Un conductor de una aplicación nos cuenta en detalle cómo es su día y cómo se trabaja con estas plataformas en Medellín
El pasado 28 de febrero murió una joven mujer en un accidente de tránsito en Medellín. Los medios reportaron que iba como parrillera en una moto que había pedido a través de una aplicación. De inmediato se habló del auge de estas aplicaciones. En la ciudad es cada vez más habitual que la gente tome este transporte, que además es absurdamente más barato y más rápido que un taxi o un carro. Según la empresa Picap, el ahorro en tiempo de sus usuarios es de un 60 por ciento en comparación con un viaje en carro.
En Exclusivo Colombia hablamos largamente con un conductor de Didi Moto, otra de las empresas que, pese a ser ilegal, prestan el servicio de moto taxi en Medellín.
El conductor es un hombre de mediana edad, experto en ventas y con larga trayectoria en empresas privadas. Prefiere no dar su nombre, pero relata en detalle cómo es manejar moto ocho o más horas en el valle de Aburrá.
Nuestro protagonista trabajó hasta hace seis meses en una empresa, hasta que le desmejoraron las condiciones laborales y no tuvo de otra que irse. Empezó a mandar hojas de vida, pero se encontró con un obstáculo que no había calculado: su edad. En un proceso de selección, sin ningún tacto, le dijeron que era muy viejo; coloquialmente, muy cucho, y que para ese cargo estaban buscando hombres jóvenes, de máximo 35 años.
Acababa de comprar una moto. Un amigo le dijo que se metiera a Didi y él contestó, con ingenuidad, que no tenía carro. El amigo lo convenció de que Didi Moto podía ser una posibilidad. Y así, un día, más movido por la necesidad de moverse que otra cosa, salió desde Titiribí, donde vive, a recorrer las calles de Medellín. No fue fácil adaptarse a manejar desde las 6:00 de la mañana, cuando el frío agarrota los dedos, hasta terminar en la tarde, a veces bajó un sol abrasador o una lluvia insolente.
¿Es rentable?
Picap dice que sus conductores pueden hacerse hasta 4.5 millones en un mes, es decir, casi tres salarios mínimos. Suena atractivo, claro, pero no se menciona que hay que correr el riesgo de andar por las calles de una ciudad hostil con los motociclistas. El año pasado, por ejemplo, murieron 149 motociclistas en Medellín.
Didi, por su parte, advierte que sus conductores pueden ganarse 3,5 millones. Nuestro conductor dice que eso es demasiado y que tal vez algunos logren esa cantidad, pero trabajando más de 12 horas al día: “El problema es que las carreras son demasiado baratas. Por ejemplo, yo cojo una carrera que dura 20 minutos, pero a eso le tengo que sumar el tiempo de llegada para recoger al usuario y la espera, pues muchas veces lo hacen esperar a uno. Termina siendo una carrera de 40 minutos por la que uno cobra 4.600 pesos”.
Según el periódico La República, estas aplicaciones prestan servicio a unas ocho millones de personas en el país. Lo que más influye, claro, es el costo de las carreras, que muchas veces es irrisorio. “Una vez hice un viaje desde Plaza Mayor a la 65 y, cuando descargué al pasajero, el sistema me indicó que el costo era de 920 pesos”, dice nuestro entrevistado.
¿Entonces, cuántas carreras hay que hacer en un día para librar los gastos de la moto y sacar algo de ganancias? El conductor dice hay que darle parejo desde la mañana y tomar la mayor cantidad de viajes posibles. Muchas veces son más de treinta y hay que echar mano a unos bonos de ayuda que las empresas ofrecen a sus afiliados.
Hay que decir, también, que para trabajar con estas plataformas no se necesita más que una moto, una licencia de conducción y un SOAT vigente. “No es más. Uno manda los papeles por internet y en menos de 48 horas le dicen que ya puede empezar a trabajar”, dice el conductor.
El trabajo en estas plataformas, hay que decirlo sin ambages, es igual al que hacen muchos mototaxistas en los pueblos. Trabajan igual, llevando gente de un lado a otro en una moto, optando por un sustento de vida que haga frente al desempleo y la falta de oportunidades. Estos conductores, al igual que los mototaxistas, son informales y las empresas ni siquiera les piden seguridad social. En caso de accidentes, las empresas se lavan las manos y los dejan solos: “En un accidente se jode uno, porque lo pueden demandar y esto es ilegal”.
Aún sabiendo esos riesgos, nuestro conductor decide salir cada mañana a recorrer las calles en busca de usuarios. ¿Por qué lo sigue haciendo, a sabiendas del riesgo tan alto y los réditos tan bajos? La respuesta es la falta de oportunidades para una persona mayor de 50 años: “Yo sigo buscando trabajo, pero no se me ha dado. Esto es muy duro, de verdad, y las plataformas no valoran a los conductores. Los precios son demasiado bajos y se privilegia únicamente al usuario”.
“Hágale rápido”
Además del beneficio económico, los usuarios apelan a las motos por la rapidez. “El servicio se mueve mucho por la mañana. Lo piden principalmente mujeres que van de afán y exigen que uno vaya rápido”, comenta el conductor.
Como dice el dicho, de todo se ve en la viña del señor. Nuestro entrevistado ha tenido que transportar a universitarios y a personas de más de 70 años. Una vez le pidieron un servicio con perro a bordo, y así lo hizo. Muchos usuarios entablan conversación con el conductor, como si de un taxi se tratara, y hacen que el viaje sea más agradable.
Es tal el auge de estas plataformas que en Medellín ya hay un gremio de mototaxistas. Entre ellos se identifican y desayunan con frecuencia en una panadería por la carrera 65, cerca a la Terminal del Sur: “Hay algunos que hablan mucho y dicen que ya se van para la casa, que se hicieron tanta plata. Es como en todos los gremios, hay gente aburridora”.
Sobre el nuevo gremio, dice nuestro conductor, hay un estigma. Cuenta que algunos usuarios son groseros o despectivos:“Consideran al conductor como algo inferior (…) aunque también hay que decir que algunos colegas van mal presentados, con motos mal tenidas y cascos sucios”.
La clave del éxito, dice el conductor, tiene que ver con la atención al usuario. Por ejemplo, lavar el casco cada dos o tres horas; para ello carga siempre un trapo húmedo con Soflán. “Hay que ser profesional en lo que sea que uno haga”, agrega.
Medellín, sin pensarlo y gracias a las tecnologías, se llenó de mototaxistas, algo impensado hace 10 o 15 años. Hay un nuevo gremio, con necesidades insatisfechas, que seguro seguirá creciendo a la par del caos vial de la ciudad.