Salomé González tenía el futuro en sus manos. A sus 21 años estaba a punto de cumplir su sueño de participar en la primera Vuelta a Colombia Femenina. Sin embargo, un grave accidente la dejó al borde de la muerte y, desde entonces, su vida jamás volvió a ser la misma. Los sueños rotos y una lucha diaria por aceptarse, es ahora, su realidad.
Salomé González era una joven apasionada por el deporte y estaba a punto de cumplir un gran reto. Con apenas 21 años, se preparaba para competir en la primera Vuelta a Colombia Femenina, en 2010. Era una meta que la llenaba de emoción y expectativa. Sin embargo, la mañana de un sábado hubo un giro inesperado que cambió su vida para siempre “yo salí muy temprano a entrenar en mi bicicleta desde Almendros de la 33 de Medellín hasta Fredonia y cuando estaba llegando a ese municipio, un carro en contravía me levantó. No pude maniobrar nada, todo fue muy rápido y de la nada cuando despierto, me doy cuenta que estoy en el hospital, sin poder hablar ni ver”, relató Salomé.
Eran las dos de la tarde cuando fue atropellada. El conductor, presuntamente responsable del aparatoso accidente, no detuvo su marcha para auxiliarla. En lugar de enfrentar las consecuencias, huyó del lugar y dejó atrás un escenario de caos y dolor.
“Según me contaron los vecinos porque yo estaba inconsciente, ellos fueron quienes me socorrieron porque el individuo no paró. A él lo lograron ubicar después. Lo peor fue que el accidente ocurrió a las dos, me trasladaron al hospital Santa Catalina de Fredonia, pero no me hicieron nada porque el ortopedista no estaba. Así que me trasladaron para Medellín y llegué a las siete de la noche. Ese día, las vías el suroeste antioqueño eran un caos, todo estaba colapsado porque Uribe estaba de visita en esa zona por esa época”, comentó la joven deportista.
La gravedad del accidente fue tal que Salomé González tuvo que ser inducida a un coma que duraría tres meses. Al despertar, enfrentó una dura realidad: ya no podía realizar las actividades cotidianas que antes formaban parte de su vida. Su cuerpo y su rutina habían cambiado para siempre “desperté en septiembre y no podía ver, no podía caminar ni hablar, sólo lloraba y sonreía, era lo único que podía hacer. Me había quebrado el fémur y húmero izquierdo, además de la pérdida de la visión total de mi ojo derecho”.
Con la esperanza de recuperar la fuerza y vitalidad que siempre la caracterizaron, Salomé González inició un arduo proceso de terapias. Sin embargo, pronto se enfrentó a un nuevo obstáculo: el SOAT del vehículo que la atropelló solo cubrió los gastos médicos por un breve período. Ante esto, tuvo que costear su propia rehabilitación, asumiendo no solo el reto físico, sino también el financiero.
“Ese accidente acabó con mi vida, no pude correr la primera Vuelta a Colombia Femenina; yo estaba estudiando una tecnología agropecuaria y tuve que parar mis estudios durante un año y medio. En 2013 retomo mis estudios y tenía que ir a la universidad con una enfermera por las dificultades que tenía hasta para caminar”, señaló Salomé.
El accidente no solo truncó los sueños de Salomé González de convertirse en una gran deportista. En medio de un profunda nostalgia reveló que este episodio destruyó otros anhelos personales como ser madre y encontrar al amor de su vida. “Todo se estropeó. Yo quería casarme, convertirme en mamá y tener una familia feliz“, dice con resignación.
En medio de su difícil proceso, cuenta que interpuso la denuncia penal, pero fue en vano “porque se realizó tarde, faltaba un año para vencerse el plazo. Lo denuncié 10 años después porque fueron 10 años que tardé para volver a hablar y comunicarme de manera normal. Así que se archivó el caso”.
Hoy, 14 años después, Salomé González a sus 35 vive en el barrio Pilarica junto a sus padres y su hermana mayor. Su rutina diaria transcurre en una finca, donde se dedica a recoger, limpiar y empacar huevos. A pesar de los desafíos que ha enfrentado, Salomé asegura que vive la vida paso a paso, sigue yendo a terapias y enfrentando su destino. Su mayor deseo sigue intacto: formar una familia, casarse y tener hijos.