El nuevo Secretario de Seguridad y Convivencia de Medellín, Manuel Villa Mejía, prácticamente sepultó la iniciativa “RoboCop”, advirtió que no solo fueron una mala inversión, sino que en la actualidad solo funcionan algunos y son utilizados con muchas restricciones por sus limitaciones tecnológicas. Esta es la historia de los polémicos equipos que “iban a cambiar la percepción de seguridad en Medellín”.
En 1987, un arriesgado director de cine, Paul Verhoeven, sorprendió al mundo con un filme que no solo rompió la taquilla, sino que puso en el imaginario popular la imagen de una ciudad caótica, tomada por el crimen y la corrupción, a su vez salvada por un policía robótico futurista, que, además, tenía el cerebro y el rostro del incorruptible detective Alex Murphy. Verhoeven, ni en el 87, ni ahora, a pesar de su demostrada creatividad, se imaginó que en Medellín su marca “RoboCop” sería usada como el sello de impronta para una de las iniciativas de seguridad más controvertidas del ahora exalcalde Daniel Quintero Calle.
En agosto de 2021, en medio de una seria crisis en Medellín por la escalada de hurtos en todas las modalidades como efecto colateral de la Pandemia Covid -19, con cifras que según el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia, habían aumentado en más del 25% en ese momento, el entonces alcalde, en plena Plaza Botero y ante más de una docena de medios locales y nacionales, presentó el primer “RoboCop” como la solución más eficiente y tecnológica del momento para sofocar la avanzada del crimen en las calles.
En plena presentación, como se puede ver en los videos de ese momento, algo parece que no salió del todo bien. El alcalde tuvo que remangarse, literalmente, y sacar fuerzas extra para levantar el mástil de las cámaras adaptadas al “RoboCop”, pues el sistema era y sigue siendo manual, con una polea y algo de sudor inevitable por el esfuerzo.
Ese día se habló de todo un escuadrón de estos equipos en las calles, se iban a comprar, al comienzo 30 de ellos, después se amplió la promesa a 40, pero solo se adquirieron 10 y uno más que sirvió como piloto. Los problemas del sistema fueron evidentes desde el inicio de la adecuación al sofisticado complejo de seguridad del Sistema Integrado de Emergencias y Seguridad de Medellín (SIESM), que, según los datos de la Alcaldía de Medellín, es no solo el mejor equipado del país, sino uno de los mejores de América Latina.
Exclusivo Colombia pudo evidenciar que en las pruebas piloto, realizadas desde inicios de 2021 y que se prolongaron por casi un año, el equipo, que nunca tuvo por nombre “RoboCop”, sino Sistema Inteligente de Monitoreo Integral Móvil (Simim), nunca se pudo adaptar a la red del sistema del 123, que en la actualidad funciona como un complejo de interacciones inteligente bajo una plataforma conocida como ICAD, que unifica las 11 agencias de emergencias de seguridad y emergencias del Valle de Aburrá y que lleva tecnología a la que “RoboCop” no podía competirle.
A pesar de las advertencias de los ingenieros, técnicos y del personal especializado del SIESM, el 13 de mayo de 2022, la Empresa de Seguridad Urbana, a través de la empresa Unión Eléctrica S.A adquirió el primero de lo que serían el total del escuadrón de “RoboCop” que conoció la ciudad.
Durante el periodo de pruebas, siempre estuvo un ingeniero de la firma proveedora de los equipos, de nombre Richard Earl Cromar, quien se presentaba como aliado tecnológico de la ESU. En sus propias palabras “el sistema funciona para asegurar y ofrecer video de alta calidad sobre una conexión celular”.
No obstante, tanto en las pruebas, como en la posterior adaptación del sistema, esa conexión fue fallida. El sistema, hasta la fecha, presenta un fenómeno que se conoce como “delay”, que, en términos prácticos, es un retraso de entre 45 segundos y un minuto, entre la orden remota desde el 123 y la acción puntual del equipo en territorio, en acciones, por ejemplo, como girar una de las cámaras o generar una alerta. Esto en tiempo de reacción es impensable, para un sistema como el del SIESM, que puede tomar una alerta y generar reacción en tiempo real en 8 segundos.
Los problemas
Entre los múltiples beneficios y ventajas de los SIMIM, está el hecho de tener autonomía de carga con energía solar, con paneles propios, tener tres sistemas de cámaras, entre ellas una de reconocimiento de placas (LPR) y reconocimiento térmico, una bocina de alerta e interconexión directa con el sistema de alertas del 123.
No obstante, pronto los ingenieros notaron que la señal del equipo no era compatible con el 123, que los paneles tenían deficiencias de carga en clima nublado, que el ensamblaje podría tomar más de 30 minutos por cada uno. y uno de los más graves: era inútil contra ataques vandálicos. Tanto, que, a pesar de que no trascendió a los medios en su momento, el equipo fue pintado con graffitis varias veces en plena prueba piloto en la comuna de Guayabal, por lo que tuvieron que pedir ayuda de la Policía Metropolitana para vigilar al bautizado “RoboCop”. En total, el equipo no se podía cuidar a sí mismo.
Esta versión fue corroborada por el actual Secretario de Seguridad y Convivencia, Manuel Villa Mejía, quien en conversación con Exclusivo Colombia, prácticamente dejó sepultado el proyecto, tras realizar las primeras evaluaciones en estos cuatro meses de gobierno.
“Eso de “RoboCop” no tiene nada. Poco sirve si lo que se intentó hacer es ubicarlos aisladamente en zonas de la ciudad con el propósito, al parecer, solamente de disuadir y en algunos de ellos hasta terminaron siendo vandalizados, entonces ¿cuáles eran las capacidades de disuasión?
Cada uno cuesta alrededor de 500 millones de pesos, sin contar licencia sin contar todo lo que tienen que tener alrededor para que efectivamente, pueda y eventualmente, funcionar. Con lo que se compra un robo se compran al menos cuatro cámaras más para la ciudad, que tiene una cantidad de cámaras, pero no es suficiente y es necesario seguir cambiando el número de cámaras de manera estratégica. En el territorio no se integraba con el sistema general de cámaras, el software no lo permitía”. Dijo el Secretario.
Los constructores de los equipos, la empresa LiveView Technologies, con sede en Orem – Utah, en Estados Unidos, presentan este producto como una solución de vigilancia y monitoreo en para infraestructura crítica, construcciones en proceso e incluso para estructuras petroleras donde las redes de comunicación son deficientes, incluso en el desierto norteamericano, donde tienen la mayoría de sus clientes. No obstante, en seguridad urbana su experiencia es nula, excepto, en Medellín, Colombia.
El problema en el fondo, es que esta empresa tiene un software patentado que nunca fue compatible con el sistema local, además recientemente actualizado, del SIESM, software y hardware que se renovó completamente en los últimos cuatro años y que fue una apuesta millonaria de la Alcaldía de Medellín para tener un sistema con tecnología de punta, que incluso es visitado por decenas de delegaciones extranjeras cada año para aprender de la experiencia de la ciudad contra el crimen.
Audio completo Secretario de Seguridad y Convivencia Manuel Villa Mejía:
“¿Qué se va a hacer con ellos? Ya hacen parte de la administración y los pocos que hay y que sirven, pues se utilizarán exclusivamente en operativos concretos, donde se garantice no solamente que se van a poner en el territorio, sino que va a contar con el personal para que puedan darle utilidad. El asunto es que si no se tiene quien cuide al “RoboCop, termina siendo muy difícil. Uno, lo vandalizan y dos, si lo vandalizan y pasa un tiempo considerable para que se dé cuenta que ello ocurrió, insisto hoy no se tiene la capacidad tecnológica para integrarlo y si se va a utilizar tiene que ser que alguien esté detrás viendo las cámaras para poder alertar lo que en las cámaras se ve. Casi que solamente sirven para vigilar eventos puntuales en el espacio público, pero en materia de criminalidad y seguridad ciudadana, no cumple con el objetivo y con la necesidad; mucho menos de esta ciudad”, explica el Secretario Manuel Villa Mejía.
Las pruebas piloto y en territorio fueron contundentes entre 2022 y 2023. Mientras las cámaras LPR (de reconocimiento de placas), de las cuales hay 549 en la ciudad, eran claves, por ejemplo, para la recuperación de unas 3.000 motocicletas hurtadas y casi 500 carros, los “RoboCop”, eran usados para vigilar puntos críticos donde se arrojaban basuras y escombros.
“De “RoboCop” no tiene nada, si tiene algo, tiene la mitad de la palabra. Literalmente, como funcionan muchas partes del mundo es un evento, se pone, pero para el evento propio hay vigilancia y hay quien está utilizando la cámara para ver lo que pasa”, complementa el Secretario.
Lo cierto es que el tema de la inversión de casi 5.000 millones de pesos, generó la apertura de una investigación disciplinaria por parte de la Personería de Medellín que involucra a la Empresa de Seguridad Urbana (ESU) y a la Secretaría de Seguridad, como administrador de los equipos. Este mismo proceso hace parte del paquete de más de 501 hallazgos que el Alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, ha entregado a las autoridades competentes para su investigación y después de lo que él mismo llamó una “auditoría forense” en la que se revisó con lupa cada despacho de la administración pasada de Daniel Quintero Calle.