
Bajo el manto de la niebla en el Páramo de Piedras Blancas, en Urrao – Antioquia, una aeronave se estrelló, dejando 10 muertos y un enigma sin resolver. El informe preliminar de la Aerocivil detalla cifras y protocolos, pero el piloto, Miguel Gnecco, quien encontró la aeronave en medio de la selva sostiene que, tras esos números, se ocultan interrogantes fundamentales sobre las causas reales del accidente.
Tras el informe preliminar revelado por la Aerocivil sobre el accidente aéreo en el Páramo de Piedras Blancas en Urrao – Antioquia, que dejó 10 muertos el pasado 8 de enero, Miguel Gnecco, el piloto que avistó la aeronave en medio de la selva, hizo un análisis detallado del documento. Según Gnecco, el reporte resulta excesivamente superficial “es un documento que explica a simple vista lo que cualquier persona con acceso a la información básica ya conoce: se describe el cómo, pero no se profundiza en el porqué”, afirmó el piloto. Para él, a pesar de que se evidencian ciertos hechos, faltan detalles fundamentales sobre las causas reales del accidente, lo que deja muchas preguntas sin respuestas.
Uno de los puntos críticos que destacó fue la discrepancia en la altitud de vuelo “lo que se ve claro es que, aun volando bajo reglas visuales (VFR), la aeronave nunca alcanzó la altitud estipulada en el plan de vuelo. En lugar de llegar a los 11.500 pies, se limitó a 11.200”, explicó Gnecco. Este dato resulta alarmante, ya que poco después inició un descenso en condiciones que no eran del todo visuales, lo que culminó en un impacto fatal contra un cerro, mientras la aeronave se encontraba entre nubes.
El análisis revela además que, a 40 millas de Medellín, el último reporte de la torre indicaba que deberían haber mantenido al menos los 11.500 pies, pero la investigación muestra que ya venían descendiendo. En la ruta, a la izquierda se encuentra el cerro El Burro a 12.000 pies y, más adelante, a la derecha, el cerro San José, también a 12.000 pies. Entre ambos, existen elevaciones que alcanzan los 10.000 pies “nadie entiende por qué volaban a 9.500 pies, aún en plena trayectoria entre esos cerros”, cuestionó Gnecco, quien también se sorprendió por la falta de advertencia por parte de la torre de control, que conocía la altitud y velocidad de la aeronave.
El piloto enfatizó que, si bien el informe insiste en que no se busca asignar culpabilidad, es inaceptable que alguien deba rendir cuentas en un accidente que cobró 10 vidas y destruyó una máquina valorada en casi medio millón de dólares “las víctimas y sus familias tienen derecho a conocer no solo el cómo, sino el porqué de lo ocurrido”, insistió.
El análisis de Gnecco se apoya en cifras reveladoras:
• La aeronave despegó y a los 5 minutos de vuelo se registró un reporte en ascenso.
• 32 minutos después del despegue, el radar mostró que alcanzó su máxima altitud de crucero, 11.200 pies, en lugar de los 11.500 indicados en el plan de vuelo.
• Siete minutos más tarde, la altitud descendía a 10.650 pies mientras aún se encontraba a unas 36 millas de Medellín.
Estas cifras abren una serie de interrogantes:
• ¿Por qué inició el descenso estando aún entre cerros, sin haber sobrepasado la zona de peligro?
• ¿Se debió a una falla en la aeronave o fue un error humano?
• ¿Qué motivó que nunca se mantuviera la altitud de crucero estipulada?
• ¿Por qué la torre de control, conociendo la situación, no advirtió o exigió mantener la altura mínima, especialmente entre 40 y 25 millas de Medellín?
La oficina de radar confirma que el descenso comenzó prematuramente y, según los datos, en condiciones de vuelo instrumental (IMC) en lugar de visuales (VMC/VFR). Esta situación refuerza la necesidad de indagar a fondo en la secuencia de decisiones y acciones que llevaron al fatal desenlace.
Finalmente, se sabe que la aeronave fue encontrada el 9 de enero a las 15:50 en un helicóptero de Heliservice, matrícula HK 4276, casi 22 horas después del accidente. Este hallazgo, lejos de resolver las dudas, intensifica la demanda de claridad y responsabilidad.
Mientras la investigación continúa, el análisis de Miguel Gnecco plantea preguntas esenciales que requieren respuestas urgentes:
• ¿Falló la aeronave en algún componente crítico?
• ¿Por qué se inició el descenso antes de tiempo?
• ¿Qué motivos llevaron a no mantener la altitud de crucero prevista?
• ¿Debió la torre de control intervenir para evitar un descenso tan peligroso? La comunidad y las familias de las víctimas exigen una investigación rigurosa que no se conforme con lo evidente, sino que esclarezca