Habla el Coronel Carlos Martínez, comandante de la Policía de Antioquia. Narró detalles del rescate de un antioqueño que fue secuestrado por una célula fundamentalista en Israel, su paso por las direcciones de Investigación Criminal e Inteligencia. Actualmente dirige uno de los comandos de policía en Colombia donde tiene a su cargo cerca de 5 mil hombres y mujeres. También habló de su vida sin uniforme y su familia
Son las 8:00 a.m. y el intenso calor que cubre por estos días a Medellín se hace notar. Llegó la hora de la entrevista y un periodista de Exclusivo Colombia ingresa a la oficina del oficial que tiene a su cargo más de 5 mil policías en Antioquia. Está rodeado de hombres y mujeres que trabajan a toda marcha para entregarle con detalle cada novedad de la seguridad en los cerca de 100 municipios y 42 corregimientos que están bajo su responsabilidad. La instrucción es clara: solo tiene 30 minutos para atender al reportero porque a su agenda del día no le cabe un compromiso más.
No le gusta hacerse esperar. A la hora pactada se desconectó de su agenda nacional y recibió al periodista, con un apretón de mano. Todo el tiempo está de buena actitud, pese al estrés que podría causarle su responsabilidad. Es un observador detallado, tanto así, que siempre mira a los ojos a quien se dirige a él.
En su oficina, tiene un cristo y la imagen de Jesús. Dice que ser creyente es personal y para él significa “hacer el bien”. Antes de comenzar el diálogo, sus hombres le entregan los últimos informes del balance de seguridad de enero que debe entregarle en las próximas horas al gobernador de Antioquia y no hay lugar para errores en las estadísticas.
Se trata del Coronel Carlos Martínez, el comandante del departamento de la Policía de Antioquia. Quizás para la opinión pública es uno de los tantos oficiales que aparece en televisión dando la cara en situaciones adversas como asesinatos, atentados, desplazamientos o resultados importantes como grandes operaciones contra los grupos armados, pero lo que muchos desconocen es su preparación.
Martínez nació en Bogotá, tiene 47 años y antes de cumplir la mayoría de edad se convirtió en policía “yo soy un policía más, de los cerca de 176,000. Ya llevamos 29 años desde que ingresamos, desde que era niño soy policía, desde los casi 15 años, casi los 16”.
Es administrador policial, estudió ciencias policiales y administración superior de seguridad pública, en el ministerio del interior (Ambos en Chile), cursó una especialización en gerencia estratégica, es técnico profesional en policía judicial y su hoja de vida certifica múltiples cursos, entre ellos de estrategia, operaciones y prospectiva, con la Unión Europea, particularmente con Europol y Agencias Federales como El FBI, La Agencia Central de Inteligencia, y el Servicio de Seguridad de Inteligencia Canadiense.
En la época más aguda del conflicto armado en Colombia se abrió paso con importantes misiones y su carrea surgió a partir de dos especialidades: su primera unidad fue en la dirección de Investigación Criminal o Policía Judicial, luego llegó con el grado de capitán a la dirección de Inteligencia, donde trabajó cerca de 15 años. Agregó que este último se convirtió en un reto desafiante, peligroso y que enfrentó a la delincuencia con las hábiles estrategias que todos los días quedaron al descubierto por un selecto equipo de investigadores que lideró.
En este cargo, dice, participó en muchas operaciones contra el delito, también tuvo como misión ubicar personas requeridas en varios continentes del mundo, aportando a esclarecer casos como feminicidios de colombianas en Ecuador y Paraguay, pero narró una historia sin precedentes que le midió su capacidad como policía y ser humano “fue el caso de un joven de Rionegro que había sido reclutado por una célula fundamentalista, estaba de vacaciones en Israel, pero radicado en Europa. De un momento a otro se perdió. La familia perdió contacto con él y gracias a la cooperación internacional, al método de verificación y al trabajo de la policía logramos rescatarlo, ubicarlo y traerlo de nuevo. Nunca lo conocí, nunca hablé con ellos. Quedó en la historia el recuerdo para la familia. Son muchos casos así que le llenan a uno el corazón como policía, de poder servir”.
Cuenta que su carrera le ha permitido trabajar con policías de varios países y demostrar con hechos que “la policía de Colombia es una institución del primer mundo de las policías… es una policía preparada y capacitada”. Trabajó como jefe de la Oficina de Asuntos Internacionales y luego como jefe de INTERPOL. Pero aquí no termina su ciclo, la vida le trajo otra misión: fue designado como comandante de la Policía de Antioquia.
Aunque su día a día está marcado por una compleja agenda que le exige estar casi las 24 horas conectado con la realidad de la seguridad en Antioquia, todo puede cambiar en minutos. Dice que, si hay alguna novedad con los habitantes del departamento que exija su presencia, la orden es cancelar los compromisos institucionales y cumplir su deber con el ciudadano “Antioquia tiene complejidades, pero tiene más oportunidades. Todas las formas de delito se pueden presentar aquí, pero hay algo muy significativo que desde el primer día lo sentí: es la valoración, el respeto y el cariño que se tiene hacia el policía. Aquí el policía independiente de donde esté o el grado que ostente, es visto como una figura única de servir y proteger”.
Quedan pocos minutos para terminar la entrevista y el tiempo se agota, pero llegó el momento de hablar de su otra cara, esa que muy pocos conocen, la de un exitoso policía sin uniforme. El coronel Martínez reveló que su vida no sería feliz sin su familia y sin el inmenso cariño y apoyo de sus seres más queridos, a quienes les ha recompensado con su ejemplar trabajo la distancia que exige su profesión. Contó en Exclusivo Colombia que es casado hace 23 años y su esposa trabaja en el sector público. Tiene dos hijos: Santiago de 20 años, quien eligió ser administrador y está en la etapa final de su carrera profesional y Sergio de 13 años, quien actualmente se encuentra cursando el bachillerato.
Hablar de ellos le produce alegría, lo dicen sus expresiones. Reveló que, además se ser un policía con experiencia en altos cargos y delegaciones internacionales, es un enamorado de la cocina “cuando tengo la oportunidad de estar con mis hijos, el día comienza temprano, les preparo el desayuno ¡me encanta! es una forma de hacer algo diferente… Bueno, yo soy creativo en la cocina, tomo varios elementos. Vamos a la iglesia, hacemos deporte, vamos a cine, visitamos a mi mamá, casi que es un tema mandatorio en mis visitas a Bogotá. Cada 50 días nos encontramos”.
Agrega que quitarse el uniforme le recuerda todos los días que es un ciudadano más que debe cumplir la ley, hacer fila y respetar al otro, como así le ha enseñado a sus hombres y mujeres, a quienes los trata como su familia. Tiene un profundo cariño por los animales, aunque en su casa ya no hay porque uno de sus hijos sufrió una situación de salud y los dos gatos que adoptaron tuvieron que ser entregados a una familiar para que se hiciera cargo de ellos, pero en su lugar de trabajo hay otro personaje especial: se trata de Tedy, un perro que fue abandonado en la puerta del comando y que él decidió adoptar como la mascota que hoy se pasea con libertad y recibe todo el cariño y la compañía que sus propietarios quisieron omitir.
Periodista: ¿Qué lo hace sonreír y que lo hace llorar?
Coronel Carlos Martínez: “lo que más me alegra y lo que más genera una sonrisa es ver el verdadero rostro de un buen policía, eso me da mucha alegría, ese policía que vive para la policía y no de la policía. Y lo que trae lágrimas y sentimientos: cada vez que un policía pierde la vida”.
Periodista: cuándo hablan de corrupción en la policía ¿Usted que piensa?
Coronel Carlos Martínez: “la corrupción es inaceptable en la actividad de policía, aquí hay una libertad de pensamiento, la policía puede tener errores. Nosotros somos una institución de control, usted puede ir en su carro y puede exceder los límites de velocidad y aplicar una sanción social, lo mismo en un procedimiento de un cierre o detención. Yo invito a las personas a que cualquier acto incorrecto de un policía sea denunciado. Yo ofrezco una excusa en el momento que haya un comportamiento indebido de algún funcionario y que entiendan que esto no es un tema generalizado, son comportamientos individuales”.
Periodista: ¿Qué piensa del rol de la mujer en la policía?
Coronel Carlos Martínez “Yo siempre he preferido tener mujeres dentro del grupo cercano ¿En qué sentido? Son personas que tienen un sentido amplio de responsabilidad dentro de la organización, que tienen una visión clara de las cosas . En el grupo de seguridad que me acompaña también hay mujeres… Cada vez, la participación de la mujer es más importante en la sociedad”.
Ya no hay más tiempo de responder preguntas, el Coronel tiene la agenda medida y su equipo le recuerda que tiene 15 minutos para llegar a la Gobernación de Antioquia. El periodista de Exclusivo Colombia acepta acompañarlo a cumplir su agenda y durante el recorrido, el alto oficial cuenta que “vamos a la gobernación, hoy tenemos dos temas de agenda, el primero es una rueda de prensa con el balance del primer mes en materia de seguridad y convivencia, un mes muy importante con resultados, es el trabajo de los policías, capturas, incautaciones y, lo más importante, es aportar a salvar vidas, es un factor importante del servicio de la policía”.
Periodista: ¿Le da temor la amenaza de los grupos armados en contra de la población?
Coronel Carlos Martínez: “hay que ser disciplinado y respetar el cargo y la profesión. En Antioquia los 5 mil policías que tengo el honor de liderar, todos ellos están en los territorios, desde luego uno entrega mucha parte de su vida a Dios. Se confía en el trabajo que se hace en el territorio por los hombres y mujeres policías. Yo les digo siempre que cuando alguien es capturado en ese momento sigue siendo persona y tiene derechos, así que hay que tener respeto por la profesión y el respeto por la profesión y las personas son garantía de seguridad”.
El coronel Carlos Martínez cumplió con su agenda, se reunió con el gobernador de Antioquia, regresó al comando, atendió todos los pendientes y después de una intensa jornada, salió con la misma sonrisa con la que madrugó. Y aunque volvió al comando, debe estar listo para cualquier eventualidad que exija su presencia. Sus hijos y su esposa al final del día esperan una llamada y poder hablar.