Una semana después del decreto de la Alcaldía de Medellín de restricción al trabajo sexual y al horario de la rumba en el Parque Lleras, recorrimos esta zona para descubrir quién, cómo y donde está presente la delincuencia que parece dominar las rentas ilegales millonarias de la explotación sexual y las drogas allí.
Varios locales decidieron cerrar en el área que comprende el Parque Lleras, en todos aparece una pancarta que dice S.O.S por las 5.000 familias, que advierten los comerciantes, dependen del negocio del entretenimiento y el turismo, no solo en este Parque, sino en la zona rosa más importante de la ciudad y una de las más conocidas en el mundo del turismo alternativo.
Es un hecho, Medellín se convirtió en un fuerte destino para estadounidenses, europeos y asiáticos. Solo en 2023 llegaron más de 1.5 millones de visitantes a Medellín y de ellos más de 400.000 eran internacionales.
Es un hecho, también en el Parque Lleras se habla inglés. Hasta los vendedores ambulantes de dulces manejan frases y pequeñas conversaciones. Las trabajadoras sexuales saludan “hello”, “where are you from” y cobran en dólares.
Solo en este parque, en un recorrido que hizo un equipo de Exclusivo Colombia este viernes, se encontraron al menos 500 mujeres, para muchos no identificables como trabajadoras sexuales, para los turistas, muy evidente. Para las autoridades: muy complejo.
La escena de una vendedora de dulces que entra a un local de cambio de dólares con un “Benjamin” (billete de 100 dólares) que equivale a unos 400.000 pesos al cambio rebajado de estos sitios, es solo una de muchas instantáneas que hablan de los complejos problemas que se encuentran en la zona, hoy con restricciones por decreto desde el 1 de abril, con las que el Alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, se empeña en dar algún control a fenómenos como la prostitución, la rumba descontrolada y con un gran énfasis en la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Pero esta batalla, no es nueva. Las anteriores, con cifras en la mano, se han perdido.
“Yo trabajo hace tres años aquí. Me va muy bien y no me quejo. La mayoría de mis clientes son extranjeros y cobro 200 dólares, nunca hago descuentos. No me gustan los “gringos”, son puros mochileros que vienen a buscar droga barata. Me gustan los árabes, los de la India, que pagan y lo tratan bien a uno. Toda la red la manejamos por WhatsApp, a mí no me maneja nadie, a las niñas si… aquí las traen en taxi o en microbús, les quitan la mitad de lo que se ganan”, dice Sandy, una mujer de 23 años, paisa, que vive en Belén y dice que semanalmente sus ingresos son de unos 6.000.000 de pesos. Viste un gabán a media pierna, de marca Zara, bolso de Mercedes Campuzano y unas botas de cuero Versace, que dice, fueron regalo de un cliente.
Evitar el ingreso de ellas al Parque Lleras, a pesar de que hoy se mantienen los controles con vallas es una tarea imposible sin caer en la discriminación o en la ilegalidad del libre tránsito. Dentro del Lleras el mundo es otro, uno de turistas de todos los tipos y muchos idiomas, una rumba para todos los oídos y un negocio ilegal y soterrado que nadie ha podido medir con exactitud y que hoy, como desde hace unos 10 o 12 años, enfrenta a la institucionalidad con las más poderosas y extendidas mafias del crimen organizado, que controlan muchas de las rentas en la comuna 14 de El Poblado.
“Señor buenas. ¿Dónde consigo un gramo (cocaína)?, preguntamos a un vendedor ambulante al azar en la Calle 10. “Socio ¿cuánto necesita?, le consigo de 30 para arriba, o si quiere Tusi a 50”.
La escena se repite dos cuadras más abajo, preguntamos en inglés precario: “Hey man, How much is a gram of cocaine worth? (¿cuánto vale un gramo de cocaína hombre?, responde, contra todo pronóstico, el vendedor: “It’s worth 50 dollars sir, shall I bring it to you?” (¿Le vale 50 dólares señor, se lo traigo?).
De 10 vendedores a los que preguntamos al azar, 4 tenían oferta de drogas, uno nos habló en inglés, 2 dijeron que no sabían y 4 dijeron que no vendían por que había mucha Policía en la zona.
Uno de ellos, accedió a hablarnos un poco sobre el negocio: “Yo vengo de Manrique todos los días. Vendo dulces y me hago unos 50.000 pesos con eso, pero solo el taxi para devolverme me vale 30. No hay forma de sostenerse. A veces, en un fin de semana me vendo uno o dos millones en ‘perico’, porque los gringos son felices comprando y les parece barato. Aprendí inglés de cuenta de eso”, dice “Harry”, nombre que usa el vendedor como “chapa”, para no ser identificado.
La marihuana, se consigue desde 5.000 pesos, en varios almacenes de la zona se consiguen las envolturas, las pipas. Se consiguen las pequeñas cucharitas para esnifar la cocaína por 10.000 pesos, algunas con decoración artesanal y la banderita de Colombia.
Detrás del negocio, sin embargo, no están precisamente familias necesitadas de los barrios populares de la ciudad. Hoy como hace más de 10 años, son tres bandas delincuenciales de alto perfil, las que controlan todas las rentas ilegales en El Poblado y específicamente en el Lleras: “La Terraza”, “La Raya” y “Robledo”.
La nueva ofensiva del Alcalde Federico Gutiérrez, que enfrentó una situación similar en su primer mandato entre 2016 y 2019, se desató luego de que se conociera el caso del estadounidense Timothy Alan Livingston, hallado con dos menores de edad en el hotel Gotham, de esa zona.
Respecto a este caso hay dos detalles nuevos: el primero es que el hotel anunció su cierre total después de cumplir la orden de sellamiento por 10 días y lo segundo que la Fiscalía General de la Nación, anunció ayer que ya hay una orden de captura en contra de este hombre, de 36 años y que salió del país.
Lo siguiente es lo que se ha descubierto en la investigación. Según reveló el Concejal y ex Secretario de Seguridad de Medellín, Andrés Tobón Villada, precisamente estas niñas, de 12 años, estaban siendo explotadas por una red manejada desde “La Terraza”:
“Las dos niñas estarían viviendo aisladas de sus familias en una casa en Manrique. Unos sujetos serían los encargados de pagar el arrendamiento de pagar la comida de pagar todos los gastos necesarios en una zona criminalmente gobernada por “La Terraza”, estructura que según lo que ha contado la Alcaldía, está metida de lleno en todas las rentas criminales que incluye en prostitución explotación sexual y comercial en el sector del Parque Lleras y es que lo que habría detrás de todo esto, es una red de trata de personas incluyendo menores que estarían siendo vendidas por estructuras criminales sexualmente su dignidad a cambio monedas de plata.
Y si, hoy las dos niñas están en manos del Estado y se están protegiendo sus derechos, pero yo si me pregunto cuántos más niños y niñas de Medellín están en estas circunstancias, cuántas más casas hay ahora en la ciudad, en dónde se está explotando a nuestros menores de esta manera”, dijo el Concejal.
¿Cómo se reparte el control criminal?
Según el informe de 2023 de Inteligencia y reseñado en el Inventario Criminal Unificado de la Alcaldía de Medellín, son cuatro las organizaciones priorizadas para procesos de investigación estructural, calificadas como objetivos de alto valor: “Caicedo”, “Los Triana”, “Robledo” y “La Terraza”, esta última, una organización de gran alcance en todo el Valle de Aburrá, sobre la cual se ha posado el ojo de las autoridades desde el inicio del año.
Primero fueron varios casos de “fleteo” que quedaron grabados en video y que provocaron la primera intervención de las autoridades en Manrique. Los casos, en su mayoría, atribuidos a una de las alas delincuenciales de “La Terraza”, conocida como la banda de “La Viña”.
Más recientemente, fue el asesinato de Edinson Rodolfo Rojas, conocido como “Pichi Gordo”, quien fuera uno de los fundadores y cabecillas de esta misma organización criminal, pero, además, ahora relacionados directamente en la explotación de niños, niñas y adolescentes, una investigación, que advierte un investigador de la Fiscalía, va adelantada y que dará noticias próximamente.
Pero no es solo eso. Según pudo establecer Exclusivo Colombia, “La Terraza”, además de tener el control del expendio de “Tusi” en la zona rosa de El Poblado, tiene injerencia en las pequeñas bandas que “cazan” turistas extranjeros, para drogarlos con escopolamina. Negocio oscuro que también tiene su epicentro en El Lleras.
Por otro lado, la banda de “La Raya”, una especie de subgrupo del Grupo Organizado de “La Unión” de Itagüí, estaría detrás de los negocios de explotación sexual, en el reclutamiento de jóvenes para ejercer la prostitución en El Poblado, por “catálogo” y en el sector de La Mayorista. La tercera banda, “Robledo”, tendría intereses en bien raíz, compra de negocios, apartamentos y droga, en particular de la cocaína que se distribuye en la zona.
Todas estas, son apenas aproximaciones de las investigaciones que están en curso, en esta, una nueva batalla de una guerra contra la ilegalidad en el Parque Lleras que, desde 2012 se está librando, sin resultados finales.
No obstante, estas investigaciones contra las organizaciones delincuenciales en cuestión, podrían tener un factor en contra: sus principales cabecillas, sus líderes más relevantes están en prisión y sentados en la Mesa de Paz con el Gobierno Nacional instalada en Itagüí. Alias “Saya” como vocero de “La Terraza”, alias “Carlos Pesebre” como jefe de la estructura de “Robledo” y alias “El Ronco”, como representante de “La Unión”.
Durante esta semana, de manera sistemática, todos los días, la Secretaría de Seguridad y Convivencia tendrá operativos similares, de control y de vigilancia en las zonas donde rige el decreto firmado el 1 de abril, que tiene una vigencia de un mes de control y evaluación y con participación de la Policía Metropolitana, no obstante, los gremios comerciantes de la zona están, por decir lo menos, enojados y preocupados.
“Son 5.000 familias que dependen de esto. Yo trabajo hace 7 años en el restaurante que queda en el marco del Parque, ya echaron a dos de seguridad, recortaron los meseros. Es que entre la 1 A.M. y las 4 A.M. es donde se produce la mayor venta y el ingreso del negocio. Esta semana se ha reducido en un 70% la gente y desde la pandemia esto no se veía así”, dice Kirlian, un venezolano que encuentra su sustento “arrastrando” clientes para un conocido restaurante de la zona.
“A nosotras ya no nos dejan ingresar a los bares y las discotecas. Antes podíamos entrar hasta 20 y nos repartíamos bien en los negocios donde sabíamos que podíamos encontrar a los clientes. Nos está tocando en la calle, pero aún así, nos siguen buscando los extranjeros”, dice Sandy, mientras espera hasta la 1 A.M a un cliente, que seguro conseguirá rápidamente.
El panorama es más complejo de lo que parece en esta batalla por el control del Parque Lleras, que se ha convertido, paradójicamente, en el Parque público más vigilado del país, el único que tiene un Puesto de Mando Unificado permanente, con servicio de Policía las 24 horas, más de 20 cámaras del Sistema Integrado de Emergencias y Seguridad del 123, controles de Espacio Público y Movilidad diarios y la atención, ya no solo de las autoridades nacionales, sino de las agencias internacionales como la ICE y la Interpol, que buscan frenar el Tsunami del turismo sexual en una ciudad que ofrece todo a los visitantes: lo legal y lo ilegal.