Durante seis meses, Diego, un motero rionegrero vivió la aventura de su vida, recorriendo más de 20,000 kilómetros desde Colombia hasta Ushuaia, el fin del mundo, en la Patagonia junto a su fiel Vespa de 1995.
El viaje, que inició el 1 de diciembre de 2020, fue meticulosamente planeado. Con un objetivo claro: llegar a la Patagonia antes del invierno austral porque “las rutas se cierran en invierno y las bajas temperaturas hacen imposible viajar en moto”. De esta forma,cruzó cinco países en solo dos meses.
“Dos años antes empecé a averiguar la ruta, a organizar, a juntar dinero, a organizar la moto. Al ir preparando todo y para aventurarme porque es digamos la meta como de todo motero, cruzar la Panamericana va desde Alaska hasta Ushuaia, yo lo hice desde Colombia, obviamente hasta Ushuaia”, comentó el viajero.
Y en cuanto a los retos económicos, tuvo que hacer bastantes sacrificios para poder sostener su viaje.
“Hice con fondos propios. Vendí todo lo que tenía, tenía un negocio, una pizzería con 15 años de funcionamiento. La vendí y con ese dinero, digamos, me fui, organicé mi moto y me fui a recorrer Sudamérica. Me llevé obviamente la tarjeta de crédito también. Yo pertenezco a una red de moteros que se llama la red Mi motoayuda internacional. Yo recibo en mi casa hace mucho tiempo viajeros que vienen recorriendo Suramérica en moto y así como yo los recibo a ellos, ellos me recibían a mí en el camino”, explicó Diego.
Uno de los mayores retos de la travesía en moto desde Colombia hasta Ushuaia no fue solo la distancia o las condiciones climáticas, sino garantizar que una Vespa italiana de 1995 completara el recorrido sin contratiempos insalvables.
“La Vespa es una moto italiana, de dos tiempos, y no es muy comercial en muchos países de Sudamérica“, explicó el motero colombiano que llevó a cabo esta hazaña. Ante la dificultad de encontrar talleres especializados y repuestos en el camino, especialmente en zonas remotas como la Patagonia o el desierto peruano, la preparación mecánica fue clave.
“La mayor parte de mi equipaje estaba compuesto por herramientas y repuestos. En este tipo de rutas, uno tiene que estar listo para cualquier emergencia, porque en lugares como la Patagonia hay trayectos de cientos de kilómetros sin estaciones de servicio ni talleres.
Encontramos talleres de Vespa en Ecuador, en parte de Argentina, en Bahía Blanca, en Buenos Aires, en Rosario, pero ya una vez que arrancás y agarrás la Patagonia, no se vuelve a ver ningún tipo de ayuda de para este tipo de talleres, ¿entonces? Es complicado porque hay trayectos de 300-400 km donde no tienes absolutamente nada. Ni una estación de gasolina, ni quién te de una mano, ni una casa ni absolutamente nada. Entonces hay que viajar con bidones de gasolina extra. Viajar muy preparado para para para esta ruta, que es bastante, bastante extrema”, dijo el motero.
Desde el día uno que Diego salió, siempre se le topó por el camino una anécdota diaria que hicieron su viaje aún más nutrido. “Todos los días hay algo importante, algo que te llame la atención. Los paisajes y los lugares son magníficos, paradisíacos todos”.
Entre los varios sucesos, en Bolivia, por ejemplo, un desconocido le ofreció comida en un pueblo durante el Viernes Santo, mientras que en Paraguay descubrió una histórica conexión entre su país y los habitantes locales, quienes aún recuerdan con gratitud un gesto solidario de Colombia tras la Guerra de la Triple Alianza en el siglo XIX.
“Paraguay es un país del que digamos no esperaba absolutamente nada porque no tenía como mucho conocimiento. Me encontré con los que nos tienen un gran amor a los colombianos y eso me impactó demasiado.
Me puse a indagar, a averiguar un poquito de historia, a hablar con los paraguayos, a mirar de dónde venía tanto amor. Y me encontré con una historia bastante linda. Y es que en el año de 1876 se dio la guerra de la triple Frontera.
Fue una guerra donde Brasil, Argentina y Uruguay atacaron a Paraguay.
Sobre el tema, Diego, señaló, “el presidente de los Estados Unidos de Colombia para esa época eran los Estados Unidos de Colombia. Eustasio Rivera sacó un decreto en el que decía que, si por efectos de la guerra los paraguayos llegaban a quedar sin territorio, inmediatamente los paraguayos que desearan podían convertirse en colombianos adquirir la nacionalidad de colombianos. Este gesto del presidente en esa época fue bastante, bastante agradecido y es bastante agradecido y recordado en la actualidad por Paraguay.
Recorrer Sudamérica en una moto vespa no fue solo un desafío físico y logístico, fue un viaje al alma, una experiencia le tomó dos meses para ir y cuatro para regresar.
En definitiva, fue un viaje que Diego jamás olvidará y cuyas experiencias espera plasmar en un libro para el primer semestre del año 2025.