El Alcalde que sobrevivió a la violencia de los 90 y los 2000 en Itagüí
Itagüí llegó a ser la ciudad no capital más violenta del país. En 2009 este municipio llegó a la aterradora cifra de 333 homicidios y a tener más de cinco confrontaciones entre estructuras criminales que hoy parecen solo un mal recuerdo. El Municipio que lidera Diego León Torres Sánchez, tiene hoy las mejores cifras de su historia, pero este mandato apenas comienza.
De la mano de una sistemática gobernanza y del caudal político conservador de más de una década, llegó a principal oficina del Centro Administrativo Municipal de Itagüí un líder comunitario, con más de 45.000 votos y con el padrinazgo, a veces controvertido, del congresista y exalcalde Carlos Andrés Trujillo.
Se trata de Diego León Torres Sánchez, un hombre de cuarenta y tantos años, aficionado a armar figuras de Lego, al anime japonés y, advierte él mismo, sobreviviente de las dos peores épocas de la violencia en Itagüí, en los 90 y entre 2009 y 2010.
Tal vez al ver las cifras de reducción de homicidios que hoy tiene esta ciudad del sur del Valle de Aburrá, pocos darían crédito a las cifras de la Itagüí que en 2009 se convirtió en el municipio no capital más violento del país. En medio de confrontaciones entre grupos delincuenciales de “Calatrava”, “La Unión”, “La Raya”, “El Bolo”, “Santa Cruz”, “El Ajizal” y “El Guayabo”, entre otros, se registraron 333 homicidios, varias masacres y enfrentamientos con armas largas que, como se vivía en Medellín entera, presentaban una zona de guerra.
Según las cifras históricas de Medicina Legal, la confrontación, entre 2009 y 2012 dejó en Itagüí 942 personas asesinadas.
En esa Itagüí, en el barrio la Hortensia, creció el alcalde que lleva cinco meses en el cargo, que hace un consejo de seguridad a la semana, que se pone la gorra de la Policía, sale a los barrios y dice sin temor que “banda que se rearme o grupo delincuencial que aparezca, lo desmantela”.
“Ha cambiado todo. Primero el chip de que Itagüí es una ciudad distinta. O sea que era posible cambiar y transformar la ciudad. Que era posible ya la inversión social en las comunidades. Que era posible que la fuerza pública se hiciera a los barrios. Que es posible que la fuerza pública intervenga, capture y judicialice actores criminales.
Yo soy un ciudadano que vivió y padeció la violencia de Itagüí en los 90s y en los 2000, y la he padecido toda mi vida. Yo soy sobreviviente de la violencia en mi barrio. Mataron muchos de mis amigos de infancia. Grandes masacres como la del porvenir. 10 amigos muertos en un solo día en 1994.
Son imágenes tristes, crueles que me tocó padecer. Vivirlas en carne propia y que no quiero que se repitan. Por eso todos los días trabajamos en planes estratégicos, en investigación judicial, en inteligencia para que la ciudad siga como va, por buen camino”, dice el Alcalde Diego Torres.
El 23 de octubre de 1994, un grupo de hombres armados llegó hasta un sector del barrio El Porvenir, donde estaban reunidos varios jóvenes de la zona, entre ellos, muchos de los habitantes del barrio en medio de una confrontación de las bandas de “El Bolo”, “La Colinita” y “El Porvenir”. Allí fueron acribillados 10 de ellos a tiros y en medio de la reacción policial, fueron detenidos cuatro de los presuntos autores, todos, según el informe de la Policía de la época, pertenecientes a “El Bolo”.
Agrega el informe policial: “en el sector existen dos grupos de milicias populares, las del Pueblo y para el Pueblo y las del Valle de Aburrá, las cuales no están directamente involucradas en esta pugna entre las bandas”. Así, de ese calibre, era la vida en los 90 en estos barrios de Itagüí.
Después de Medellín, Itagüí llegó a tener la mayor cantidad de grupos delincuenciales organizados en Antioquia. Tuvo la sombra de la llamada “Oficina”, con grupos que llegaron a ser clasificados como verdaderas Organizaciones Delincuenciales de primer nivel como “Calatrava” y “La Unión”, en los 90 fue asechado por Milicias Urbanas y por enclaves paramilitares en las zonas semi rurales. Todos los problemas juntos de una gran urbe, en un municipio de poco más de 200.000 habitantes.
“Hoy llevamos cinco homicidios en 2024, que lamento mucho, porque son tragedias y aquí tratamos de proteger la vía de los ciudadanos. El año pasado tuvimos tres homicidios, vamos bien, vamos en iguales condiciones. Del año pasado esperamos sostener la estadística, que es la más baja del país. O sea, sostener una cifra de tres homicidios es una cosa increíble en la ciudad.
Hoy llevamos cinco a cinco meses. Uno mensual, se puede decir en temas de estadística. Lamentamos profundamente esa tragedia. Para mí la vida es sagrada. De los cinco homicidios que han ocurrido este año, los cinco están resueltos. O sea, están esclarecidos. Y es una ventaja porque no permitimos que haya impunidad en nuestro territorio”, explica el mandatario.
¿Qué cambió?
En el Valle de Aburrá se han quebrado todos los indicadores de homicidios y delitos de alto impacto en los últimos 10 años. En buena parte, advierten las autoridades, por el desmantelamiento sistemático de la llamada “Oficina”, que de ser una organización criminal presente y unificada en todos los municipios del área metropolitana, se convirtió en una diáspora de grupos delincuenciales que hoy, precisamente en la Cárcel de la Paz, ubicada en Itagüí, están en un proceso de paz con el Gobierno Nacional, que, no obstante, advierte el Alcalde, desconoce completamente.
“Con la llegada a la alcaldía de Carlos Andrés Trujillo, se trajo una idea clara de darle un nuevo contexto a la ciudad en temas de seguridad, infraestructura y educación. Tres conceptos claves que lo marcaron al en todo su gobierno. yo era oficial mayor del Juzgado Segundo Penal del Circuito de Itagüí, o sea, hacía parte de la estructura de seguridad que tiene el Estado en todo el país y logramos construir una estrategia, yo estuve ahí desde el inicio de la creación de la estrategia de seguridad y de todo lo que tenemos obtenido hasta el momento”, explica el mandatario.
Dice el Alcalde que es un hombre de tenis que anda en las calles escuchando a la gente. Itagüí ya no tiene barrios inaccesibles y los indicadores de seguridad, en cifras planas, solo en 2024 se han realizado operaciones estructurales contra las bandas de “Calatrava” y “El Rosario”, con más de 30 capturas, se han capturado al menos 3 cabecillas o coordinadores delincuenciales. En total 184 capturas en flagrancia y 39 con orden judicial, se han recuperado 61 motocicletas hurtadas y 18 automóviles.
Más allá de los números, el municipio de Itagüí tiene una percepción positiva de la recuperación en seguridad, aunque los ciudadanos, valga decirlo, se quejan por los hurtos en todas las modalidades. La extorsión es otro de los flagelos que en este municipio ha tenido atención.
“Entonces los hurtos que más nos mandan es… Se me robaron el computador del carro, se me robaron el retrovisor. O sea, hurto de oportunidad. ¿Y qué tipo de extorsión hay? La extorsión de boleteo y de cárcel, muchas llamadas de cárcel, llamando precisamente el tío, la tía, pedir plata, es como la dinámica que tenemos dentro de Itagüí, por tener una gran actividad comercial”, explica Torres.
Apenas comenzando el mandato es apresurado decir que son resultados inminentes, pero advierte Diego Torres, el trabajo se realiza de la mano de las autoridades y con la ayuda de la tecnología, más de 660 cámaras en circuito de vigilancia, la Policía y la Secretaría de Seguridad, a cargo de un reconocido expolicía, Rafael Otálvaro. Itagüí no es la misma de hace 10 o 20 años, eso si está claro.
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