es un testimonio de pasión, dedicación y un profundo compromiso con el poder transformador de la música. Con 11 años de experiencia en el mundo musical, ha recorrido un camino lleno de aprendizajes y desafíos que lo han llevado a profesionalizar su carrera y a descubrir un propósito mucho más allá de los escenarios: enseñar y llevar la música a aquellos que más lo necesitan.
Desde muy joven, Alejandro estuvo rodeado de música. Participó en coros y orquestas, lo que despertó en él un amor por el canto y la composición. Con el tiempo, esa pasión lo llevó a estudiar música en la Universidad de Antioquia, donde se especializó en canto popular.
En sus años de formación, desarrolló una comprensión más profunda de la técnica vocal y la teoría musical, herramientas que hoy le permiten tener una carrera sólida como músico y maestro. “La música ha sido mi vida desde siempre. Es más que una carrera, es una pasión que no se puede explicar, algo que se lleva dentro y que nunca me ha dejado“, dijo Alejandro, reflejando lo que ha sido su relación con la música a lo largo de los años.
Pero su historia no se limita a los estudios y la ejecución musical. Alejandro señaló que, “desde 2019, emprendí un nuevo camino, uno en el que la música se convirtió en un medio para el cambio social y decidí compartir mi conocimiento y experiencia con las nuevas generaciones, comenzando a impartir clases de música y técnica vocal en diferentes colectivos, academias y universidades de Medellín”.
A través de estas actividades, no solo consolidó su carrera como educador, sino que también comenzó a percibir el impacto que la música tiene en la vida de los estudiantes. “Siempre supe que la música podía transformar vidas, pero al dar clases descubrí que también era una herramienta para sanar, para conectar con los demás de una manera profunda y única”, afirmó el músico.
Sin embargo, uno de los hitos más significativos en su trayectoria profesional llegó en 2023, cuando fue invitado a ser profesor en el Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM) para trabajar con mujeres privadas de la libertad en la Cárcel de Pedregal, en Medellín. Esta experiencia marcó un antes y un después en su carrera, ya que no solo se trataba de enseñar música, sino de ser parte de un proceso de sanación y reintegración social a través del arte.
En este contexto, Alejandro impartió clases de iniciación musical, guitarra, piano, teoría musical y técnica vocal a más de 80 mujeres, algunas de las cuales habían vivido experiencias de violencia y trauma en sus vidas. “Lo más impactante de todo fue ver cómo la música les ayudaba a abrir su corazón. No solo se trataba de aprender a tocar un instrumento, sino de sanarse, de entender que aún podían soñar y transformar sus vidas“, comentó Alejandro con emoción. Para él, enseñarles música no fue solo una forma de transmitir conocimiento, sino una manera de acompañarlas en su proceso de transformación personal y colectiva.
El impacto de este proceso fue significativo, tanto para las estudiantes como para él. En las clases, las mujeres no solo aprendieron a tocar instrumentos y a entender la teoría musical, sino que también encontraron un espacio seguro para expresar sus emociones, sus historias y sus sueños. A través de la música, muchas de ellas pudieron superar barreras emocionales, sanar heridas profundas y encontrar nuevas oportunidades para su vida.
“Ver cómo las mujeres se transformaban, cómo sus ojos brillaban al aprender y descubrir lo que podían lograr, fue una experiencia que nunca olvidaré“, expresó Alejandro.
El trabajo de Alejandro en la Cárcel de Pedregal es un ejemplo claro de cómo la música puede ser una herramienta poderosa para la reintegración social. A través de la enseñanza, no solo les dio a las mujeres nuevas habilidades, sino que también les ofreció una forma de verse a sí mismas de una manera diferente: como creadoras, como artistas, como personas capaces de transformar su realidad. “Es increíble lo que puede lograr la música. No solo ayuda a sanar, sino que también empodera, motiva y da esperanza a quienes más lo necesitan”, concluyó Alejandro.
Hoy en día, Conde Musik continúa su trabajo en el ámbito musical, pero su labor social sigue siendo una de sus principales pasiones. A través de sus clases y proyectos, no solo forma músicos, sino seres humanos más conscientes de su potencial y de su capacidad de cambiar el mundo que los rodea.